Más de un millón de andaluces tratan de subsistir con menos de 332 euros mensuales

Como cada 17 de octubre, un año más se conmemoró el Día Internacional contra la Pobreza; y así será mientras que el 1% de la población acumule la misma riqueza que el 99% restante de las personas que habitan un planeta, rico en recursos y pobre en igualdad.

La distribución interplanetaria de los recursos alcanza cotas de insolidaridad insostenibles. España no es ni mucho menos una excepción. Y Andalucía, esta vez sí, ostenta el dudoso privilegio de liderar, junto a Ceuta y Murcia, un ranking, el del mayor número de personas en riesgo de pobreza y exclusión social. Acción es lo que pide la plataforma Pobreza 0 esta semana desde Granada. Y conciencia. Y un compromiso de los agentes sociales, todos, sin excepción, más allá de los protocolos y las intenciones.
José Márquez, junto a miembros de las ONG en la campaña Pobreza Cero.
Ester Campos
José Márquez, junto a miembros de las ONG en la campaña Pobreza Cero.

“Un impuesto del 1,5% sobre el patrimonio de los más ricos, sería más que suficiente para hacer frente a la pobreza y a una tendencia que parece imparable”, afirma José Márquez, presidente de la Coordinadora Granadina de ONGDs, (CONGRA). “Claro, que este salto en la política fiscal –comenta- requiere una voluntad real y efectiva de cambio de nuestros gobernantes.  Los Estados gobiernan y regulan  pensando sola y exclusivamente en el bienestar de las élites y las grandes corporaciones. Y esto no es sostenible.” “Gobernar para la ciudadanía, no para las élites; y redistribuir los recursos para que la riqueza llegue a toda la población es el verdadero reto.”

“Pobreza 0. Campañas de visibilidad y concienciación, para llegar a una ciudadanía, comenta Inés Barrio, representante de Oxfam Intermon en Granada, que se muestra, y cada vez más, indiferente ante una situación que compete a todos. Culpabilizamos a los pobres de su pobreza. Y es que pobreza siempre ha habido; lo que cambia ahora y se agudiza es el concepto de ‘desigualdad’, que es abrumador, porque sobra decir que el planeta genera recursos y riqueza para todos; el problema –que requiere soluciones urgentes- es la distribución para que esta riqueza deje de caer siempre en las mismas manos.” “Hoy, en 2016, hay en todo el mundo solo 62 personas, que cabrían en un autobús, ¡y se dice pronto! –enfatiza Inés Barrio- que acaparan tanta riqueza como la mitad de la población más pobre del planeta, 3.600 millones de personas.”

Atendiendo una solicitud de información. Ester Campos

Cuando, quien firma este reportaje, con vergüenza en su rostro, se pregunta  si es que acaso no hay soluciones, José Márquez e Inés Barrio no dudan, y casi que al unísono, afirman “por supuesto que las hay, y están a nuestro alcance. Está claro que hoy es imposible plantar cara a la pobreza sin voluntad política y civil para erradicar la actual e ingente crisis de desigualdad. Y lo primero y quizá más complejo es desmontar el entramado de paraísos fiscales que facilita que se vacíen las arcas públicas.”

Por eso, estos días en el corazón de Granada, en Puerta Real, los integrantes de Pobreza 0 –que no son pocos, aunque insuficientes aún- recaban firmas para exigir a los Gobiernos que acaben con los paraísos fiscales, que copando, como copan, un sinfín de titulares en los medios de comunicación, aún no sonrojan suficientemente a nuestros dirigentes. “Gobiernos y élites, un matrimonio de conveniencia…”, según José Márquez, “porque erradicar una situación a todas luces injusta e insolidaria no es prioritaria en la agenda de nuestros políticos.”

No hay que salir muy lejos para encontrarse con personas en severo riesgo de sufrir pobreza extrema. Granada se encuentra entre las cuatro provincias más desfavorecidas, según los datos publicados en mayo por el Servicio de Empleo Estatal. La estadística pone de manifiesto que cerca de 100.000 personas en la provincia se encuentran en situación de desempleo. Casi 70.000 de estas personas no reciben prestación económica alguna, con lo que subsistir se convierte en una verdadera ‘faena’.

