El tipo de virus más habitual en lo que va de temporada responde mejor a las vacunas que el de la pasada

¿Cómo está siendo la epidemia de gripe de este invierno?

La epidemia de gripe parece frenarse. Los últimos datos disponibles, los de la primera semana de 2018, muestran solo un ligero aumento con respecto a la última de 2017. Pero aún es pronto para afirmar que la ola esté ya alcanzando máximos, según los expertos del Sistema de Vigilancia de la Gripe en España. El gráfico superior muestra cómo evolucionaron las epidemias de los últimos tres años y la actual. Se aprecia cómo la línea ascendiente que dibujaba la de este invierno se ha aplanado.

El máximo de la ola pasada se alcanzó en la tercera semana del año. «Lo más habitual es que la epidemia alcance su pico en enero, pero a veces se adelanta y otras se atrasa un poco», afirma la epidemióloga que coordina el equipo de vigilancia de la gripe en España, Amparo Larrauri. El número no revela la gravedad de la enfermedad, sino la intensidad: cuántos casos «sospechosos» de ser gripe por cada 100.000 habitantes se han detectado cada semana.

Habrá que esperar a que termine la ola actual para sacar conclusiones, aunque ya hay algo distinto en la de esta temporada con respecto a la anterior. Y esa diferencia puede tener consecuencias positivas en el impacto general de la enfermedad. La variedad B del virus está siendo la mayoritaria hasta la fecha (aparece en algo más de tres de cada cuatro casos confirmados), y la vacuna antigripal suele ser más eficaz contra ese tipo de virus que contra el más habitual en la anterior, el N3H2.

En la temporada pasada, solo el 52% de los pacientes para los que la vacuna contra la gripe era recomendable se la puso

De seguir así, «podríamos esperar una efectividad moderada frente a los casos confirmados de gripe», apunta con cautela Amparo Larrauri. Ese adjetivo, «moderada», no implica un rango preciso en un caso como el de la vacuna de la enfermedad gripal (apunta a la vez no solo a uno, sino a varios tipos de virus, que además evolucionan), pero según la experta podría situarse en torno a un 50% de casos. «Hemos comprobado que [la efectividad moderada de la vacuna] puede dar lugar a un impacto muy alto en la población, disminuyendo las hospitalizaciones y las muertes atribuibles a la gripe». Para saberlo, habrá que esperar a final de temporada. En la pasada, solo el 52% de los pacientes para los que la vacunación era recomendable se la puso.

El virus B suele dar la cara en la fase final de la epidemia, después de que haya alcanzado su pico. En esta temporada, sin embargo, ha surgido con fuerza desde el principio. Esta es la «única peculiaridad» de la ola epidémica de este año, que por lo demás es «absolutamente normal», según la investigadora. Su nivel de intensidad es «bajo» y su actividad evoluciona «en el rango de lo que se ha observado en temporadas previas». Sus síntomas son similares a los de otros tipos, pero suele afectar bastante a menores de 15 años. En los casos graves perjudica a todos los grupos de edad, pero más, como es natural, a las personas mayores de 64 años.

Cómo se mide la gripe

Detrás del trabajo de la doctora Larrauri y su equipo de tres investigadores hay una red de más de 800 médicos de familia que están alerta de los posibles casos. Estos centinelas, repartidos por toda España, recogen los casos de síndrome gripal (los casos en sus consultas en los que hay sospechas de gripe, aunque no esté confirmada). Las comunidades autónomas remiten los datos al Servicio de Vigilancia de la Gripe, en el Instituto de Salud Carlos III, donde se analizan y se calcula, con un modelo matemático, una tasa semanal de casos por cada 100.000 habitantes. Este dato es el que indica la evolución de la ola epidémica cada año. Las olas no se presentan siempre en la misma fecha ni tienen porqué dibujar una misma curva.

Para saber qué casos que parecen de gripe efectivamente lo son, los médicos centinelas toman a los dos primeros pacientes que acuden a su consulta cada semana una muestra respiratoria, que luego se analiza en los laboratorios. En el caso de que se confirme la enfermedad, se determina también el tipo de virus. Así se sabe cuáles están siendo más o menos frecuentes, semana a semana, en todo el territorio. A esta red centinela de atención primaria se suma otra, formada por hospitales, que informan de los casos confirmados que requieren el ingreso del paciente.

Qué hacer y qué no hacer cuando estás enfermo

Fiebre alta, dolor muscular, cansancio, dolor de cabeza, tos seca… Y así, durante cinco o siete días. En el vídeo superior, el jefe de epidemiología del hospital Clínic de Barcelona, Toni Trilla, señala las claves para intentar sortear el episodio vírico.

 

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