El Senado, una cuestionada institución ‘desconectada’ de la ciudadanía

Cuestionada por irrelevante, pero capaz de bloquear por ejemplo una hipotética reforma de la Constitución, está fuera de los focos mediáticos, que acapara el Congreso de los Diputados, el Senado es ese gran desconocido entre las instituciones del Estado que para la ciudadanía, además, resulta aún complejo de elegir.

Salvo por alguna (escasa) comparecencia del presidente del Gobierno de turno o la de un ministro por algún asunto de relevancia, el Senado está alejado de la atención mediática. Legislatura tras legislatura, el desconocimiento de sus funciones o la escasa capacidad de intervención en el poder legislativo le han apartado a un segundo plano de la actualidad política, que ni los propios senadores, eso sí, con los mismo privilegios que los diputados, ni los partidos han tratado de revertir.
Fines y utilidad cuestionada
Según el artículo 69.1 de la Constitución, “el Senado es la Cámara de representación territorial”. Pero esta declaración es desmontado en el punto segundo, puesto que en lugar de designar a las comunidades autónomas como circunscripción electoral se fija, por el contrario a la provincia (artículo 69.2) y, además, introduce la población como factor para tener en cuenta en el reparto de Senadores (69.5 CE). De este modo, al no tener todas las comunidades autónomas el mismo número de provincias  ni ser demográficamente iguales, se obtiene una representación muy distinta entre regiones.

Fachada del Senado. wikipedia.org

Pero, ¿y en lo concerniente a su función de deliberación? Para que ello fuera así, el Senado debería tener capacidad efectiva de modificar las proposiciones o proyectos de ley aprobados en el Congreso. Y aunque en principio parecería que es así, analizando el proceso legislativo vemos que esto no se cumple. Tal como establece el artículo 90 de la Constitución, una vez que el texto de la futura  norma es aprobado en el Congreso, pasa al Senado donde se le podrán presentar enmiendas o vetar. Si en él se rechaza el proyecto o se admiten enmiendas al mismo, el texto volverá al Congreso.
En caso de veto, si hubiera voto favorable de la mayoría absoluta del Congreso se ratifica el texto vetado y se aprueba. Y bastará con que haya mayoría simple para que quede ratificado, transcurridos dos meses desde la oposición del Senado. En cuanto a las enmiendas, podrán ser aceptadas o no por mayoría simple. Por tanto, el veto del Senado es meramente temporal y no real.

Papel irrelevante

Hay precedentes sobre el  irrelevante papel de sus señorías en el Senado. En el primer mandato de la legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero, el PP dispuso de una mayoría que sólo sirvió para que los populares hicieran ruido político, sin que pudiera paralizar ninguna de las reformas legislativas que ponía en marcha el PSOE.
La irrelevancia real de la Cámara Alta también lo refleja en que Ciudadanos, que ha logrado 40 escaños en el Congreso, no tiene ningún senador, y que Podemos, con 69 diputados, solo tendrá 16 representantes en la Cámara territorial, que aunque es definida así por la Carta Magna en realidad se organiza como el Congreso.

Pero decisivo en la reforma de la Constitución y en la aplicación del artículo 155

Sin embargo, la paradoja: hay dos asuntos de máxima actualidad en los que el Senado sí que podría jugar un papel clave: la reforma de la Constitución y el control a las autonomías.
El Senado genera una barrera férrea para abordar cualquier reforma de la Constitución, sin contar con el partido mayoritario, en este caso el PP, que gozará de mayoría absoluta, por lo que los populares podrán evitarla aunque se pusieran de acuerdo el resto de formaciones.
La reforma  más leve precisa el voto favorable de 3/5 de cada Cámara o, en segunda votación, el voto favorable de 2/3 en el Congreso y mayoría absoluta en el Senado. En las reformas más importantes -denominada «agravada» en la propia Constitución- sería necesaria una mayoría de 2/3 en cada cámara.
De hecho, para suprimir el Senado, como abogaba Ciudadanos, cambiar completamente su funcionamiento, que planteaba Podemos, o llevar su sede a Barcelona, como proponía el PSOE,  sería necesario que el Senado se autodisolviera, como ocurrió en 1977 con las cámaras que aprobaron la Ley de Reforma Política, que dio paso a la democracia.
Respeto al control de la actividad de las comunidades autónomas, en alusión a Cataluña, el artículo 155 de la Constitución recoge los mecanismos excepcionales que tiene el Estado para establecer dispositivos de control subsidiario, de carácter excepcional o extremo y alcance coercitivo, de tal forma que se obligue a la comunidad autónoma al «cumplimiento forzoso» de sus deberes.

