Marina Subirats: «El independentismo ha quemado tantas etapas que decir que quieres negociar parece una traición»

Entrevista a la socióloga Marina Subirats:  «Sería absurdo no intentar hacer en Catalunya lo que ha hecho Barcelona en Comú». «Si España, Italia e Irlanda actuaran en común quizás podrían cambiar las cosas, pero de momento los griegos están solos. Sin los actores locales agrupados quedará claro que no hay más ley que la que impone la UE»

A pesar de lenguaje que llega con los aires de la nueva política,  Marina Subirats (Barcelona, 1943) es de las que no le da alergia identificarse con conceptos como la izquierda o utilizar otros como la lucha de clases. «Yo soy marxista porque en la sociología el marxismo es un instrumento más, una teoría que me sirve para entender la sociedad», expone. Después de una trayectoria en la que ha combinado la universidad con la gestión pública –fue directora del Instituto de la Mujer en los 90 y concejala de Educación de Barcelona con PSC–, Subirats observa los acontecimientos políticos con esperanza pero no sin cierto escepticismo. Ha participado últimamente en el eje de educación de Barcelona en Comú, y espera que en Cataluña se pueda construir una alternativa de izquierdas de características similares. Hace un año, en una entrevista en este mismo diario , aseguraba, pesimista, que no había utopía al alcance para salir de la crisis, y que lo único que se le parecía era el independentismo. Un año –y medio ciclo electoral después– se lo volvemos a preguntar.

Sostenía que no hay utopía disponible para salir de la crisis. Pero, de repente, en este ciclo electoral parece que se imponen nuevas propuestas, a veces apuntando hacia utopías. ¿ Esta situación la está haciendo cambiar de opinión?

Hemos visto que la utopía más lógica era la de izquierdas, entendida la utopía como un proyecto lanzado a años vista. Han  vuelto las teorías revolucionarias aunque hayan cambiando elementos. Pero ha sido difícil, porque los partidos que normalmente vehiculaban esta utopía de izquierdas estaban tan desgastados desde la Transición que esta bandera ya ni la levantan ni se la creen. El PSOE, por ejemplo, es evidente que ya no levanta esta bandera.

Levanta otra, y bien grande.

El PSOE tiene una profunda confusión, compartida con la socialdemocracia.  Mantienen un lenguaje de la izquierda pero han hecho las políticas de la derecha.  Muchas veces no vemos cuál es su diferencia respecto del PP, tal vez sólo en cuestiones gestuales y morales, pero no en cuanto a la estructura social. E  IU e ICV tampoco en todos estos años han sabido sobrepasar unos mínimos y han perdido la capacidad de representar a la izquierda. Se han desgastado inútilmente. Por eso ha tardado en aparecer otra configuración de las izquierdas, que se inició con el 15M y ha resurgido con Podemos y núcleos como Barcelona en Común.

Es un resurgimiento de la izquierda que reniega de la palabra izquierda.

Esto viene de la caída de la URSS. Desde entonces palabras como comunista  parecen infamantes. La nueva izquierda no se atreve a usar las palabras de siempre, y marxista pasa ser casi una descalificación. La izquierda clásica, de los siglos XIX y XX, reivindicaba la clase trabajadora, y ahora ya no se habla de clases. Mas bien el grupo  revolucionario es la gente joven, muchos con carrera universitaria. La gestación de esta izquierda está siendo, aún ahora, improvisada.

Usted se ha identificado siempre con la izquierda. ¿ Considera estos cambios una concesión?

Suavizan el discurso porque si te eriges en representante de la izquierda dura la gente tendrá miedo. Un ejemplo. He colaborado con Barcelona en Comú en materia de educación. Desde un punto de vista ideológico te puedes plantear eliminar la escuela concertada, pero si quieres ganar la confianza de una ciudad donde más del 50% de las escuelas son concertadas, puede que te lo replantees. Es complicado porque las candidaturas están hechas para ganar inmediatamente, no son utopías a construir en años vista. Quieren llegar a tanta gente que doctrinariamente no saben dónde están.

Marina Subirats a un moment de l'entrevista / ENRIC CATALÀ

Marina Subirats en un momento de la entrevista / ENRIC CATALÀ

¿Qué espera de Barcelona en Comú?

Me interesan sobre todo las políticas que harán, no cuestiones más simbólicas, como puede ser la rebaja de sueldos. Barcelona ha estado los últimos años al servicio del turismo y los hoteleros, por ejemplo. ¿ Nos ha aportado riqueza y trabajo? Sí. Pero ¿podemos seguir estirando este hilo? Seguramente se nos gire en contra. Espero que el nuevo consistorio sea capaz de abrir nuevas vías, pero es difícil. Barcelona es una isla muy pequeña, depende de lo que pasa en Cataluña, España, Europa.

Es una isla pequeña pero con superávit. Esto ayuda, ¿no?

Pero no es sólo una cuestión de dinero. Hay grandes grupos con intereses en la ciudad que en un momento dado pueden decidir que esta política no se la pueden permitir. Y su poder para descalificar al equipo de Gobierno, su vínculo con los medios de comunicación, es muy directo, veamos si no qué ha pasado en Madrid con el caso Zapata.

Otra isla en el contexto europeo es Cataluña, que avanza en el proceso soberanista. ¿ Cómo ve su futuro, con las elecciones del 27S a la vista?

