¿Sabes cuál fue el primer edificio que se levantó en la Gran Vía de Colón de Granada, del que este año se cumplen 120 años? Y, ¿cuándo se derribaron las hermosas construcciones de principios del siglo XX de la calle? Estas y otras respuestas las hallarás en este espectacular reportaje, con impactantes imágenes, del periodista y escritor Gabriel Pozo Felguera, que nos redescubre la historia menos conocida de la que fue la arteria principal de la capital granadina. No te lo pierdas.

  • Entre 1970 y 1980 se abrió la veda para que comenzaran a desaparecer casas historicistas de principios del XX; fueron sustituidas por enormes bloques de viviendas descontextualizados

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    Gran Vía hacia 1913. Se ve una calle de fachadas armoniosas y uniformes, con las torres del Sagrado Corazón enseñoreándose. Faltaba poco tiempo para que instalaran los raíles del tranvía.
Son diez los edificios originales que desparecieron de la Gran Vía de Granada. La piqueta especuladora se dio mucha prisa para sustituir los primigenios del primer tercio de siglo, especialmente entre 1970-80, una década terrible para esta calle de nuevo cuño. También fue el tiempo en que se consiguió salvar a otros; varios más aprovecharon para añadirles sobreplantas. El resultado es que la armonía inicial de la Gran Vía quedó rota en cuanto a alineaciones y el estilo ecléctico historicista con que fue concebida. Sus líneas de horizonte (especialmente la de arriba) se parecen hoy a los “dientes de la vieja”.

La Compañía de Jesús fue la promotora del primer edificio inaugurado en la Gran Vía de Granada. Fue la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, en el número 30 de la nueva calle; su primera piedra fue colocada el 4 de mayo de 1897 y la inauguración tuvo lugar con una misa el 20 de noviembre de 1898. Este año se va a cumplir el 120 aniversario.

La gestación del proyecto de Gran Vía había comenzado mucho tiempo atrás, pero fue en 1890 cuando se acabó el primer proyecto serio y se trazó la cala sobre la vieja medina de la ciudad. En agosto de 1895 comenzaron los derribos de más de tres centenares de casas, partiendo de la placeta del Pozo de Santiago

La gestación del proyecto de Gran Vía había comenzado mucho tiempo atrás, pero fue en 1890 cuando se acabó el primer proyecto serio y se trazó la cala sobre la vieja medina de la ciudad. En agosto de 1895 comenzaron los derribos de más de tres centenares de casas, partiendo de la placeta del Pozo de Santiago. En sólo dos años ya habían caído los edificios del entorno de  las casas de la Inquisición que, en buena parte, fueron ocupados por los edificios religiosos de los jesuitas.

No voy a repetir en este artículo los antecedentes ni motivos esgrimidos por los promotores de aquella magna obra; solamente me voy a centrar en los diez edificios originales que ya no están. Solamente recordaré que las nuevas clases granadinas adineradas, la mayoría por el negocio azucarero, imitaron la moda de otras grandes ciudades de levantar grandes vías para lucir su nuevo estatus. En el caso de Granada, se sumó el pretexto de sanear una zona muy insalubre y conectar las partes noroeste y sureste de la ciudad; no se les ocurrió hacerlo mediante una calle por las afueras, sino partiendo el caserío de un tajo recto.

Barajaron varias posibilidades, siempre en línea recta, para unir la calle Méndez Núñez (actual Reyes Católicos) con el descampado del Triunfo. Al final, se tomó como referencia la fachada del Convento del Ángel Custodio (actual sede de la Fiscalía Superior). Se le bautizó como Gran Vía de Colón, en homenaje al IV Centenario del Descubrimiento de América. Otros propusieron Gran Vía del Azúcar, nombre mucho más adecuado para la idea subyacente de sus promotores; de allí iban a ser expulsados al extrarradio las clases modestas artesanas y agrícolas, para ser sustituidos por los nuevos ricos de Granada.

