«Crónica de un barrio aislado» por Alberto Granados

Vivo en el barrio de los Pajaritos y en esta entrada voy a contar la desagradable experiencia vivida ayer con motivo de la trigésimo tercera edición del Medio Maratón Ciudad de Granada, que al parecer tuvo un gran éxito de participación, pero que colapsó media ciudad, según los comentarios que la noticia de Ideal generó a lo largo de la tarde de ayer.

Ayer, a las nueve de la mañana, mi mujer y yo salimos de casa en coche para unos quehaceres en el área de la estación de autobuses. A lo largo del breve desplazamiento vimos bastantes agentes de la policía local, especialmente en los cruces. No sabíamos nada de la mencionada prueba deportiva y llegamos a pensar en la presencia de algún político en nuestra ciudad. Sobre las diez y cuarto intentamos volver a casa, pero nos encontramos con la desafortunada circunstancia de que la carrera había bloqueado las entradas a nuestro barrio (nuestro y de unas ocho mil personas más, según tengo entendido).

 

 

 

Barrio de los Pajaritos

Barrio de los Pajaritos

 

A mi barrio se puede entrar por tres sitios. Si venimos del norte, podemos cruzar la rotonda de Villarejo y seguir por Avenida de Andalucía hasta los juzgados y allí girar a la derecha para entrar por Faisán, o bien bajar unos metros en la mencionada rotonda de Villarejo y entrar por Avenida del Sur para girar a la derecha por la continuación de la Avenida del Beiro, llamada ya calle Alondra (esta posibilidad es sólo para residentes, según un bando municipal). Por el contrario, si venimos del sur (desde el Triunfo) podemos entrar por Avenida de Andaluces.

Ayer, sin embargo, estas entradas estaban bloqueadas por la carrera. En efecto, nos desviaron por el carril contrario (dividido en dos calzadas por mediante conos) de Constitución hasta Severo Ochoa, desde donde no nos dejaron girar a la derecha ni en Comedores hasta la Estación de Andaluces, ni en el Camino Redonda, ya que la carrera ocupaba esas vías. Así las cosas, bajamos hasta Hipercor preguntándonos qué podíamos hacer. Tomar ese café de media mañana, nos pareció la opción más viable, pero no nos dejaron ni el Camino de las Vacas para llegar a La Chana, ni podíamos aparcar por la gran masa de coches perdidos en aquel marasmo que también deseaban una apetecible plaza de aparcamiento.

Les preguntamos sucesivamente a varios agentes de la policía local, que ayer no encontraban su amabilidad habitual, tal vez desbordados por el marrón que les había caído. El primero, en La Caleta, se encogió de hombros. Entendimos su mensaje (¿Y a mí qué me cuentas?). Al intentar girar en Andaluces, otro agente, visiblemente molesto por la idea de que deseáramos volver a nuestra casa, nos dijo: “Es que esto es una carrera”. Ya en Severo Ochoa, un tercer agente nos dijo tranquilamente: “No pueden entrar a Pajaritos”. Junto a Hipercor, un cuarto agente nos conminó a continuar rápido para no “entorpecer el tráfico”. Ya hubiera querido Breton una situación así para perfilar su Manifiesto Surrealista

Nueva vuelta hasta la rotonda de Hipercor con la idea de tomar la autovía en sentido Jaén-Madrid y nuevo bloqueo, por lo que tomamos el sentido de Armilla y allí llegamos casi a las once de la mañana intentando encontrar en nuestras mentes una manera de salir del coche. Finalmente, decidimos tomarnos las cosas con cierta calma y nos dirigimos hacia Cúllar Vega, donde la familia de mi mujer había tenido un pequeño chalé. Allí hubo siempre un bar-cafetería muy agradable donde repostar un café. Vana ilusión: El Ventorrillo lleva cerrado varios años. Afortunadamente, los de Izquierda Unida del pueblo habían organizado un acto electoral y ofrecían café, chocolate y tortitas hechas por los militantes para endosar a los invitados el programa electoral. Aceptamos y vimos cierta decepción en su amabilidad al saber que votábamos en Granada. Finalmente, nos dirigimos a Santa Fe, desde donde pudimos entrar a nuestro barrio por Villarejo, a eso de las doce y cuarto. Aún estaban retirando los conos y los botellines de agua mineral.

Lo de menos es que perdiéramos una mañana dando tumbos por la Vega. Lo más grave es que un barrio (ignoro lo sucedido en el resto de la ciudad) quedara aislado sin previo aviso. Veo en ello tal falta de respeto, tal nivel de desconsideración, que creo que el equipo municipal merece que se les eche de la Plaza del Carmen. No se trata de un hecho aislado, ya que el pasado cinco de octubre hubo otra prueba parecida y pude fotografiar sus consecuencias y denunciarlo en este blog.

No tengo nada en contra de este tipo de pruebas masivas. Al contrario, creo que una ciudad como Granada tiene que organizarlas para ganar prestigio, para reactivar su economía, para estar presente en el calendario de pruebas de alto calado. Lo que no acepto es la pésima planificación, la nula información, la desconsideración hacia la ciudadanía. Me parece ver en ella un rasgo distintivo del caciquismo al que asocio al Partido Popular. Me parece oír a los responsables de Movilidad y de Deportes diciendo algo así como: “No pasa nada, que se apañen, que aquí lo importante es salir en la foto”. Por eso lo denuncio. En unos meses dos atascos en los que he visto, una vez como peatón y otra como prisionero en un coche, un poco de todo: gente que iba adquiriendo la conciencia de que perdía un vuelo, de que llegaba tarde a una boda o a un entierro, turistas que veían como su jornada granadina se convertía en un inexplicable encierro… Y pienso en los abuelos que ayer verían agobiados que sus hijos no llegaba a recogerlos, y a trabajadores que ayer no llegaban a su farmacia, o a su bar o a su panadería y parejas que inexplicablemente no se encontraban, en algún enfermo pendiente de una medicación…

 

 

El alcalde en la misa de San Cecilio. Imagen de laicismo.org

El alcalde en la misa de San Cecilio. Imagen de laicismo.org

 

 

No se puede convertir una ciudad en una encerrona y no pagar las consecuencias. Lo mío es sólo anecdótico, pero estoy seguro de que en otros casos la situación no se limitó a algo tan liviano y creo que hoy mismo tendrían que haber dimitido los responsables de las concejalías de Movilidad y Deportes. Es obvio que no lo harán porque la vergüenza política no cabe en este caso (me remito a la Gurtel, Valencia, Bárcenas, Rato, Trillo…), por eso termino con una propuesta para los masoquistas que pueda haber en nuestra ciudad: el próximo día 24, votad de nuevo a Torres Hurtado.

 

Alberto Granados

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