Colas en jornada de puertas abiertas en el Senado. www.senado.es

Los populares, además de poder vetar cualquier reforma de la Carta Magna, serán decisivos en la Legislatura que comienza el próximo 13 de enero en caso de el Gobierno quisiera aplicar el artículo 155 de la Constitución. La mayoría absoluta del PP en esta cámara sería imprescindible para intervenir, por ejemplo, las cuentas de Cataluña.


Un análisis a los resultados históricos en el Senado en la provincia de Granada arroja algunas conclusiones para tener muy en cuenta:
  • Las votaciones para elegir a los cuatro senadores por Granada suelen registrar hasta 10.000 votos menos que para los siete diputados.
  • En tiempos que hablan del fin del bipartidismo es extremadamente complicado que obtengan representación otras formaciones  que no sean las mayoritarias, PP y PSOE.
  • De esos dos partidos, quien gana las elecciones al Congreso de los Diputados se lleva los tres diputados y el otro partido, uno, el cabeza de lista. Solo cuando la diferencia es muy reducida hay empate entre dos diputados, como pasó en las de hace una semana o las de 1979, en las que hubo reparto de dos senadores para PSOE y UCD, siendo los dos socialistas los más votados, logrando 2.000 votos más que los centristas, pese a que al Congreso fue la UCD la más votado y obtuvo 3.000 papeletas más que los socialistas.
  • Los cabezas de lista de los dos partidos mayoritarios tienen seguro salir elegidos.
  • Sin contar las del 79, en la que los socialistas concurrieron en una plataforma de izquierdas, suman 28 actas de senadores para el PSOE, 13 para el PP y sus fórmulas ateriores y 2 para UCD.
  • En ocho veces el pSOE ha hecho pleno (ha obtenido los 3 senadores) por solo una vez el PP y dos empates a dos (1979 y 2015).
  • El que más veces ha sido senador fue el recordado socialista Juan Cuenca en cinco legislaturas. En cuatro lo fue el también socilaita Rafael Estrella. En tres legislaturas, el también recordado Gabriel Díaz Berbel, PP, el socialista José Ladrón de Guevara, El socialista Diego Hurtado y el popular Sebastián Pérez. Luis Salvador lo fue en dos legislatura con el PSOE.
  • Las diferencias entre el primero de la lista de los partidos mayoritarios y el tercero indica que los electores, más a menudo de lo que se cree, también votan a tres candidatos de partidos distintos y, en este caso, no sería aventurado señalar que a los cabeza de las formaciones elegidas.
  • Pero también se podría presuponer que electores marcan solo al primero de una candidatura. Bien por considerar que solo ese merece su voto o por entender que, con ello, respalda al resto de la lista.
  • Es prácticamente irrelevante, salvo plan estratégico de calado, que algún candidato de los partidos mayoritarios hagan campaña por su cuenta para sumar más votos que sus compañeros de lista. Tan solo podría suponerle decenas o con mucho optimismo unos pocos cientos de votos más, que en la suma general se diluirían.

Compleja elección en ‘ese desconocido’

Poco o nada han hecho los sucesivos gobiernos o los partidos, y ni siquiera la propaganda institucional, por explicar bien cómo se vota a los senadores, la única que en el país se realiza por el procedimiento de las tan solicitadas listas abiertas.
Consultados miembros de diferentes partidos que han sido interventores o apoderados en Elecciones Generales,  hablan de su propia experiencia personal que es común entre cualquiera que no esté familiarizado con el proceso.
Aún hay electores que es suficiente con marcar una cruz al primero de los cabezas de lista de un partido para que, por extensión, se vote a los tres miembros de la lista. O votantes que piensan que solo se puede votar al mismo partido, y por tanto desconoce que son listas abiertas.
De hecho, hasta hay creencia que tres cruces a candidatos de partidos distintos es un voto nulo.
El propio recuento del Senado ofrece ejemplos de todo esto.
Así, parece que entre la escasa utilidad de la Cámara Alta, la escasa didáctica que hacen dudar a algunos votantes,  el Senado parece condenado a seguir siendo “ese gran desconocido”.

Análisis histórico de los resultados en Granada

1977

CONGRESO:
UCD: 152.000 votos, 4 diputados. PSOE: 111.000 votos, 3 diputados. PCE: 33.000 votos, 0
SENADO: 3 Senado Democrático, Coalición Izquierdas y 1 UCD
José Vida (Senado Democrático, Coalición Izquierdas): 147.000 votos
Nicolás de Benito (Senado Democrático, Coalición Izquierdas):  145.000 votos
Juan López Martos (Senado Democrático, Coalición Izquierdas):  144.000 votos
Antonio Jiménez Blanco (UCD): 144.000 votos
Los dos de UCD que quedaron fuera con 137.000 votos cada uno