Gran Vía hacia 1921-24. Esta foto aérea nos muestra cómo estaba la parte central de la nueva calle: edificio del Círculo de Obreros (28); edificios desaparecidos en la década de los setenta (26, 24 y 22); único edificio original de ese tramo de acera que queda, hoy hotel Eurostars (20); convento del Ángel  Custodio (18); casa de los Rodríguez Acosta, Banca (16), hoy Caixa; Cine Olimpia (21); solar de la futura Caja de Previsión, hoy de la S. Social (23), cuya construcción comenzó en 1925; y casa del Garaje Gran Vía (25), hoy Hotel Gran Vía.

La nueva y moderna calle tiene 822 metros de largo y 20 de anchura (contando las aceras). La cala que se abrió para albergar la vía y sus lujosos edificios tenía como mínimo 60 metros de ancha. Se llevó por delante dos docenas de edificios que hoy podríamos calificar como de especial protección; los anticuarios del momento se forraron expoliando todo lo que de artístico había acumulado Granada desde varios siglos atrás

La nueva y moderna calle tiene 822 metros de largo y 20 de anchura (contando las aceras). La cala que se abrió para albergar la vía y sus lujosos edificios tenía como mínimo 60 metros de ancha. Se llevó por delante dos docenas de edificios que hoy podríamos calificar como de especial protección; los anticuarios del momento se forraron expoliando todo lo que de artístico había acumulado Granada desde varios siglos atrás.

La cala sólo dejó en pie el Convento del Ángel, porque su fachada coincidía con la nueva alineación; y el convento de Santa Paula, si bien en este caso cortado casi rozando el claustro; fue tapado con una fachada-forillo de tres plantas, que aún hoy se puede ver en la parte baja del hotel que ha heredado su nombre.

Entre 1898 en que fue levantada la iglesia del Sagrado Corazón y 1934 en que se acometió el edificio del Banco de España, el último de la primera generación (o el primero de la segunda), las fachadas de la Gran Vía son un completo catálogo de la evolución de estilos arquitectónicos de aquel tercio de siglo. Vemos modernismo afrancesado, eclecticismo, funcionalismo e, incluso, retazos de gaudismo. Pero todos ellos consiguieron una armonía tolerable al estilo ya trasnochado de Haussmann.

Los nueve edificios de nueva generación (si exceptuamos el Banco de España), fieles representantes de la arquitectura del desarrollismo final de la dictadura, vinieron a romper la armonía por tratarse de edificios descontextualizados.

Caen los números 26, 42 y 24; y el 22 pocos años después

Juan Jordana Monserrat diseñó un pequeño edificio de viviendas a continuación de la enorme propiedad del médico Gregorio Fidel Fernández Osuna. Llevaba el número 42 y tenía también cuatro plantas. Eso ocurrió en 1912 y su propietaria era Ángeles Sánchez de Jordana. El solar tiene 346 metros cuadrados.

En el año 1970, su propietario decidió demolerlo para levantar en su lugar un estrecho y alto edificio en ladrillo rojo, con sótano y nueve plantas de alzada. Es uno de los más feos construidos en la nueva oleada.

Edificio situado en el número 42, extraído de la foto aérea de 1921-24.

Número 42, la primera en caer, en 1970

Antiguos edificios 22 y 22, que flanqueaban el callejón del Buen Rostro.

Juan Montserrat diseñó en 1901 el edificio número 24 para su clienta Clotilde Aguilera Garrido. La casa fue levantada en 1902-3. Era una casa de planta baja, entresuelo y dos alzados. En el año 1948, con proyecto de Fernando Wihelmi Castro, le fue añadida una planta y un torreón. Su solar ocupa la esquina de la calle Álvaro de Bazán y es de sólo 162 metros cuadrados.

En 1973 también le llegó el turno del derribo. En su lugar fue edificada una casa con el triple de volumen que la original, hasta alcanzar las nueve plantas. Equiparaba su rasante con la cercana del Círculo Católico.

