Miedo, angustia, rabia, soledad y desesperanza son algunas de las sensaciones que experimentan los adolescentes cuando se convierten en padres de forma prematura.

Y es que si la adolescencia ya es una etapa difícil, en donde se produce una serie de problemas relacionados con la falta de identidad propia, la necesidad de mayor autonomía y la elección de una carrera, asumir la responsabilidad de tener un hijo definitivamente no es fácil.

¿Pero cuáles son las causas de este fenómeno, que hoy por hoy parece ser cada vez más habitual?

Cuando nos enfrentamos al embarazo adolescente, podemos advertir el sentimiento de omnipotencia que tienen los jóvenes, ya que ellos piensan que este tipo de cosas nunca les van a ocurrir. Por eso mismo tampoco utilizan métodos anticonceptivos, y si lo hacen, lo hacen mal. En esto además incide el que la mayor parte los embarazos son fruto de una actividad sexual esporádica, porque a los adolescentes les cuesta asumir un rol sexualmente activo, debido a que la misma sociedad no lo permite. Eso lleva a que los encuentros sean fortuitos, impensados y ocasionales.

Otro de los puntos destacado de este problema es la escasa información que manejan los jóvenes, ya sea por lo deficiencia que existe en los programas de educación sexual o porque los padres no se atreven a afrontar el tema. La mayoría de estos programas son poco participativos, no dan espacio para que los adolescentes pregunten o despejen sus dudas, y se enfocan principalmente al aspecto biológico. Sin embargo, existen múltiples experiencias que demuestran que proyectos bien estructurados, integrales y adecuados al grupo adolescente, evitan los embarazos precoces y, lo más importante, retardan el inicio de la actividad sexual.

Los padres suelen pensar que no están preparados para abordar este tipo de temas y creen que hablar de sexualidad con sus hijos es casi como darles permiso para que ellos hagan lo que quieran. Y si bien hay que hablarles abiertamente, tampoco se debe apuntar sólo a la prevención del embarazo, dejando de lado la dificultad que tienen los adolescentes para manejar relaciones de pareja. Muchas veces se sienten inseguros de su atractivo, y se inician en la actividad sexual sólo como una manera de satisfacer sus necesidades de afecto. Una buena relación con los hijos es garantía de una mayor adhesión a los consejos y permisos de los padres. “Lo que los jóvenes internalicen depende directamente del grado de confiabilidad que tengan los padres. Si ellos siempre han sido fuentes cercanas y confiables, de seguro que van a ser bien valorados por los hijos.

Enfrentar el problema

Tomar la decisión de confesar a los padres que se está embarazada, es un paso que gran parte de las adolescentes no se atreve a dar sino hasta después de algunos meses. Esto lleva a que muchas jóvenes se priven de los controles médicos y cuidados requeridos durante la primera etapa de gestación, con el consiguiente riesgo que esto significa.

Algunas niñas usan fajas apretadas para disimular el crecimiento de la guatita, se alimentan mal, y a veces siguen fumando, ingiriendo alcohol y hasta consumiendo drogas. Lo que ocurre aquí es que el embarazo es una situación no deseada, y forma parte de una realidad que no se quiere asumir. Incluso, en ocasiones llegan a la urgencia de la clínica aquejadas por una molestia abdominal, y es entonces cuando los padres se enteran de que su hija está embarazada.

Por otro lado, muchas adolescentes deben enfrentar solas este giro radical en sus vidas, porque los jóvenes están desligándose cada vez más de este asunto. Independiente de los sentimientos que se produzcan en un comienzo, la maternidad siempre se impone, y estas niñas terminan convirtiéndose en excelentes madres, capaces de salir adelante. Lamentablemente, con los hombres no siempre ocurre lo mismo, ya que la sociedad ha establecido que el cuidado de los hijos le corresponde a la mujer.

Precisamente, es frente a este tipo de circunstancias que el apoyo de los padres adquiere una relevancia vital. Los padres deben reforzar el vínculo con sus hijos hombres, de modo que éstos puedan enriquecer también la relación con sus propios hijos. En el tema de la paternidad responsable todavía queda mucho por avanzar, pero los padres deben tener presente que la conducta que adoptan los hijos suele ser el reflejo del modelo que ellos mismos establecieron con anterioridad.

Ahora bien, respecto a las mamás jóvenes, uno de los puntos que más complica a los padres es el manejo que deben tener con estos adolescentes, ya que muchas veces se produce una pérdida de confianza importante. Los padres se muestran confundidos, porque no saben si tratarlas como adultos o restringirles aún más los permisos, para evitar que se produzca nuevamente una situación de este tipo. Y es que de hecho, el embarazo precoz es considerado un factor de riesgo futuro, ya que muchas jóvenes llegan a tener dos y hasta tres embarazos no deseados. Una vez que se ha iniciado la actividad sexual, las jóvenes necesitan contar con un apoyo profesional adecuado, de modo de prevenir la falta de autoconocimiento y control.

Blas Ramón Rodríguez en 19:33

http://blasrodriguezmedicinapsicologica.blogspot.com.es/2015/05/la-dificil-realidad-del-embarazo-juvenil.html?m=1

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