El primer mapa del cáncer de España y Portugal muestra enigmáticos patrones a ambos lados de la frontera

El atlas revela manchas rojas de exceso de riesgo de muerte compartidas por los dos países, pero también destapa una aparente barrera entre los Estados en algunos tumores

 

El primer mapa de la mortalidad por cáncer en España y Portugal ha revelado enigmáticos patrones a ambos lados de la frontera. En algunos tumores, como los de mama, esófago y laringe, las manchas rojas que indican un exceso de riesgo atraviesan la raya imaginaria entre los dos países y sugieren factores compartidos. En otros cánceres, sin embargo, la frontera parece una barrera impermeable, como ocurre con los tumores de pulmón, próstata, vejiga y estómago. Decía el escritor José Saramago, máximo defensor de la unión de España y Portugal, que “las vidas son como los cuadros, conviene siempre mirarlos cuatro pasos atrás”. Esta es la primera vez en el mundo que un atlas del cáncer incluye municipios de dos países vecinos, según sus autores.

El mapa ibérico del cáncer —coordinado por investigadores del Centro Nacional de Epidemiología, en Madrid, y del Instituto Nacional de Salud Doctor Ricardo Jorge, en Lisboa— muestra los riesgos de morir por una decena de tumores en cada municipio, tras analizar datos de 840.000 fallecimientos registrados entre 2003 y 2012. El atlas presenta riesgos relativos, no absolutos. Si el promedio del total de poblaciones es, por ejemplo, 20 muertes anuales por un determinado tumor por cada 100.000 personas, un incremento del riesgo del 50% en un municipio se traduciría en 30 fallecimientos. Como la edad es uno de los principales factores de riesgo para sufrir un tumor y hay poblaciones muy envejecidas, las tasas están ajustadas: son las que se registrarían si el municipio tuviera la misma estructura por edad que la población ibérica de referencia. El epidemiólogo Pablo Fernández Navarro, coordinador de la parte española, afirma que los patrones observados “sugieren la existencia de factores ambientales importantes”.

 

Cáncer de pulmón

El de pulmón es el cáncer que más mata a ambos lados de la frontera. El patrón geográfico es muy claro, sobre todo en los hombres. Las regiones con mayor exceso de riesgo están en Extremadura y en la parte occidental de Andalucía y Castilla-La Mancha. Más del 23% de los hombres en España fuman a diario, frente a apenas un 16% de las mujeres, según la Encuesta Europea de Salud de 2020. Y Extremadura es precisamente la comunidad con mayor porcentaje de fumadores: uno de cada cuatro ciudadanos consume tabaco todos los días. La tasa de mortalidad por cáncer de pulmón en los hombres de la provincia de Badajoz alcanza los 62 fallecimientos por cada 100.000, casi el doble que en Segovia, según los datos de 2020. El menor riesgo observado en Portugal tiene una explicación clara: el 20% de los adultos españoles fuman, frente a poco más del 11% de los portugueses, según los últimos datos de la oficina estadística de la UE.

El último atlas español de mortalidad, con datos barrio a barrio de 26 ciudades, ya certificó el año pasado que la desigualdad económica es uno de los principales factores determinantes de la salud. Los bajos salarios y el desempleo están asociados a una peor alimentación, a la falta de actividad deportiva y, sobre todo en los hombres, a un mayor consumo de alcohol y cigarrillos. La Organización Mundial de la Salud calcula que el 40% de los tumores se pueden evitar, por ejemplo con políticas que promuevan hábitos saludables y penalicen el tabaco, las bebidas azucaradas y la comida basura.

Cáncer de mama (solo en mujeres)

El cáncer de mama es el más diagnosticado en las mujeres y el segundo que más las mata, tanto en España como en Portugal. Los investigadores han detectado un patrón de exceso de riesgo que trasciende la frontera en el suroeste de la península Ibérica. Entre los factores que influyen en este cáncer figuran el tabaquismo, ciertas terapias hormonales durante la menopausia, algunos anticonceptivos orales y ser madre por primera vez después de los 30 años de edad, además de la obesidad y el consumo de alcohol.

 

Marina Pollán, directora del Centro Nacional de Epidemiología y coautora del atlas, subraya que los mapas no muestran la incidencia de un tumor en un municipio, sino el riesgo de muerte, por lo que un alto riesgo podría significar por ejemplo que en ese pueblo se fuma más y hay más casos, pero también podría tener que ver con una peor asistencia sanitaria. La supervivencia al cáncer de mama es muy alta, mayor del 85%, por lo que algunas manchas rojas podrían estar relacionadas con un peor acceso a unidades de radioterapia o con una menor detección precoz del tumor. “Los patrones geográficos ayudan a generar nuevas hipótesis, tanto sobre las causas de un cáncer como sobre su manejo clínico”, señala Pollán. La tasa de mortalidad provincial por cáncer de mama rondó las 19 muertes por cada 100.000 mujeres en Huelva y Cádiz en 2020, más del doble que en Guadalajara.