Entre el Sagrado Corazón y la calle Buen Rostro ya sólo quedaba el edificio número 22 de los antiguos. Llegó 1979 y también el turno de caer víctima de la piqueta. Hoy es un bloque con dos sótanos, planta baja y seis sobre rasante. El original había sido levantado en 1902 por el banquero Rafael Rubio Orellana, cuñado de Manuel Rodríguez-Acosta

En medio quedaba aislado el edificio número 26. Era precisamente la primera casa de viviendas construida en la nueva calle, promovida por Juan López-Rubio Pérez, el presidente de la Reformadora Granadina S. A. encargada de promover la gran calle. Su arquitecto Francisco Giménez Arévalo se la había diseñado y construido en 1900. Así es que también le llegó el momento de desaparecer, casi de forma paralela al situado en el número siguiente. Este edificio no sólo fue el segundo levantado en la Gran Vía, sino también el segundo en ser objetivo de la piqueta, en 1972.

Entre el Sagrado Corazón y la calle Buen Rostro ya sólo quedaba el edificio número 22 de los antiguos. Llegó 1979 y también el turno de caer víctima de la piqueta. Hoy es un bloque con dos sótanos, planta baja y seis sobre rasante. El original había sido levantado en 1902 por el banquero Rafael Rubio Orellana, cuñado de Manuel Rodríguez-Acosta, con planos del arquitecto Modesto Cendoya.

En 1973 cayó el popular Cine Olimpia

El Cine Olimpia quizás fuese durante su medio siglo de existencia el edificio más popular de toda la Gran Vía. Su oferta como teatro y cine vino a satisfacer la gran demanda que había por entonces en Granada, sin duda la época dorada de la cinematografía. Su construcción se acabó en octubre de 1920, promovido por la Sociedad Anónima Civil de Espectáculos. Ocupaba un solar de 1.070 metros cuadrados, toda la manzana comprendida entre Gran Vía, Lecheros (actual Álvaro de Bazán), calle San Agustín y el Mercado de San Agustín. El presidente de la empresa de espectáculos era Aurelio Capilla Ríos y el arquitecto Matías Fernández-Fígares y Méndez.

Lo más característico del edificio era su portada al estilo greco-romano, con el frontispicio que recordaba al Coliseo de la Ópera de París (las edificaciones de París tuvieron mucha influencia en nuestra Gran Vía, como veremos más adelante). En su interior, tenía un enorme patio de butacas abocinado, cuyo escenario lindaba con la calle San Agustín, más un entresuelo en forma de media luna y sus palcos laterales. La casa tenía una alzada de dos plantas, con poco más de 2.500 metros construidos. (El cine fue abierto el 21 de noviembre de 1920; en la publicidad que hicieron, se decía que contaba con capacidad para 1.500 personas: 750 en el patio de butacas, 22 palcos lujosos y 250 butacas preferentes más espaciosas. El empresario cinematográfico era Eduardo Cifuentes Biedma; el actor Pepe Martín y las imágenes de la guerra de África eran la gran atracción de aquellos primeros años).

Olimpia en 1921. Interior del Teatro-cine Olimpia, recién estrenado. Foto de la revista Granada Gráfica.

Habían proliferado los cines en Granada y se anunciaba la feroz competencia de la televisión. La solución fue derribarlo, en 1972, y en su lugar levantar un edificios mastodóntico de casi 10.600 metros cuadrados (dos sótanos, planta baja y ocho alzados), destinado a oficinas y viviendas

Pero para finales de los años sesenta ya se venía hablando de la poca rentabilidad de un edificio tan grande. Habían proliferado los cines en Granada y se anunciaba la feroz competencia de la televisión. La solución fue derribarlo, en 1972, y en su lugar levantar un edificios mastodóntico de casi 10.600 metros cuadrados (dos sótanos, planta baja y ocho alzados), destinado a oficinas y viviendas. Es, sin duda, el edificio más horrible que habita la Gran Vía de hoy.

