«EN TU CASA, EN LA MÍA O EN EL PENAL DE ALBOLOTE» por Juan Alfredo Bellón

 

EN TU CASA, EN LA MÍA O EN EL PENAL DE ALBOLOTE porJuan Alfredo Bellón  EL MIRADOR DE ATARFE del domingo 17-04-2016

             En los últimos tiempos asistimos al éxito televisivo de Bertín Osborne sustentado en el programa semanal de entrevistas con famosos que consiste en una aplicación breve y sencilla de la fórmula del anfitrionato que se hizo famosa en los 80, aquellos divertidos y desinhibidos años del Pop y de la movida madrileña cuando se pusieron de moda tantas frases de contacto para ligar con las que se protocolizaba el ofrecimiento o la proposición de sexo libre entre dos personas que habían tomado contacto en la disco, o en un bar de copas o alterne. –¿Estudias o trabajas?, en realidad se quería decir ¿estudias o trabajas y follas?; y, si eso es así, lo hacemos ¿en tu casa  o en la mía?. Era evidente que se trataba de una pregunta capciosa, pues lo de menos era el dónde y lo verdaderamente importante resultaba el qué, martingala pragmalingüística con la que más de uno y una lograba llevarse el gato al agua como quien no quiere la cosa y, de camino, desactivaba la resistencia del gato garduño al cumplimiento de sus propósitos. No sé yo si alguien recuerda haber tratado alguna vez de llevarse un gato al agua en el sentido literal de las palabras, pero sí estoy seguro de cómo se le quedarían los brazos y la cara después de intentarlo, tal es la oposición que estos felinos muestran a cualquier clase de acoso hídrico.
Mientras que cuando el qué se da por hecho y la pregunta se orienta en saber el dónde, la cosa es mucho más sencilla, pues en la misma pregunta subyace la aceptación de lo que los franceses llaman el rapport, la relación, el lazo sexual inexorablemente consentidos, no importa en qué ámbito o marco material. Eso, de acuerdo, lo hacemos, pero dónde. Como cuando la esposa esperaba al marido a la puerta del domicilio conyugal y le aspetaba: –¿Comemos o follamos? La comida no está hecha…

Resulta curioso observar hasta qué punto, en nuestra época, se ha descargado de malicia social esta pregunta y ha podido valer para enunciar el nombre de un programa televisivo tan políticamente correcto como el que ahora comento, donde el protagonista presenta y hace participar a su propia esposa y a sus hijos en un ménage à tous con sus invitados y con los familiares o amistades de los mismos. Además, el éxito clamoroso de Bertín Osborne, intérprete hasta hace poco de la frivolidad musical y vital, ha coincidido con el agrandamiento mediático de su figura social y yo diría política, reconociéndosele casi unánimemente no ser ya un gigoló descerebrado ni un señoritingo andaluz de la peor jaéz, de esos que están acostumbrados a ver la vida desde lo alto del caballo de paseo y a la gente (sobre todo a las mujeres) desde la torre inexpugnable de su machismo decimonónico.

Pues no, cuando TVE tuvo la idea de fichar al personaje y darle audiencia en hora punta de su parrilla cutre y casposa, nadie con buen gusto y pensamiento crítico le concedió a Bertín más crédito del que él mismo había alcanzado haciendo bolos con Arévalo por la ya de por sí anticuada y decimonónica red de teatros y salas de fiesta populares y de provincias, llamándole su hermano menor y a Esteso y Pajares sus primos del alma, humor que no es en absoluto de despreciar si se recuerda que bebe en las fuentes teatrales saineteras de El Paralelo barcelonés, con Escamillo y la Maña; del Teatro-Circo Chino de Manolita Chen y de la revista madrileña de Celia Gámez y Lina Morgan, con Zori, Santos y Codeso, Luis Cuenca y Quique Camoiras a la cabeza.

