Adelantamos el artículo de nuestro colaborador dada su significación en estos dias: «PASIONES» Juan Alfredo Bellón, para EL MIRADOR DE ATARFE,del domingo 27-03-2016

Como decíamos la semana pasada, ya es primavera y, no solo en el Corte Inglés, sino en toda la faz de nuestro hemisferio porque, en el otro, es otoño y lo que allí brotan no son flores sino setas y champiñones. Esta es en efecto, una de las paradojas de la globalización, que, mientras el planeta es diverso, las pasiones que en él se desencadenan son demasiado semejantes: sota, caballo y rey o sea amor, odio y fantasía, como diría Vittorio de Sica, es decir una única moneda cuyas dos caras son la afinidad y la diferencia entre las que la fantasía oficia como el canto o borde que las une demostrando que no existe la una sin la otra.

Y en estas estábamos, tan plácidos y contemplativos, cuando la ruleta de los acontecimientos va y se engancha al vértigo interplanetario, mudádose en un santiamén del Via Crucis litúrgico, cansino y semanasantero (Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen) al aliño de la salsa caribeña (Bendito sea Dios y Obama, su profeta. ¡Sabrosura!) y todo gira y gira al son de los tambores litúrgicos, como los derviches de Estambul cuando se convierten en peonzas humanas sin que se les suba la sangre a la cabeza ni se les baje el conocimiento a los pies y dicen que todo es mentira, Yira, Yira, y que al mismo tiempo, nada es amor, que es la forma de decir lo mismo con letras diferentes, como lo hicieron Carlos Gardel y Enrique Santos Discépolo, cargando el peso de las palabras en donde lo ordenan las leyes del tango: Verás que todo es mentira, / verás que nada es amor, / que al mundo nada le importa,/ ¡Yira!… ¡Yira!… / Aunque te quiebre la vida, / aunque te muerda un dolor, / no esperes nunca una ayuda, / ni una mano , ni un favor.

¿Será verdad que lo de Bruselas es una forma islamista radical de celebrar la Semana Santa? ¿No será el comienzo de una conversión general del Islam al Sionismo fundamentalista y al Cristianismo ultramontano, o viceversa? ¿Será cierto que, al final, todos los extremeños se tocan, como decía Muñoz Seca, y da igual si las balas y las bombas se han fabricado mirando a la Meca, a Jerusalem o al Vaticano? ¿Será en fin cierto que todo son pasiones, maneras de vivir apasionadamente y de pasar los corazones por los adentros de la radicalidad?

Contestaré a esas preguntas solo aparentemente retóricas diciendo que aquí en el Sur, donde confluyen los caminos y afluye el río Darro en las mismísimas aguas del Genil, hay una emisora radiofónica local que se inventó para nuestra Semana Santa el eslogan más rotundo y específico (Pasión por Granada) que viene a significar anfibológicamente, como suelen hacerlo los slóganes, para llamar la atención más y mayormente, que Granada es mi pasión y más cuando se celebra y conmemora la Pasión de Cristo en sus calles y yo mato por ellas (la Pasión y la ciudad) y me las apropio en todos los sentidos (sus plazas y calles, sus costumbres, sus sentimientos y sus creencias) hasta excluir y aciguatar a mis covecinos, intolerantemente, absolutistamente, no dejándoles el más mínimo espacio para respirar, ni para disentir, nisiquiera para deambular a pie ni círcular en vehículo de tracción mecánica o animal; porque la calle es nuestra, mía, como en su tiempo dijo Fraga, y el espacio público y privado y el poder y la gloria.

De ahí lo peligroso del discurso cofrade: su intransigencia y su absolutismo farisaico e irreverente que acaba siendo uno y trino con las intransigencias de las tres religiones monoteistas, aunque por ahora ya no se mate, ni se queme ni se crucifique, que, si hace falta, todo se andará o se volverá a andar. Porque ni siquiera las vestimentas rituales de los penitentes han dejado de ser los uniformes de los reos de la Inquisición, ni sus capirotes penitenciales difieren de los dibujados por Goya en sus Caprichos más abracadabrantes, ni de las mentes calenturientas de los sureños de USA que ahora ha decidido reinventar al inefable Donald Trump para convertirlo en el nuevo Vigía de Occidente y de las esencias yanquis.

Apañados estamos con la que se nos avecina.

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