El escritor británico ken Follett ha declarado que a su juicio “el futuro está en la integración de los países y no en la independencia” y que “le sorprende el ascenso del nacionalismo” en varios lugares del mundo occidental como Cataluña o Reino Unido, puesto que no cree que “esa sea la corriente del siglo XXI”.

Asimismo, ha añadido que el brexit “ha sido una idea muy mala para su país”. “Estoy seguro de que dentro de veinte años los británicos echarán la vista atrás y dirán que es la peor decisión que han tomado”, ha expresado durante la presentación de su nueva novela Una Columna de Fuego (Penguin Random House).

Se trata así de la continuación de Los Pilares de la Tierra y Un Mundo sin Fin una historia “de amor y espías” que, ambientada en el siglo XVI en la ciudad de Kingsbride, relata como surge el primer servicio secreto de Inglaterra, creado por la reina Isabel I. Según ha explicado, cuando ésta llegó al trono convirtió a Inglaterra en un país protestante enfrentándolo al resto de la Europa católica, una decisión “muy peligrosa”.

En cualquier caso, ha precisado que el tema del libro no es la religión, “sino la libertad”. “El conflicto que me interesa es el que existe entre la gente que tiene una actitud tiránica sobre la religión, imponiendo sus ideas a cualquier precio, y aquellos que lo toman con tolerancia” ha expresado para matizar que no habla sobre “las batallas entre cristianos y protestantes”.

“Nadie debe morir por sus creencias, y esta idea en el siglo XVI era considerada como algo muy radical”, ha señalado. Para él, la libertad es algo “inusual” en la historia de la humanidad, regida, la mayor parte del tiempo, por la tiranía. “Cuando uno está en el poder, ¿Por qué iba a relegar ese poder a su pueblo? Como hace Putin”, ha expresado.

En este contexto, y ante la pregunta de si es posible aislar la Iglesia de la política, Follett ha señalado que “cualquier religión, no solo la cristiana” y en cualquier momento, puede ser utilizada por los gobiernos para controlar a la gente. “En el siglo XVI hacían creer que era pecado desobedecer y cuestionar al rey”, ha destacado.

Espías que cambian la historia

El escritor ha explicado que antes de escribir El Ojo de la Aguja comenzó a reflexionar sobre la labor de los espías en la vida real, estudiando guerras y batallas históricas, y llegó a la conclusión de que “tienen el oficio de cambiar el curso de la historia”.

“Así empecé, analizando hechos fundamentales e importantes de la historia”, ha indicado para más tarde asegurar que “hay ejemplos modernos de que la acción de agentes encubiertos puede cambiar el curso de la historia en cualquier momento”.

Una parte de la novela transcurre en Sevilla puesto que, según ha explicado, en el siglo XVI (el Siglo de Oro), era “la ciudad más rica e importante de España”. “Como autor es una ciudad muy colorida, con un puerto fluvial lleno de barcos a donde llegaba todo el oro de América Latina” ha señalado tras describirlo como “un lugar muy interesante sobre el que escribir”.

En este punto, ha explicado que “aquella época fue muy conocida fuera de España” puesto que también “llevó a la creación de las dos américas”. “El Siglo de Oro debería haber sido más largo. Es el gran misterio de la historia de España”, ha expresado.

En cuanto al trabajo de documentación llevado a cabo para realizar la novela, ha asegurado que existe mucha información sobre el siglo XVI puesto que “la gente escribía memorias y se enviaban cartas donde se relataba lo que ocurría”. “Aunque como novelista, si nadie sabe la respuesta a mi pregunta, me lo puedo inventar”, ha bromeado.

Por último, preguntado por la corriente opinática que defiende que los ‘Best-Sellers son “de mala calidad”, el escritor ha señalado que “la gente utiliza el término intelectual” pero que, a su juicio, “las novelas no tienen por qué ser intelectuales. “Hablamos de cultura, no de ciencia, y por lo tanto hablamos de las emociones, de algo que llega al corazón”, ha concluido.