1979

CONGRESO:
UCD: 131.000 votos, 3 diputado. PSOE: 128.000 votos, 3 diputados. PCE: 45.000 votos, 1 diputado
SENADO: 2 PSOE y 2 UCD
Rafa Estrella (PSOE): 125.000 votos.
José Ladrón de Guevara  (PSOE): 125.000 votos.
Antonio Iglesias (UCD): 123.000 votos
Pedro Montañes (UCD): 123.000 votos
Quedaron fuera Daniel Maldonado (PSOE) y Saracho (UCD): 121.000 votos

1982

CONGRESO:
PSOE: 234.000 votos, 5 diputados. PP: 97.000 votos, 2 diputados
SENADO: 3 PSOE y 1 PP
Juan Cuenca (PSOE): 224.000 votos
Rafael Estrellla (PSOE): 221.000 votos
José Ladrón de Guevara (PSOE): 221.000 votos
Gabriel Díaz Berbel (PP): 93.000 votos

1986

CONGRESO:
PSOE: 212.000 votos, 5 diputados. PP: 105.000 votos, 2 diputados
SENADO: 3 PSOE y 1 PP
Juan Cuenca (PSOE): 205.000 votos
Rafael Estrella (PSOE): 202.000 votos
José Ladrón de Guevara (PSOE):  202.000 votos
José Torres Hurtado (PP): 97.000 votos

1989

CONGRESO:

PSOE: 204.000 votos, 4 diputados. PP: 100.000 votos, 2 diputados. IU: 47.000 votos, 1 diputado
SENADO: 3 PSOE y 1 PP
Juan Cuenca (PSOE): 195.000 votos
Rafael Estrella (PSOE): 191.000 votos
Diego Hurtado (PSOE): 190.000 votos
Alberto Martínez (PP): 96.000 votos

1993

CONGRESO:
PSOE: 229.000 votos, 4 diputados. PP: 160.000 votos, 3 diputados
SENADO: 3 PSOE y 1 PP
Juan Cuenca (PSOE):  222.000 votos
Diego Hurtado (PSOE): 219.000 votos
Francisca Pleguezuelos (PSOE):  218.000 votos
Juan de Dios Martínez Soriano (PP): 57.000 votos

1996

CONGRESO:
PSOE: 237.000 votos, 3 diputados. PP: 196.000 votos, 3 diputados. IU: 61.000 votos, 1 diputado
SENADO: 3 PSOE y 1 PP
Enrique Cobo (PSOE): 230.000 votos
Manuela  Plata (PSOE): 224.000 votos
Francisca Pleguezuelos (PSOE): 222.000 votos
Gabriel Díaz Berbel (PP): 189.000 votos

2000

CONGRESO:
PSOE: 213.000 votos, 4 diputados. PP: 204.000 votos, 3 diputados
SENADO: 3 PSOE y 1 PP
Francisco Álvarez de la Chica (PSOE): 210.000 votos
Antonia Aránega (PSOE): 204.000 votos
Ángel Díaz Sol  (PSOE): 201.000 votos
Gabriel Díaz Berbel (PP): 188.000 votos

2004

CONGRESO:
PSOE: 268.000 votos, 4 diputados. PP: 193.000 votos, 3 diputados
SENADO: 3 PSOE y 1 PP
Antonia Aránega (PSOE): 255.000 votos
Manuel Pezzi (PSOE): 249.000 votos
Luis Salvador (PSOE): 247.000 votos
Eugenio Castillo (PP): 187.000 votos

2008

CONGRESO:
PSOE: 258.000 votos, 4 diputados. PP: 216.000 votos, 3 diputados
SENADO: 3 PSOE y 1 PP
María Escudero (PSOE): 254.000 votos
Juan Manuel Fernández (PSOE): 247.000 votos
Luis Salvador (PSOE): 244.000 votos
Sebastián Pérez (PP):  201.000 votos

2011

CONGRESO:
PP: 236.000 votos, 4 diputados. PSOE: 185.000 votos, 3 diputados
SENADO: 3 PP y 1 PSOE
Sebastián Pérez (PP): 222.000 votos
Antonio  Ayllón (PP): 220.000 votos
María José Martín (PP): 218.000 votos
Juan Manuel Fernández (PSOE): 178.000 votos
Se quedaron fuera,  Sandra García (PSOE), con 175.000 votos, y Luis  Salvador (PSOE), con  172.000 votos

2015

CONGRESO (sin voto exterior):
PP: 158.328 votos, 3 diputados. PSOE: 157.585 votos, 2 diputados. PODEMOS: 83.051 votos, 1 diputado. Ciudadanos: 70.597, 1 diputado
SENADO: 2 PSOE y 2 PP
José Martínez Olmos (PSOE): 151.752 votos
Sebastián Pérez (PP): 148.811 votos
Ana Gámez (PSOE): 147.026 votos
Rocío Díaz (PP): 145.177 votos
Se quedaron fuera, Luis González (PP), con 145.143 votos, José María Rueda (PSOE), con 143.660 votos y Jesús del Río (Podemos), con 73.000 votos.
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