Al menos el edificio y la gran cafetería que ocupa sus bajos llevan el nombre de Olimpia en recuerdo de lo que fue en el pasado.

Fachada greco-romana del Cine Olimpia durante un desfile en 1952.

Edificio Olimpia actual. Tiene más de 10.500 metros edificados.

Muerte al edificio Sindical

Ricardo Castella y González-Aurioles acabó la construcción de su edificio en el número 48 de la Gran Vía en el año 1914. Se lo diseñó el arquitecto Ángel Casas. Por aquellos pisos deambulaba de pequeño el escritor Francisco Ayala, sobrino del propietario. Se trataba de un edificio en planta baja y tres alzados, situado enfrente del solar en el que crecería dos años después el único palacete ajardinado de la calle. Tiene una superficie de 645 metros cuadrados.

Castella provenía de familia de banqueros (establecido en la calle Duquesa) y tenía buen gusto para la decoración interior. No escatimó en mármol de Macael para el solado de zonas comunes y la escalera, con barandilla de nogal y puertas con filigranas en bajo-relieves. El zaguán y las zonas nobles de las viviendas fueron pintados por artistas del momento.

La construcción de todo el edificio costó 140.000 pesetas de la época. La mayoría de los pisos fueron destinados a alquiler a familias de alto poder adquisitivo.

Casa Sindical antes de ser demolida en 1973.

Gran Vía 48, en 1976, edificio levantado por la Caja Rural Provincial. Hoy es propiedad de la Universidad.

En las décadas de los años 1950-60 la mayor parte de la casa fue alquilada por la Central Sindical; allí se realizaban cursos y actividades formativas de trabajadores. En 1973 fue adquirida por Eduardo Jiménez Gil de Sagredo, fundador y primer presidente de la Caja Rural Provincial, para albergar su sede principal. El consejo rector de la cooperativa de crédito entendió que el edificio de viviendas no le era operativo; lo derribaron para ahondar un sótano y levantar ocho plantas. La baja quedó como oficina principal de la Caja, mientras que el resto del edificio fue alquilado al Ministerio de Agricultura. En el año 2010 fue vendido a la Universidad de Granada.

La Banca Rodríguez Acosta y el número 10

El año 1973 también acabó llevándose por delante otros dos edificios situados en el primer tercio de la Gran Vía. Uno de ellos, el de la Banca Rodríguez-Acosta, era todo un símbolo por tener su esquina bastante lucida debido a lo despejado del Convento del Ángel (hasta 1934) y después por el retranqueo del Banco de España.

Pero en 1973 los Rodríguez-Acosta decidieron demoler el edificio situado en el número 16 y levantar en su lugar otro impersonal edificio moderno de cuatro sótanos y nueve plantas sobre rasante. Su excesivo volumen ha tapado las vistas que tenía la Catedral desde el bajo Albayzín

El banquero Manuel Rodríguez-Acosta y Palacios había encargado a Juan Montserrat el diseño de dos edificios casi gemelos para levantar en la manzana demarcada por las calles de la Cárcel y Cetti Meriem, cada una de sus esquinas coronadas por un templete cerrado. Ocuparían los números 14 y 16 de la nueva avenida. El encargo fue hecho al arquitecto en 1902. Tenía cuatro plantas de alzada y varios patios interiores. Los edificios ya estaban operativos en 1908, destinados a viviendas del banquero y sus hijos, así como para la instalación de las oficinas principales de la Banca. Los dos edificios tuvieron una vida un tanto paralela relacionada con la familia Rodríguez-Acosta y su actividad financiera.

En 1943, la Banca fue absorbida por el Banco Central, que abrió oficina en el número 2, la esquina par a Reyes Católicos. Los Rodríguez-Acosta hicieron un último intento creando el Banco de Granada en los primeros años sesenta-setenta del siglo pasado. Pero en 1973 los Rodríguez-Acosta decidieron demoler el edificio situado en el número 16 y levantar en su lugar otro impersonal edificio moderno de cuatro sótanos y nueve plantas sobre rasante. Su excesivo volumen ha tapado las vistas que tenía la Catedral desde el bajo Albayzín. El edificio resultante fue obra del arquitecto García de Paredes. Tras el Central, hoy ha pasado a ser propiedad de la Caixa.

