La desigualdad inmunitaria en cualquier lugar paraliza el progreso económico en todas partes. En África, menos del 5% de la población ha recibido la pauta completa contra la covid-19

Mientras algunos continentes se preparan para administrar una dosis de refuerzo, en los hospitales y en las clínicas de la mayoría de los países africanos persisten las colas porque los gobiernos tienen dificultades para obtener vacunas contra la covid para sus ciudadanos. Es descorazonador ver que a mediados de septiembre habían recibido la vacuna menos del 5% de los africanos en edad de vacunación. África se está quedando tan atrás porque, como ha señalado, con razón, John Nkengasong, director de los Centros Africanos para el Control de Enfermedades, “África está experimentando una hambruna de vacunas”.

Ante la despiadada competencia mundial, que ha provocado que algunos países acumulen más del triple de la cantidad que necesitan, al continente africano le resulta difícil acceder a vacunas suficientes. La OMS calcula que las dosis contra la covid-19 desperdiciadas por algunos países permitirían vacunar a toda la población diana de Mauritania, Liberia y Gabón.

Abordar la desigualdad en la vacunación no solo es cuestión de solucionar la hambruna de vacunas en África, sino principalmente garantizar una rápida recuperación mundial de la pandemia. Sabemos que el coronavirus seguirá propagándose y mutando entre las poblaciones no vacunadas, y eso posibilitará la aparición de variantes más virulentas, como la Delta. En el acto Una vacuna para todos, organizado recientemente por el programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Ngozi Okonjo-Iweala, directora general de la Organización Mundial del Comercio, exigía acceso preferencial a suministros de vacunas contra la covid-19 para los países africanos.

 

Este acceso debe declararse bien público mundial, porque en esta pandemia nadie estará seguro mientras no estemos todos seguros. Hasta la fecha, 18 países africanos han utilizado ya más del 80% de las vacunas recibidas con el programa COVAX, y otros ocho han agotado ya sus existencias.

El acceso a inmunización contra la covid-19 es también una cuestión de asequibilidad. Los países africanos pagan significativamente más que los compradores de Europa o Asia por los mismos fármacos. Mientras que las naciones africanas de bajos ingresos dedican el 0,69% de su PIB a la adquisición y distribución de las vacunas, las economías de rentas altas dedican menos del 0,05%. De manera desproporcionada, la pandemia también ha ralentizado la actividad económica, provocado la pérdida de puestos de trabajo e interrumpido el comercio en todo el continente, lo que ha dado lugar a un espacio fiscal gravemente constreñido que dificulta a dichos países la compra, el almacenamiento, la distribución y la administración de vacunas contra la covid-19.

Los países africanos pagan significativamente más que los compradores de Europa o Asia por los mismos fármacos

En el acto organizado para reivindicar Una vacuna para todos, el presidente de la República Democrática de Congo, Felix Tshisekedi, explicaba que los Centros para el Control de Enfermedades africanos han creado el Equipo Africano para la Adquisición de Vacunas contra la covid-19, que está preparando el reparto de 400 millones de dosis por toda África a lo largo del próximo año. Esta iniciativa ha sido posible gracias a un crédito de 2.000 millones de dólares (algo más de 1.700 millones de euros) proporcionado por el Banco Africano de Importación y Exportación. Las instituciones africanas están asumiendo el reto sin esperar la ayuda. El continente se está moviendo para liderar y acelerar la recuperación tras la covid-19, una buena señal de que África quiere tomar el control de su presente y de su destino.

África necesita socios estratégicos que trabajen junto a sus gobiernos e instituciones para obtener resultados con rapidez. Aplaudimos la alianza entre la UE y Estados Unidos, anunciada en la cumbre sobre la vacunación organizada recientemente por el presidente Biden en paralelo a la 76ª Asamblea General de Naciones Unidas, para proporcionar otros 500 millones de dosis donadas por Pfizer a países de ingresos bajos a lo largo del próximo año. Iniciativas como esta deben trabajar con y a través de las instituciones africanas, que ya han conseguido considerables avances en lo que respecta a la igualdad en el acceso a las vacunas.

Para alcanzar los objetivos de vacunación, los países africanos necesitarían aumentar significativamente su ritmo de administración de dosis. Gran parte de esta solución radica en que África construya sus propias instalaciones de producción. Países como Mauricio, Senegal y Sudáfrica están ya dando pasos en la buena dirección para aumentar el suministro. Se espera que los nuevos instrumentos que facilitan el comercio dentro del mercado único africano, como el Área Continental Africana de Libre Comercio, puedan proporcionar un entorno adecuado que permita la producción de vacunas en África.

No hacer nada no es una opción, y dejar que las cosas avancen a su propio ritmo no proporcionará resultados

La desigualdad inmunitaria en cualquier lugar paraliza el desarrollo económico en todas partes. La sección de investigación y análisis de The Economist calcula que el hecho de no abordar la desigualdad en la vacunación en las regiones de bajos ingresos como África, le costaría a la economía mundial 2,3 billones de dólares en los próximos cuatro años. Mutaciones mortales, como la variante Delta, amenazan la vida y el sustento de millones de personas en África y en otras partes, devolviéndolas a la pobreza extrema y dificultando aún más la recuperación de los países. Citando al secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, “la igualdad en las vacunas es la mayor prueba moral a la que se enfrenta la comunidad global”.

El acto Una vacuna para todos organizado por el PNUD sonó como un toque de clarín. No hacer nada no es una opción, y dejar que las cosas avancen a su propio ritmo no proporcionará resultados. Como observó astutamente Achim Steiner, administrador del PNUD, la igualdad vacunal “no solo proporcionará una rampa viable para salir de la pandemia, sino que también permitirá a los países africanos disponer del espacio fiscal y político necesario para desarrollarse de una manera diferente”.

El mundo afronta una compleja emergencia para el desarrollo. Poner fin a la pandemia mundial depende de que se logre rápidamente la equidad vacunal en África. En el PNUD colaboramos con los países africanos y los aliados en el desarrollo para aumentar el suministro de vacunas en todo el continente, mejorar su asequibilidad y facilitar la distribución y la administración. Lo hacemos porque creemos que proporcionar “Una vacuna para todos” ofrece a cada africano, y a la comunidad mundial, una dosis de vida.

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