Cinco alimentos que no comerás después de saber cómo se hacen

Dicen que somos los que comemos, pero es realmente difícil saber qué estamos comiendo, cuando la mayoría de los productos que llegan a nuestra mesa han pasado por un proceso en el que se le han añadido ciertos aditivos y conservantes para que el alimento dure más y tenga el aspecto más apetitoso.

Sin embargo, muchos de esos aditivos que se añaden a los productos procesados tienen un origen que desconocemos y que nos harían dejar de consumir ciertos alimentos, como los cinco que presentamos a continuación:

La gelatina

La gelatina, ese postre tan sabroso y que tanto gusta a los niños, está fabricada con colágeno, una sustancia que extraen de tejido conectivo de animales. Estos tejidos provienen de piel, huesos y otros restos, que se trituran y se tratan con ácidos y que acaban convertidos en ese postre tan divertido que tantas veces hemos consumido. GEL

El colorante rojo

El colorante que se utiliza para dar un color rojizo a ciertos productos alimentarios proviene de un insecto. Concretamente de la cochinilla hembra, que se alimenta de bayas rojas, concentrando este color en su cuerpo. Estas cochinillas son secadas al sol y machacadas para convertirlas en un polvo que acaba en los alimentos que ingerimos diariamente.

La celulosa

La celulosa (o fibra de madera) se utiliza en muchos casos para evitar que el queso rallado quede apelmazado, por lo que en la mayoría de las ocasiones a nuestras pizzas y platos gratinados les añadimos, sin saberlo, pulpa de madera como ingrediente adicional. Algo que evitaríamos si nos acostumbramos a rallar el queso nosotros mismos.

La carragenina

La carragenina es un estracto de algas no muy agradable a la vista, que se utiliza en muchos productos para darles consistencia y cremosidad, como por ejemplo, los helados y cremas de helado.

El surimi

El surimi, o lo que conocemos como palitos de cangrejo y usamos muy habitualmente en ensaladas, no están fabricados con sucedáneos de cangrejo, como intentan hacernos creer, sino con restos de merluza, caballa y bacalao. Estos restos acaban formando parte de una masa a la que se le añaden colorantes y conservantes para que tenga el aspecto que las marcas desean.

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