En esta foto se asoma por la izquierda el Convento del Ángel, la casa demolida de los Rodríguez-Acosta (la número 16) y los números 14 y 12, que permanecen en la actualidad.

Casi paralelamente a sus vecinos 14 y 16, el propietario Manuel del Saz Tello encargó un proyecto de seis viviendas al arquitecto Juan Jordana Montserrat. Hacía esquina a la calle Almireceros y estuvo listo para su ocupación en mayo de 1904. El bloque, de cuatro alzadas, tenía cinco patios para iluminar los interiores; su bajo fue repartido en siete pequeños comercios, que siempre estuvieron muy demandados. Los laterales y la esquina fueron rematados por unos miradores cerrados al estilo de los que eran habituales en esta calle, al estilo de los que tenía la Casa Sindical. El conjunto resultaba muy armonioso.

Existió hasta que, en 1973, fue demolido y encargado un proyecto moderno a un arquitecto portugués. El resultado del hoy conocido como edificio Santa Lucía es un bloque también descontextualizado, de 3 plantas en sótano y 8 sobre rasante. En sus excavaciones aparecieron interesantes restos arqueológicos de ápocas romana y árabe, que fueron silenciados. Sin duda, otra gran aportación a la historia de la arquitectura local.

En esta foto se marca con el número 10 el edificio antiguo desaparecido en la esquina de la calle Cetti Meriem.

Edificio nuevo sobre el solar del antiguo número 10.

Gran Vía 28, Círculo Católico de Obreros

Su construcción se inició en 1902, a partir de la licencia de obras solicitada por Salvador Montoro López, en su calidad de presidente del Círculo Católico de Obreros de Granada. El Círculo fue una institución ligada a sectores católicos que pretendía alejar a los obreros de las tabernas y del socialismo emergente; promovió una caja de ahorros que no llegó a cuajar. (En otros lugares sí consolidaron una caja de ahorros, caso de Burgos con Caja Círculo).

El proyecto inicial del edificio lo redactó Juan Montserrat y Vergés; ocupaba tres solares pegados al Sagrado Corazón. En principio, era de un cuerpo central de tres plantas y dos laterales de una planta; al final, fue construido con altura similar a cuatro plantas, un poco rebajado en los laterales. Era de los edificios con mayor fachada a la Gran Vía.

Foto aérea hacia 1950. Casa de la Perra Gorda (1), iglesia del Sagrado Corazón (2), Círculo de Obreros Católicos (3), casa de Juan López-Rubio, primera en construirse (4) y Cine Olimpia (5).

Fea línea de fachadas actuales entre el Sangrado Corazón y el Banco de España. Los números 28, 26, 24  y 22 son edificios nuevos, levantados entre 1972 y 1980. En ese tramo sólo queda original el número 20.

Si comparamos el caso del número 20, se comprueba cómo ha desaparecido el zócalo original (obligatorio) de piedra de Sierra Elvira y los arcos de puerta y fachada. A finales del siglo XX fue convertida en una fachada de hormigón con horrorosos cierres metálicos. Actualmente, el uso hostelero le ha devuelto cierta prestancia.

En su planta baja tenía un gran salón porticado, que hacía las veces de teatro, sala de reuniones, mítines, actividades culturales, etc. En el año 1916, el Círculo Católico lo reconvirtió en sala de cine, con el nombre de Cinema Colón, según proyecto de José Felipe Giménez Lacal.

Es probable que en esta reforma fuese cuando se elevaran los módulos laterales de la fachada, ya que a mediados de los años veinte las fotos muestran un alzado más que en el proyecto original de Juan Montserrat. El local jugó un papel bastante relevante durante la guerra civil de 1936-39, en calidad de apoyo al ejército nacional.

