«127 libros para una vida» por Alberto Granados

En el campo de la lectura, si existe un placer mayor que el de leer un libro, es sin duda el de escribirlo. Le sigue el de comentarlo con el entorno: esposa o marido, hijos, amigos… Celebrar los hallazgos literarios, encontrarle nuevos matices, recordar en común pasajes que han dejado huella… todo eso es un auténtico lujo compartido, al que invito a la concurrencia para que lo ponga en práctica. Una prueba de que esa lectura compartida es altamente agradable es el auge que los clubs de lectura están alcanzando en los últimos años.

Otro aspecto del fenómeno es reseñar un libro, algo que empecé a hacer en 2008. Hay quien dice que tengo un buen sentido crítico, que las reseñas que he ido incorporando a este modesto blog tienen rigor y buen ojo al encontrar las verdaderas claves del libro comentado. Yo disfruto analizando el libro (podéis recorrer mis reseñas en la categoría “Complicidades”) y, además, termino entendiendo mucho mejor el libro, ya que reseñar me ayuda a sistematizar mi percepción.

 

 

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El escritor Fernando de Villena

 

 

Es lo que ha hecho el escritor granadino Fernando de Villena en su reciente 127 libros para una vida (Biblioteca) (Madrid, Ediciones Evohé, 2014). El autor parte de la hipótesis de retirarse del mundo con los cien libros que más han influido en su vida desde los puntos de vista ético, estético, literario, personal, humano… En una palabra, los cien libros de su vida, los definitivos, los elegidos para salvar a la especie humana de su miserias. No obstante su propósito, el escrúpulo de dejar fuera de esa selección algunos títulos le ha obligado a ampliar el número, que finalmente  llegó hasta los 127 del título (en realidad son más, ya que en algunos casos incluye más de un título en una de sus selecciones: los libros de Guillermo, los tebeos, la Ilíada y la Odisea, Shakespeare, las obras de Mujica Lainez…).

 

 

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Pero más que la tarea seleccionadora, hay que agradecerle a Fernando que en cada una de sus 127 reseñas haya puesto tanta pasión, tanto entusiasmo y tanta anécdota. El autor se abre a sí mismo en canal y se desnuda mostrándose tal como es: la selección, las reseñas, ya podrían ayudarnos a bosquejar su retrato robot. La distribución de las estanterías casi nos describe el espacio físico de su biblioteca ideal. Las anécdotas que esparce en estas páginas casi nos retrotraen al tiempo en que leyó cada obra comentada, a sus sensaciones de lector infatigable… Y es que Fernando de Villena ama la lectura y eso se nota en cada párrafo. Además, llega a contagiar su entusiasmo al lector, quien empezará a contrastar sus propias vivencias del libro reseñado en cada caso.

El libro está estructuralmente dividido en Secciones, que de la A a la K hacen un recorrido cronológico por la historia de la literatura universal. La cronología sólo se rompe al principio: la brevísima Sección A. Infantil y juvenil, donde aparecen los tebeos y los libros de Guillermo.

A partir de ahí, la Sección B. Literatura antigua inicia el recorrido histórico: Israel, Grecia y Roma, con títulos como La Biblia, La Odisea, las tragedias de Esquilo, La Eneida de Virgilio, Las Metamorfosis de Ovidio, Confesiones de san Agustín o Consolación de la Filosofía, de Boecio, entre otros.

 

 

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Acto de presentación del libro en el Centro Artístico el pasado 17 de septiembre. Acompañan al autor Celia Correa y Miguel Arnas

 

 

La Sección C. Literatura medieval (incluye los árabes, los cristianos de occidente y los judíos de la diáspora), grupo en el que aparecen Las mil y una noches, la poesía arábigo-andaluza, “el Kempis”, los trovadores, Dante, Petrarca, Bocaccio, nuestro romancero, Jacobo de la Voragine y su La leyenda áurea, los poetas cortesanos…, es decir, que la visión histórica arranca con una prometedora brillantez.

La Sección D Literatura renacentista. Literatura barroca. Literatura manierista nos ofrece todo el esplendor de los llamados Siglos de Oro. No falta nadie, ya que están las acertadas reseñas, de contagioso entusiasmo, que Villena hace de figuras tales como La Celestina, El Lazarillo, Garcilaso, el cancionero tradicional, Los Luisiadas, Shakespeare, El Quijote, El Buscón, Lope de Vega, Calderón, Villamediana, Góngora, La Rochefoucauld, La Bruyere…

Muy breve es la Sección E. Literatura del s. XVIII, donde se ocupa de Antonio Palomino, Giacomo Casanova y el Fausto de Goethe.

En la Sección F. El Romanticismo, Villena se ocupa de los románticos ingleses, el cuento de terror, nuestros cercanísimos Cuentos de la Alhambra (Irving), E. A. Poe, Moby Dick, Dumas (El Conde de Montecristo), Alarcón y Bécquer, entre otros.

En la Sección G. El Realismo entran autores y obras de la categoría de Turguenev, Dostoievski, la Pardo Bazán y La Regenta.

La Sección H. Del simbolismo al modernismo incluye, entre otras cimas literarias, la poesía simbolista francesa, D’Annunzio, Oscar Wilde, los poetas modernistas con Rubén al frente, José Eustasio Rivera (con su imponente La vorágine), Manuel y Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Valle Inclán…

La Sección I. De las vanguardias a las grandes guerras cuenta con varios pesos pesados: Proust, Valery, Rilke, Hesse, Jack London, Neruda, Baroja, Azorín, el grupo poético del 27, García Lorca…

En la Sección J. Desde el fin de las guerras hasta el s XXI aparecen figuras indiscutibles del s. XX, tales como Malcolm Lowry, Steinbeck, Lampedusa, Umberto Eco, Borges, Mujica Lainez, Sábato, Alejo Carpentier, Arturo Barea, Ricardo Molina, González Ruano, Torrente Ballester, Martín Santos…

 

 

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Comentarios, firma de ejemplares, una cerveza relajada…

 

El libro concluye con una sección de especialísimo sabor granadino: la Sección K. Escritores a los que he tratado, en que Villena incluye libros de algunos de sus amigos y compañeros de aventuras editoriales. Es valiente aquí el autor, porque exponer públicamente la selección de entre sus amigos equivale a evidenciar a quiénes se excluye y eso, en un ambiente localista como es el panorama literario de nuestra ciudad, es bastante comprometido. Villena incluye en esta sucinta sección a Juan Gutiérrez Padial, Pedro Rodríguez Pacheco, Enrique Morón, Juan Jesús León, Gregorio Morales, Antonio Enrique y José Lupiáñez. Y cierra con un breve epílogo.

Fernando, en la página 144, al comentar Los Caracteres, de La Bruyere, nos dice: “Nos encontramos ante un libro denso, idóneo para la lectura reposada, la que se lleva a cabo a la vez  que la de otros libros más fluidos, durante meses de nuestra existencia”. Este breve párrafo podría aplicarse perfectamente a 127 libros para una vida, libro que empecé leyendo a salto de mata, haciendo catas en las diferentes épocas para hacerme una idea global y que ahora estoy paladeando lentamente, con ansia de gourmet que sabe de los placeres que encierra un plato exquisitamente condimentado, pues lo esencial de 127 libros para una vida es la inmensa fe que Fernando pone en la lectura como placer, la pasión con que intenta comunicarnos su goce lector, la sinceridad descarnada de sus apreciaciones estéticas, las inteligentes conexiones que establece… En suma, su espléndida verdad literaria.

 

Alberto Granados

https://albertogranados.wordpress.com/2014/10/10/127-libros-para-una-vida/

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