Cáncer de próstata

 

El riesgo de muerte por cáncer de próstata es sorprendentemente diferente a ambos lados de la frontera entre España y Portugal. El tumor es el más diagnosticado en los hombres y el tercero que más los mata en ambos países, pero solo en Portugal se observa un exceso de riesgo por doquier en el atlas. En España, se observan algunas manchas rojas importantes en Asturias, Aragón, la Comunidad Valenciana y, continuando la tendencia portuguesa, en Galicia. Los investigadores sugieren factores genéticos familiares para explicar una parte de esa continuidad observada entre Portugal y Galicia. La tasa de mortalidad por cáncer de próstata en la provincia de Lugo superó en 2020 los 18 fallecimientos por cada 100.000 hombres, casi el doble que en Burgos.

Al estadístico Miguel Ángel Martínez Beneito, de la Universidad de Valencia, le sorprende ver “un efecto frontera” tan claro en algunos tumores, como el de próstata. El investigador, coordinador del último atlas de mortalidad en España, no descarta la existencia de algún artefacto estadístico, un factor desconocido que impida la correcta interpretación de los resultados, como una disparidad de criterios a la hora de codificar la mortalidad en ambos países. Martínez Beneito, que no ha participado en el nuevo mapa del cáncer, explica que en su atlas ya se veía un enigmático efecto frontera entre algunas comunidades autónomas en algunas causas de muerte, como un mayor riesgo de fallecimiento por paro cardiaco en los municipios de Extremadura. “Dentro de España no se aprecian efectos frontera entre comunidades en cáncer. Resulta llamativo ver un efecto frontera tan claro entre España y Portugal en varios tipos de tumores”, apunta.

Cáncer de esófago

 

Hay patrones de mortalidad que trascienden claramente las fronteras. El atlas muestra un exceso de riesgo de muerte por cáncer de esófago tanto en el noroeste de España como en el norte de Portugal, sobre todo en los hombres. Las marcadas diferencias entre sexos apuntan a un mayor consumo masculino de alcohol y tabaco en algunas regiones, aunque los investigadores también señalan otros factores, como el sobrepeso, la obesidad y una escasa ingesta de frutas y verduras. Casi un 20% de los hombres en España beben alcohol todos los días, frente al 6% de las mujeres, según la Encuesta Europea de Salud de 2020.

Cáncer de estómago

El cáncer de estómago es el séptimo que más gente mata en España, pero en Portugal es el tercero. El atlas revela extensas regiones portuguesas con un riesgo mayor, sobre todo en el norte del país. En España, el mayor riesgo se concentra en el interior de Castilla y León. La tasa de mortalidad en hombres varía entre los 13 fallecimientos por cada 100.000 habitantes en la provincia de Segovia y las cinco muertes por cada 100.000 en Santa Cruz de Tenerife, según los datos de 2020 del Centro Nacional de Epidemiología. Los investigadores recuerdan que el principal factor de riesgo para el cáncer de estómago es la infección por la bacteria Helicobacter pylori, un microbio presente en más de la mitad de los españoles, transmitido posiblemente a través de agua y alimentos contaminados.

Marina Pollán recalca que la bacteria es muy común, pero solo genera un tumor en un pequeño porcentaje de los casos. “A medida que una sociedad se desarrolla, la transmisión de esa bacteria es bastante menor y el cáncer de estómago baja. Una hipótesis es que Portugal se ha desarrollado más tarde y esa pendiente de descenso ha empezado antes en España”, afirma la investigadora. Las dietas ricas en salazones y ahumados, y bajas en vegetales, también se han vinculado a la aparición del cáncer gástrico.

Cáncer de colon y recto

El cáncer colorrectal es el más frecuente en España. El atlas muestra claros patrones geográficos para ambos sexos, con un mayor exceso de riesgo de muerte en municipios de Castilla y León, Asturias, Extremadura, Andalucía occidental y la Comunidad Valenciana. En Portugal, aparecen grandes manchas rojas en la región de Lisboa y Valle del Tajo y en el Alentejo, hasta la frontera española. Los investigadores atribuyen los patrones observados a la diferente distribución de algunos factores de riesgo, como el tabaquismo, el consumo de alcohol y las dietas ricas en carnes procesadas, como salchichas y hamburguesas.

La epidemióloga Beatriz Pérez Gómez reconoce que su mapa ofrece más preguntas que respuestas. “Prácticamente en todos los tumores conoces factores que favorecen su aparición, pero en una proporción muy grande de casos no sabes qué es lo que produce el cáncer”, admite la investigadora, coordinadora del departamento de enfermedades crónicas del Centro Nacional de Epidemiología. “Este tipo de herramientas sirve para intentar escarbar. ¿Por qué el riesgo se agrupa en unos sitios y no en otros? ¿Por qué Portugal tiene más que España? Hacemos hipótesis que después se podrán someter a prueba”, explica.