Y ahora, tras haber pasado por el programa, Pedro Sánchez y Mariano Rajoy, Juan y Medio, Iker Casillas, Alaska y Mario Vaquerizo, etc. «En tu casa o en la mía» se ha coonvertido en un sigtagma sobrevalorado, signo de pedigrí periodístico con amplísima audiencia cuyo éxito se están disputando las diferentes televisiones nacionales habida cuenta de que, al ser TVE una cadena con la Dirección en funciones, su directiva no se atreve a adoptar decisiones de futuro y el propio Bertín exige un tiempo razonable de permanencia para poder programar con tiempo las entregas con la suficiente antelación, por lo que ha fichado por TV4 y Santas Pascuas, y ya se anuncia en la nueva cadena  para dentro de poco.

Y en esas estábamos cuando, hace unos días, la Guardia Civil asaltó hasta con helicóptero la mansión del Clan de los Morones cerca de Vigo y antes de ayer estalló el bombazo mediático con la detención del alcalde granadino por supuestos y abultados delitos de corrupción urbanística, haciendo honor a su segundo apellido, pues parece que se lo ha venido llevando calentito durante más de una década. Resulta que Torres Hurtado, apodado en su día el Cateto de Píñar y Pepito el Tractorista, ha aprendido a poner cara de bueno, como Benzemá, y a hacerse el tonto tomando el pelo al personal y afirmando no haber roto un plato en su vida, mientras parece que se venía dedicando a vaciar las arcas municipales y a no dejar ni un metro cuadrado sin saquear de la ya de por sí más que esquilmada ciudad de los cármenes. Ahora se entiende eso de a Dios rogando y con el talego afanando, que parecía ser el eslogan favorito de esta congregación de meapilas o putisantos, como llaman en mi pueblo a los sepulcros blanqueados que, desde hace más de trece años, se enseñorea en la ciudad.

A tanto llegó el cinismo desplegado en la rueda de prensa de ayer por el ya casi ex-regidor, que afirmó haber sufrido una detención ilegal y estar dispuesto a defenderse de quienes lo han «acusado de todo menos de matar a Manole». Y llegó a negar ante las cámaras haber recibido la noticia de su baja preventiva de militancia en el PP como así había ocurrido cinco minutos antes de comenzar la rueda de prensa. Y luego su delfín en la sombra, Sebastian Pérez, actual Presidente de su partido, asiste en silencio al espectáculo parece que instigado por él mismo, mientras espera recoger el testigo de su ¿compañero? para continuar el modus operandi marca de la casa cuya fama se extiende por España para mayor asombro del mundo mundial teniendo el embuste por bandera, como el también ya ex-ministro Soria y el secretario general de Manos Limpias, acusado de prácticas mafiosas en su ejercicio de la abogacía mientras la Fiscalía y la Guardia Civil disienten en sendos comunicados sobre la regularidad de la detención de Torres Hurtado, como si un mandamiento judicial fuera cuestión opinable.

Así que nos vemos la próxima semana en su casa (de ustedes) o en la mía o en el penal de Albolote o en el de Soto del Real, si es que Dios no lo remedia ni el mal bajío del PP, que ya no hay quien le pare el crecer a sus enanos, sea el por fin ya dimitido ministro Soria, Aznar y su rebeldía contra la multa fiscal impuesta por Montoro; los del Caso Nóos y el más que probable chantaje de Manos Limpias para exonerar a la Infanta Elena; lo de Rita Barberá y casi todo su ayuntamiento y ahora, la mácula granadina, con este alcalde cazurro y populachero que asegura no ser machista por tener dos hijas hembras (¡¡¡!!!)...

            Verán ustedes cómo, antes de entrar en el trullo, le da tiempo a hacerse más aún el tonto visitando en Cantora a Isabel Pantoja hasta que ya no haya quién pueda con él en el penal de Albolote siendo como es de esa estirpe esforzada de Mario Conde o de Bárcenas, o de la de Juan Antonio Roca, el ex asesor municipal marbellí.

Mientras, continuarán en funciones los restantes miembros de lo que queda del Gobierno, como el del Interior, que ha nombrado al inefable director de La Razón, Francisco Marhuenda, periodista de honor de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Como a la Virgen de las Angustias y a muchas otras santidades reverendísimas de esta España cutre-cañí de charanga y pandereta hacia la que retrocedemos a marchas forzadas si, como parece, no hay quien lo remedie. ¡Y veo que hasta Putin admite la veracidad de los Panama Papers!

 

 

 

 

 

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