El 14 de enero de 2016, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado el fin del más reciente brote de Ébola en Liberia y sostiene, además, que el brote ha sido detenido en toda el África Occidental. Esta fecha es relevante ya que marca la finalización de la epidemia en dicha región, donde la enfermedad afectó a Guinea Conakry (declarado libre de Ébola el 29 de diciembre de 2015), Sierra Leona (declarado libre de Ébola el 7 de noviembre de 2015) y finalmente, Liberia.

No obstante, este organismo expone que el trabajo aún no ha terminado ya que se necesita contar con sistemas de vigilancia epidemiológica y de respuesta fuertes en los países. Las poblaciones y los gobiernos, junto con organismos internacionales y organizaciones como Médicos Sin Fronteras (MSF) y Cruz Roja, entre otros, han trabajado conjuntamente para hacer posible que esta fecha pueda ser marcada como el fin del brote, a dos años después de su surgimiento.

Pero dos años después, aún hay una emergencia, si bien diferente y desde luego, no reconocida. Esta emergencia se caracteriza por las condiciones de pobreza y desigualdad y  la falta de sistemas sanitarios de calidad en la que vive la población de éstos países. Una vez más, no es casualidad que una enfermedad cobre miles de vidas en  países  pobres, esta vez de África Occidental.

Según la OMS, la epidemia de Ébola ha cobrado la vida de más de 11.300 personas e infectó a más de 28.500 y puede haber hasta 17.000 personas que han sobrevivido. Esta, la de las personas supervivientes, es otra emergencia aunque no sea mediática, ya que estas personas enfrentan la estigmatización y rechazo en sus comunidades a causa de la enfermedad, hasta el punto de dificultar su reincorporación a la vida social y económica. Ello supone hacer más vulnerables tanto a sus familias como a sus medios de vida.

Tal como señala el informe de Save The Children “Una llamada de atención”, cerca de una treintena de países son vulnerables a sufrir una epidemia mortal, como el Ébola, debido a la precariedad de sus sistemas sanitarios.

Con ello, no obstante, sería bueno recordar que esta epidemia también tocó a las puertas del mundo occidental, como ocurrió con el caso español en los meses de julio y agosto de 2014. En un mundo interconectado e interdependiente, reducir las brechas de salud es no sólo éticamente obligatorio sino un asunto de interés de la humanidad.

En su momento, muchos expertos y expertas señalaban que el único modo de hacer frente a la expansión de la enfermedad en África, Europa y cualquier otro sitio es cortarla en origen, al igual que garantizar los recursos necesarios para reforzar los sistemas locales de tratamiento y prevención de la enfermedad. Esto sin duda establece un gran reto al funcionamiento del actual sistema internacional de cooperación en salud, la propia investigación en salud y desarrollo, la producción y acceso de medicamentos, etcétera, sobre todo si se busca eliminar las desigualdades en salud.

http://www.eldiario.es/desigualdadblog/terminado-Ebola_6_473562670.html

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