CAPITAL DE MI DOLOR por Juan Alfredo Bellón  para  EL MIRADOR DE ATARFE el domingo 09-04-2017

Qué duda cabe de que, a estas alturas del año Granada es la Capital de mi dolor ciudadano,por el mucho abandono en que la tienen las autoridades nacionales (desconexión ferroviaria con Sevilla y Madrid y aislamiento por carretera del Eje Mediterráneo) regionales (falta de cumplimiento de las obras del Metro y del soterramiento de la entrada del tren en la ciudad y práctica desaparición de su estación de ferrocarril acorde con su importancia urbana capitalina para no olvidar la desaparición paulatina del tráfico aéreo, dado el escasísimo desarrollo y olvido de la ampliación del aeropuerto hasta dejarlo reducido a una terminal de pin y pon, por no decir de juguete, donde se desconoce el carácter estratégico de nuestra ciudad y provincia en las comunicaciones aéreas y portuarias peninsulares, continentales y transcontinentales.

De ser Andalucía el eje vertebrador de esa Rosa de los Vientos que es el sur de la Península, organizado en los seis pivotes andaluces (Granada, Almería, Málaga, Sevilla, Cádiz y Huelva con los dos riñones estratégicos de Cordoba y Jaén) se está pasando a desmochar el poder penetrador meridional de dicha Rosa reduciendo su potencia expansiva a casi tan solo la dualidad cuando no el reinado mono expansivo del polo sevillano apenas flanqueado por el refetrente costero malagueño.

Y conste que hacemos referencia a la amplitud del ángulo proyector del sur meridional andaluz cuando se decía de su inoperancia aquello de cómo estará Sevilla cuando no quiere trigo… para hacer referencia a la voracidad de absorción del polo sevillano cuya potencia era incalculable sobre todo cuando se proyectaba hacia el Sur y el Suroeste africano y americano respectivamente.

Piensesé en lo ridículo de la capacidad de absorción del simple sur si se compara con la que pudo llegar a tener todo el sur, representado por la costa norteafricana y Canarias, complementado por todo el oeste sur y centroamericano como eslabón estratégico de lo inmediato atlántico tras lo cual se cernía la inmesidad pácifica, asiática, índica e indonésica proyectadas hacia el infinito y más allá. Y compárese luego con lo escuálido del escenario surpeninsular formado por las hoyas de Baza y Guadix, los acantilados de las costas almerieses, granadinas y malagueñas, las tierras bajas del valle del Guadalquivir y las costas gaditanas y onubenses donde este se remansa en la mar oceana. Y vease luego cómo, con tal de castigar la rebeldía granadina y altoandaluza se ha venido en castigar desde Madrid con óptica provinciana la producción expansiva agropecuaria de estas tierras jienenses, granadinas y almerienses de la Penibética cegándoles el impulso expansor de su trigo y su aceite, sus frutas y sus hortalizas y demás productos comercializables hasta permitirnos exclamar ponderativamente la cegazón de los sevillanos: Cómo estará Sevilla de loca y de ciega, en efecto, y Madrid y Bruselas y el Cristo que los fundó, que desprecian la riqueza y la materia prima comercial de esas tierras y valles, de esas costas y playas que hoy llenarían hasta el colmo las atarazanas y las lonjas andaluzas para hacernos llegar a intercambiar nuestros productos a los países más lejanos con los efectos beneficiosos cosiguientes para todos incluyendo la expansión de la riqueza y el crecimiento. Y si no, que lo digan los mercados de frutas y hortalizas de Frankfurt, Berlin y Londres donde se recibe a los agricultores de La Vega granadina y de la Costa mediterránea como si de héroes esforzadísimos se tratara.

Y así, nombraré a Granada, como podía hacerlo con el resto de las grandes ciuades andaluzas, capital de mil espectativas favorables truncadas sin motivo ni explicación razonable, capital de mi dolor mayor y de mi castigo más ciego e inexplicable y, sobre todo de mi paraíso más injustamente castigado, cosa que además resulta más evidente ahora, en primavera, cuando esta tierra puja y surge por entre las grietas de sus laberintos ancestrales, cuando lo meramente animal y vegetal se convierte en poder humano valiosísimo, tanto en lo material como en lo espiriual y asombra a quienes la contemplan y sobre todo la disfrutan beneficiándose de sus innegables valores.

Y duele comprobar lo injusto de la afrenta y lo ciego del error. Cuando se vive en una tierra tan llena de posibilidades en lo material y en lo espiritual como es la andaluza, no es perdonable el desperdicio de los muchos valores que atesora ya sea por despreciarla sobrevalorando lo propio ya por desenfocar su valoración atribuyéndosela a aspectos que no la justifican ni fundamentan con objetividad.

Y mientras, para más INRI, el tío Trump rompiendo amarras y sin encomendarse a Dios ni al Diablo, decidiendo por su cuenta y porque sí bombardear las fuerzas oscuras del Daesh en territorio sirio por haberse atrevido el presidente El Asad ese a usar las armas químicas con la población infantil indefensa a lo cual se añaden ahora los bombardeos con misiles USA indiscriminados desde sus potentes buques de guerra sembrados cobardemente en todo el Mediterráneo oriental. ¿Y cómo no va a ser Capital de mi Dolor esta desde donde observo la tragedia que nos aflige en esta primavera de sangre hermana mediterránea?

Ojalá pronto, en plena tragedia de la sorprendente ruptura conyugal de David Bustamante y Paula Echevarría, se rompan las cadenas de tanta indignidad y tañan a los cielos las trompetas de Jericó hasta que sus murallas se agrieten y se desplomen bajo el peso de su propia estupidez penetrando en la raíz de sus defensas furtivas, ay mi Granada y mi Andalucía, Capitales de nuestra paz más laboriosa, mi Dolor y Amor verdaderos.

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