El problema no son las adolescentes descubriendo su sexualidad. El peligro son las personas que encuentran un cacho de carne apetecible y disponible en la imagen de una menor con poca ropa

El juez de menores Emilio Calatayud participó en ‘La mañana de La 1” para hablar de los peligros que los adolescentes pueden encontrarse en las redes sociales. “Las niñas se hacen fotos como putas”, afirmó. Teniendo en cuenta que el debate era sobre los peligros de internet, lo lógico hubiera sido incidir en los grupos de pederastas que se organizan en Facebook u otros foros, o en los acosadores que chantajean a sus exnovias amenazando con hacer públicas sus fotografías íntimas, pero no. Resulta que, atendiendo a esta frase, ellas son el peligro. Las responsabiliza de que otros hombres las cosifiquen o difundan sus imágenes porque son ellas quienes escogieron vestirse como unas putas, fotografiarse y poner las imágenes en circulación.

Las víctimas, cómo no, son esos hombres que no pueden resistirse ante los encantos del género femenino y apelan a su condición de machos alfa para justificarse. Si nos miran con ojos de puteros es normal que vean putas, aunque solo sean unas niñas. Nada extraño teniendo en cuenta que España es el tercer país del mundo que más prostitución consume.

Ellas han sufrido ‘sextorsión’ y ‘porno vengativo’, las dos caras de una misma moneda: usar imágenes ajenas de contenido sexual para arruinarle la vida a una persona. Estas son sus historias

Señor Juez, en primer lugar me gustaría decirle que no dudo en absoluto de su ejemplar trayectoria: ser machista y un excelente profesional no son cosas excluyentes. En su carta ¿de disculpa? matiza que se le había olvidado decir que los niños también se fotografían como putos. Esto es lo más gracioso que he leído desde ‘Cómo ser mujer‘ de Caitlin Moran, que dado el tema viene mucho al cuento. El truco de tratar de equiparar la acción en ambos géneros para esconder el machismo rancio y caduco de su torpe declaración no cuela. Y no cuela por una razón muy simple: las mujeres no cosificamos a los niños, ni demandamos el consumo de su cuerpo, ni las redes de prostitución les captan de manera masiva para que nos los follemos a cambio de dinero. Todo eso son cosas que hacen los hombres y por eso su matiz me resulta tan jocoso.

Los niños masturbándose en su cuarto viendo porno son graciosos, las niñas haciéndose fotos como las chicas de las revistas son unas putas

Si las mujeres vemos fotografías o vídeos de chavales de 12, 13 o 14 años jugando a ‘Mujeres y hombres y viceversa’ no vemos más que otra cosa que chavales jugando a ‘Mujeres y hombres y viceversa’. Lo de las Lolitas, las nínfulas, las ninfas o cualquier otro sustantivo de los que se han dedicado a inventar para culpar a las niñas de provocar su libido, y librar a los adultos de toda responsabilidad ante delitos de abuso sexual, es cosa de hombres, Señor Juez. Las niñas son niñas.

El peligro son las personas que encuentran un cacho de carne apetecible, disponible y entregado en la imagen de una menor con poca ropa. Sé que no se trata de un error porque son muchos los que como usted las califican de putas y es ahí donde reside el verdadero problema: los niños haciéndose pajas en su habitación viendo porno son graciosos, las niñas haciéndose fotografías o vistiendo como las chicas que ven en las revistas son unas putas. Se castiga al género femenino por hacer gala de sus bajos instintos y se utiliza la palabra «puta» para que los repriman.

Imagen promocional de la película 'Spring Breakers', con Selena Gomez y Vanessa Hudgens
Imagen promocional de la película ‘Spring Breakers’, con Selena Gomez y Vanessa Hudgens

No hay nada malo en que las adolescentes –ni las adultas– se fotografíen como les salga de la mismísima entrepierna. Están descubriendo su sexualidad, y los móviles y otros medios audiovisuales forman parte de su vida cotidiana. Echarse las manos a la cabeza por las posturas o la ropa que esas niñas deciden ponerse es de ser un hipócrita de primera división: cada día vemos campañas de publicidad, series de televisión y películas con estrellas infantiles a las que maquillan como puertas, les ponen mechas en el pelo y hasta las tiñen de rubio. Sexualizan su infancia en nuestra cara y nadie hace nada.

Vivimos en una sociedad que sigue educando a las pequeñas en el amor romántico y que las convence de que madurar no significa otra cosa que vestirse, maquillarse y comportarse como una adulta; hablamos de una sociedad que crea referentes femeninos ligados casi en exclusiva a la belleza y que encumbra a las mujeres en tanto en cuanto agraden la mirada masculina. Esas niñas a las que usted llama putas solo están imitando a los iconos que hemos creado para ellas. Precisamente, esta vez, la paja no está en el ojo ajeno.

POR HENAR ÁLVAREZ

https://blogs.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/con-dos-ovarios/2017-09-26/juez-menores-calatayud-ninas-putas_1449619/

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