Errores psicológicos: ¿es bueno expresar las emociones negativas?

¿Hay que expresar libremente la ira? ¿Y el ánimo de venganza? ¿Hay que vivir con plenitud la tristeza y el miedo? Evidentemente no.

En la red hay muchos artículos sobre el beneficio de expresar las emociones negativas en los que se comete el error, habitual, de incidir en que la solución es expresarlas libremente o descargarlas de diversos modos. Incluso se llega a afirmar que las emociones negativas son parte inevitable del ser humano, y que hay que vivirlas con plenitud. Esto es falso.

No hay que avergonzarse de las llamadas emociones negativas, ni hay que resignarse ante ellas. No se solucionan reprimiéndolas, pero tampoco hay que dejarse arrastrar por ellas. Las emociones hay que entenderlas y aprender a resolverlas.

La cuestión no es tan simple

Cada circunstancia puede requerir una respuesta distinta respecto a expresar las emociones o no.

Por ejemplo, la ira y el ánimo de venganza es siempre más beneficioso refrenarlos. Pero no hay que conformarse sólo con esto, sino aprender a resolverlos, para así no tener que sufrirlos en el futuro y poder dar otras respuestas más beneficiosas. Por ejemplo, se puede ser muy firme sin tener ira. La venganza hay que resolverla, nunca soluciona nada, y empeora la salud mental.

Si se sienten ganas de llorar, es mejor hacerlo, en general. Si es una expresión espontanea, puntual, no tiene ningún perjuicio, es saludable (si tienes miedo a llorar frente a los demás, ese será un miedo que te beneficiará aprender a solucionar). Si el llanto es recurrente, indica que hay un problema subyacente que resolver.

El miedo es necesario reconocerlo, ser consciente de que se tiene y no dejarse arrastrar por él. No hay que confundir el miedo con la sensación que produce percibir un peligro (ambas cosas pueden ir juntas o no), el miedo siempre es perjudicial, hay que aprender cómo se soluciona, percibir el peligro es beneficioso.

Hay situaciones en las que el sentido común nos indica qué puede ser adecuado y qué no

En el caso de un médico, por ejemplo, que debe comunicar a un niño que tiene una enfermedad grave, llorar delante del paciente puede no ser lo mejor para darle confianza, aunque sienta tristeza por ello, cosa loable. Por otro lado, si el paciente es un familiar muy cercano al médico, que éste no exprese sus emociones puede producir un efecto contrario, que el paciente se sienta rechazado o menospreciado.

¿Qué es lo más beneficioso entonces?

Cuando hay un dolor físico, lo que hay que hacer es afrontarlo, y sanar adecuadamente la fuente del dolor (la herida, la infección o la enfermedad…) lo antes posible.

Con las emociones y los conflictos psicológicos, salvando las diferencias, es similar.

Las emociones llamadas negativas (miedo, tristeza, odio, ira, ánimo de venganza…) son el efecto de conflictos psicológicos sin resolver, son la parte emocional de esos conflictos. Así, lo más importante, las expresen o no, es aprender a afrontarlas adecuadamente (ni reprimirlas ni dejarse arrastrar por ellas) y aprovecharlas como indicadores, termómetros, de esos conflictos.

Lo más importante, por tanto, lo infinitamente más importante, es aprender a resolver los conflictos que producen esas emociones negativas.

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