En 1976 fue demolido para dejar paso al edificio actual de ocho plantas de alzada (más sótano y bajos comerciales) destinado a tiendas  y viviendas. Su edificabilidad original fue multiplicada por cuatro. Su volumen empequeñeció las torres del Sagrado Corazón.

8 de marzo de 1936. Fernando de los Ríos (con barba) encabeza una manifestación desde la Plaza de Toros que pasa delante del edificio del Círculo.

El desastre se prolongó hasta la década de los 80

La década de los años ochenta del siglo XX no iba a acabar sin ver caer algún edificio más; el pésimo  urbanismo de la época tardofranquista anunciaba un plan general de ordenación urbana desde el primer ayuntamiento democrático; ya en 1980 habían comenzado la redacción del primer PGOU de Granada. Mientras tanto, todavía hubo tiempo para que desaparecieran otros dos edificios más, concretamente los números 22 y 25.

La década de los años ochenta del siglo XX no iba a acabar sin ver caer algún edificio más; el pésimo  urbanismo de la época tardofranquista anunciaba un plan general de ordenación urbana desde el primer ayuntamiento democrático

El 22 también era de la quinta de 1902, promovido por Rafael Rubio Orellana, empresario emparentado con los Rodríguez-Acosta. El proyecto inicial fue hecho por Modesto Cendoya, pero en 1915 ya estaba siendo reformado a cargo de su compañero Ángel Casas, ya que había sido adquirido por otra persona. Era una casa de vecinos de bajo más tres plantas de alzado, que se convertían en cuatro en su parte retranqueada. Quizás se tratase de uno de los solares más pequeños de toda la Gran Vía, de sólo 171 metros cuadrados. Estaba hecho en ladrillo rojo visto, con una vivienda por planta.

Su final le llegó en 1980, cuando fue derribado y en su lugar creció un edificio moderno de dos sótanos más siete plantas sobre rasante. En total, su edificabilidad original fue multiplicada por 2,5 veces.

El hotel del edificio número 25 fue el último en aparecer, en 1989. Al fondo se ve el número 29, al que se le añadieron dos plantas encima; lo mismo le ocurrió en los años setenta al edificio que tiene casi enfrente, el número 38 (sede de varios hostales). Más al fondo aún, la fachada de Santa Paula, con dos plantas superpuestas cuando fue convertido en hotel.

El cúmulo de demoliciones de edificios en Gran Vía se cerró en 1989, cuando la esquina del Postigo Velutti, con el número 25, dejó paso a una estructura de hormigón que estuvo un tiempo sin edificar. El final acabó convirtiéndose en hotel. En su lugar estuvo el Garaje Gran Vía durante mucho tiempo. Este número 25 había sido proyectado por Juan Montserrat, en 1905, como tantos otros de los que hizo en esta calle. Su promotor fue Luis Alonso Calatayud; los pisos altos los dedicó a alquiler. La superficie inicial construida fue de 1.239 metros; hoy, con su sótano y sus siete plantas sobre rasante, la superficie edificada ha aumentado hasta 4.124 metros.

El caso especial del Convento del Ángel

El Convento del Ángel Custodio se libró de los derribos para abrir la Gran Vía gracias a su especial ubicación: su fachada estaba alineada con la fachada de arriba; de hecho, fue tomada como referencia para trazar la línea de los números pares. Fue el único edificio que quedó en pie de entre los más de trescientos que demolieron para la gran avenida. Las monjas continuaron su plácida vida en ese lugar durante el primer tercio del siglo XX, fueron testigos de la construcción de los edificios de la que sería calle más importante de Granada.

Su traza original se adjudica a Alonso Cano, hacia 1652. Debió ser construido al año siguiente para las monjas franciscanas. La iglesia monumental del XVII fue destruida por los franceses en 1810 y vuelta a reconstruir en la década siguiente, aunque ya con bastante mala fábrica.