Basta con cumplir y hacer cumplir la Declaración de Derechos Humanos de Naciones Unidas para atajar un problema que se está cronificando, la desigualdad

Por supuesto, los menores son víctimas silenciosas de esta situación. En Andalucía, más del 48% vive en riesgo de pobreza extrema y exclusión. Según el informe de la Red Andaluza de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social (EAPN-A), nuestra Comunidad es la segunda con la tasa de pobreza infantil más alta de España, y con el mayor número de menores viviendo en hogares con baja intensidad de trabajo. “En Granada, hay cientos de niños y niñas, sobre todo en la zona Norte, que solo tienen acceso a una comida diaria ‘decente’, que es la que reciben en el colegio –lamenta José Márquez-. Por eso, desde Pobreza 0, exigimos que los centros escolares ofrezcan este servicio indispensable para tantos y tantos menores, incluso en períodos vacacionales. El  hambre y la desnutrición no entienden de fechas y no dan tregua –sentencia-.”

Todos los esfuerzos son pocos para combatir una situación de pobreza vergonzante en nuestro país. Basta recordar que, según el informe AROPE, España es el segundo país de la UE en pobreza infantil, donde existe un riesgo real y sigiloso que expone a más de 3 menores de cada 10 a padecer pobreza y exclusión.

Hay un mensaje de esperanza, sin embargo. Un atisbo de luz para todas estas personas. “Es el momento de dejar de evitar cruzar nuestras miradas con un problema que es de todos, no solo de quienes lo padecen. Concierne a la ciudadanía exigir a sus gobernantes que tomen las medidas –por incómodas que resulten- para erradicar la pobreza en todo el mundo.  Este gesto requiere decrecer… Dejar de  crecer a cualquier precio porque no solo es insostenible en el tiempo y en el planeta. Hay que redistribuir los recursos para que lleguen a todo el mundo, sin excepción. Y dejar de mantener un sistema concebido por y para las élites. Hay que forjar el concepto primigenio de ‘comunidad’. ¿No es irónico que en un mundo globalizado  vivamos solos? Solos y encaminando todos nuestros esfuerzos a satisfacer necesidades creadas por las grandes corporaciones”, concluyen José Márquez e Inés Barrio, en una conversación cada más apasionante y apasionada.

Inés Barrio y José Márquez. Ester Campos

“Pretender acabar con la pobreza y la miseria, recogiendo dinero en una hucha, en un gesto que no pasa de ser meramente simbólico, es absurdo e hipócrita”, afirman. “La pobreza no se erradica con la caridad.”

 “Tiene gracia que mientras que presumimos de recoger donativos en fechas puntuales, y cargamos de impuestos  productos y necesidades básicas, las transacciones financieras, las que de verdad mueven dinero, gocen de una situación privilegiada. En el mundo, se manejan  billones de euros en operaciones financieras, que no pagan ni un solo céntimo fiscal, ante la indiferencia de nuestros gobernantes.”

Basta con cumplir y hacer cumplir la Declaración de Derechos Humanos de Naciones Unidas, según el presidente de CONGRA, para atajar un problema que se está cronificando, la desigualdad. La ciudanía tiene el poder y el deber de exigir a los Estados que frenen el incremento de la pobreza y el deterioro del planeta. “Tenemos un compromiso con las generaciones venideras.” En nuestra mano está exigir el rechazo de grandes tratados comerciales, pactados a espaldas de la ciudanía, que forjan el poder de las grandes multinacionales, mientras se lesionan derechos irrenunciables que nos son inherentes. Y Justicia Fiscal, combatir la evasión hacia paraísos fiscales con una política tributaria justa y solidaria… Y todo esto sería suficiente para combatir una situación que, como viene siendo habitual, expone a los más vulnerables a vivir situaciones de extrema miseria, que han dejado de sonrojar al común de los mortales.

 

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