Cáncer de páncreas

El cáncer de páncreas es poco frecuente, pero muy agresivo. El atlas muestra una mancha roja en la costa cantábrica tanto en mujeres como en hombres, con otra gran zona concentrada en Valladolid. El riesgo relativo es menor en Portugal. Los autores recuerdan que el principal factor de riesgo conocido es el tabaquismo, pero subrayan que la distribución observada en hombres y en mujeres es tan similar que sugiere la existencia de otros elementos compartidos por ambos sexos. Además, explican, el patrón geográfico del tumor de páncreas no se parece al observado en el cáncer de pulmón, una enfermedad que sí está totalmente asociada a fumar: alrededor del 90% de los casos están relacionados con el tabaquismo. Los investigadores ponen sobre la mesa otros factores, como la pancreatitis crónica y algunos factores genéticos, además de la obesidad y la diabetes.

Cáncer de laringe

El cáncer de laringe en los hombres es otro de los tumores con patrones claramente compartidos entre España y Portugal. El mapa muestra una enorme mancha roja en el suroeste de la península Ibérica, con otra gran mancha en el norte y una tercera en el noroeste de Portugal que continúa por Galicia. En mujeres, con unas 10 veces menos muertes por cáncer de laringe, los datos son insuficientes para observar tendencias. Marina Pollán es cautelosa. “El alcohol y el tabaco son factores de riesgo del cáncer de laringe. Y cuando ambos coinciden tienen un efecto multiplicativo, pero hay otros factores”, apunta. La exposición laboral al amianto o a productos de combustión derivados del petróleo también se ha asociado al cáncer de laringe. En 2020, la mayor tasa de mortalidad provincial se observó en Palencia, con más de seis fallecimientos por cada 100.000 hombres.

Cáncer de vejiga

El cáncer de vejiga también muestra un extraño patrón, sobre todo en los hombres, con un menor riesgo en Portugal y un exceso al otro lado de la frontera, en Andalucía y Extremadura. Las manchas rojas también se observan en la Comunidad Valenciana, Cataluña, Aragón, La Rioja, Cantabria y Asturias. En el sureste del País Vasco aparece un exceso de riesgo solo en las mujeres. Las diferencias entre sexos sugieren factores de riesgo relacionados con el estilo de vida —como el tabaquismo— o con el puesto de trabajo, según interpretan los autores. El patrón geográfico del cáncer de vejiga es similar al del tumor de pulmón, lo que apoya la influencia de los cigarrillos, aunque también hay diferencias. Los autores apuntan otros factores de riesgo potenciales, como la ingestión de arsénico, un elemento químico emitido por algunas industrias, pero también liberado en procesos naturales, como la erosión de algunas rocas. La tasa de mortalidad por cáncer de vejiga en Cádiz superó los 11 fallecimientos por cada 100.000 hombres en 2020, más del doble que en Ávila. Para el epidemiólogo Pablo Fernández Navarro, el clarísimo efecto frontera observado en los tumores de próstata, vejiga, estómago y pulmón se debe a las “muy grandes diferencias” entre las tasas de España y Portugal, no a artefactos estadísticos.

Leucemia

El atlas muestra áreas de exceso de riesgo de muerte por leucemia que se extienden por el centro de Portugal y Extremadura. Otras manchas rojas aparecen en Cataluña, Asturias y Andalucía. Los autores subrayan que los factores de riesgo son poco conocidos y varían en función del tipo de leucemia. Por ejemplo, se calcula que el 20% de los casos de leucemia mieloide aguda están vinculados al tabaquismo, según el Centro Oncológico Memorial Sloan Kettering, en Nueva York. Los tratamientos previos de radioterapia y quimioterapia también pueden provocar mutaciones en las células que acaben generando una leucemia en un pequeño porcentaje de pacientes, según el centro estadounidense, que recuerda además que la exposición prolongada a altos niveles de benceno en el lugar de trabajo también es un factor de riesgo conocido.

El epidemiólogo Pablo Fernández Navarro destaca el enorme esfuerzo que ha sido necesario para homogeneizar la cartografía y la información de casi un millón de muertes en España y Portugal. Los investigadores tuvieron que discutir incluso si un islote pertenecía a un país o al otro. El trabajo comenzó en 2015 y la publicación de los resultados se ha retrasado hasta ahora por culpa de la pandemia de la covid. El siguiente objetivo es incluir a Francia. “La conclusión del proyecto es que el abordaje internacional es complicado, pero se puede”, sentencia el coordinador español del mapa. “Y ahora se puede hacer investigación”.

FOTO: Los investigadores Beatriz Pérez, Pablo Fernández y Marina Pollán, en el Centro Nacional de Epidemiología, en Madrid.INMA FLORES (EL PAIS)

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