Ángel Custodio, antes de su demolición en 1933. Por la derecha aparece la balconada del edificio de los Rodríguez-Acosta, demolido en la década nefasta de 1970-80, hoy sede de la Caixa.

Palacete del Banco de España, construido a partir de 1933 sobre el solar del Ángel Custodio.

Hasta que en el año 1932 llegó el Banco de España y propuso a las monjas la permuta de sus edificios, es decir, las monjas se irían a la sede bancaria de la calle San Antón y el Banco derribaría el edificio para levantar uno nuevo en la calle donde solían ubicarse los grandes bancos. Entre 1933 y 1936 estuvo en construcción el edificio del Banco de España, con el resultado que se puede apreciar, a partir del proyecto de Secundino Suazo.

Se trata de un edificio que no puede calificarse como de primera ni de segunda generación de los levantados en la Gran Vía. Es una especie de templo griego sobre un pedestal, con patios laterales y trasero. En su centro tenía un enorme patio de operaciones, oficinas laterales y viviendas en las plantas altas. Estuvo en funcionamiento como banco hasta 2005, en que fue traspasado a la administración autonómica, que lo ha adaptado como sede de la Fiscalía Superior de Andalucía.

El capricho del anticuario. Enrique Linares García fue dueño de una importante casa de antigüedades de Granada; como todo chamarilero de la época, trapicheó con la infinidad de antigüedades desmontadas de edificios antiguos, sobre todo procedentes de los derrumbes de la Gran Vía. Viajó a París a principios del siglo XX. Allí debió encapricharse de un edificio construido pocos años antes, que precisamente había sido premiado por su belleza en el año 1899. Era obra del arquitecto Morin-Gostiaux y propiedad de la Compañía de Aguas New York (Desapareció a mediados del siglo XX). Ni corto ni perezoso, encargó al arquitecto local Ángel Casas que le hiciera una réplica lo más exacta posible; eligió el solar de la esquina Gran Vía-Reyes Católicos, que era de los pocos que estaban en venta en 1913. Amoldó el original al solar algo más estrecho de Granada e hizo una copia bastante parecida. El edificio pasó después a propiedad de la Banca Rodríguez-Acosta; más tarde fue del Banco Central y a partir de 1995 la Caja Rural de Granada adquirió para oficinas su plantas inferiores; el resto son pisos de lujo.

Gran Vía,  nº 10

1973

José Luis Pérez Serrabona (Dictadura)
Gran Vía,  nº 16

1973

José Luis Pérez Serrabona (Dictadura)
Gran Vía,  nº 18

1933

Etapa de la II República (6 alcaldes breves)
Gran Vía,  nº 21

1972-73

José Luis Pérez Serrabona (Dictadura)
Gran Vía,  nº 22

1980

Antonio Jara Andréu (PSOE). Expte. Ya abierto de la etapa anterior
Gran Vía,  nº 24

1973

José Luis Pérez Serrabona (Dictadura)
Gran Vía,  nº 25

1989

Antonio Jara Andréu (PSOE)
Gran Vía,  nº 26

1972

José Luis Pérez Serrabona (Dictadura)
Gran Vía,  nº 28

1976

Antonio Morales Souvirón (Transición)
Gran Vía,  nº 42

1970

José Luis Pérez Serrabona (Dictadura)
Gran Vía,  nº 48

1973

José Luis Pérez Serrabona (Dictadura)

Fechas de sustitución de edificios originales en la Gran Vía de Granada y alcalde en cada  momento.

Para ampliar información:

La Gran Vía de Granada, de Manuel Martín Rodríguez. Caja de Ahorros de Granada.

Memoria de la construcción de la Gran Vía de Granada, de Roser Martínez-Ramos (tesis doctoral).

La Gran Vía de Granada, un siglo, de Gabriel Pozo Felguera. Caja Rural de Granada.

 

 

AUTOR:- Gabriel Pozo Felguera

http://www.elindependientedegranada.es/ciudadania/diez-edificios-originales-derribados-gran-via-colon

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