Hace tiempo que tenemos el escenario de la independencia sobre la mesa. El marxem . Pero, curiosamente, tampoco esta salida tiene una teoría detrás, porque para no herir ninguna sensibilidad no se dice cuál es el objetivo de la independencia. ¿ La independencia para hacer qué? Y aquí quisiera clarificar mi posición.  Últimamente se traza una línea según la cual si no eres independentista eres anticatalán. Me parece un grave error. La independencia, para mí, es posible, pero no a corto plazo, porque sólo hay dos vías: por la fuerza o por la negociación. La primera está claro que no la tenemos, y me dirán que esto es hacer política del miedo, pero es que la política no es sólo vivir de ilusiones.

¿Nos queda la negociación, pues?

Sí, por eso me parece un error el adelanto electoral que plantea Mas. Sería lógico esperar a las elecciones generales para ver quién queda al otro lado. El problema se han quemado tantas etapas que decir que quieres negociar parece una traición. El movimiento independentista me parece bien, porque si no iríamos hacia atrás, y me parece magnífico que los catalanes no estemos dispuestos a tragárnoslo todo, pero a la vez me generan angustia los que ven que la salida es la independencia mañana o pasado mañana. Es el problema que le veo.

Pero el escenario que plantean las izquierdas españolas tampoco parece muy probable. ¿ Conseguir dos tercios del Congreso para iniciar un proceso constituyente no es también una ilusión?

¡Es que el proceso es largo! Para mí la dirección de la independencia es la buena: construir una Europa diferente, la Europa de los pueblos, más que la de los Estados. Lo que pasa es que Cataluña se ha avanzado y de momento no tiene ningún aliado, porque los que juegan en la Unión Europea son los Estados. Y hoy por hoy me parece un cálculo muy equivocado esperar nada de la UE.

Marina Subirats a un moment de l'entrevista / ENRIC CATALÀ

Marina Subirats / ENRIC CATALÀ

¿Cree que en Cataluña acabará teniendo éxito la propuesta de una confluencia de parecida a Barcelona en Comú?

Sí. Me parece un movimiento especialmente inteligente de ICV. Lo podemos comparar con IU, que está quedando fuera de casi todo, y veremos que ICV está sabiendo leer que los partidos se hacen y se deshacen, y lo que se necesitan son instrumentos ágiles para cada momento. Sería absurdo no intentar hacer lo mismo que se ha hecho en Barcelona, la dificultad es que falta la figura aglutinante de Ada Colau.

¿Si ganan las izquierdas en España y Cataluña cree que tendrán margen para rebelarse contra las políticas de austeridad?

Soy pesimista, pero tampoco pienso que no se pueda hacer nada. Hace un año Podemos casi ni existía. Ahora en Madrid y Barcelona hay alcaldesas de partidos nuevos. Creo que una reacción fuerte de la población puede situar a Podemos en el próximo Gobierno, tal vez con el apoyo del PSOE pero arrastrándolo hacia el izquierda. Los márgenes son estrechos, y difíciles de fijar, ya lo vemos con Grecia, pero sería el inicio para cambiar algunas cosas.

ICV, EUiA, Podemos y Procés Constituent están discutiendo ahora los candidatos de una lista de confluencia, y precisamente su nombre ha estado sobre la mesa, según fuentes de la negociación.

Primera noticia. No me ha llegado absolutamente nada.

¿Y si le llega la propuesta?

No. Una cosa es apoyar a una lista en una posición no de salida. Eso sí. Es el papel que podemos hacer con aquello que creemos que vale  los de la generación que estamos jubilados. Yo ayudaré en lo que sea pero sin ser protagonista de nada, porque la generación que debe protagonizar el cambio es otra.

Esto es lo que debió decir Manuela Carmena la primera vez que se lo propusieron…

Si te hacen creer que eres indispensable … Pero yo no lo soy, y dudo que alguien me considere así. Le toca el turno a la gente joven. He estado siete años concejal en Barcelona, puedo explicar algunas cosas para que después me hagan caso o no, pero es que ni siquiera personalmente me siento con fuerzas de construir la política de un país, porque hace falta mucha energía. Yo ya lo he hecho.

Sí se mantiene activa, sin embargo, en ámbitos como el de la educación.  Debe estar contenta: en un mes se duplican las comunidades autónomas que se oponen a la LOMCE y cae el ministro Wert. ¿ Cómo lo interpreta?

Siempre he pensado que la ley duraría poco. Y ahora, suponiendo que el PP gane las elecciones, lo hará sin mayoría absoluta, y con toda una oposición que ha pactado tumbar la LOMCE. Espero que en el plazo de un año esté superada y enterrada.

¿Qué cree que es urgente paralizar de la LOMCE?

Todo su desarrollo, tal como se hizo con la LODE de Aznar. La cantidad de pruebas externas que introduce, el desprecio a la democracia en los centros sin el papel de los consejos escolares, la segregación de los alumnos que sacan malas notas a partir de los 14 años… Y el trato de favor a la concertada. He estado 7 años en el Consejo Escolar del Estado y aquello es una pelea de un nivel de violencia que nunca me hubiera imaginado. La Conferencia Episcopal, las patronales de la privada… Son de una virulencia extraordinaria a la hora de defender sus intereses. Me parece grave que la LOMCE establezca que los ayuntamientos deben ceder suelo público a las concertadas.

Cuando alguien habla de detener la LOMCE siempre me viene a la cabeza una entrevista al sociólogo Mariano Fernández Enguita, en la que afirma que tampoco hay ningún paraíso al que volver. ¿ Lo comparte?

Sí. Pero la base que había antes, con todos los retoques que requería, era más sólida que la de la LOMCE. Mi posición es que no hace falta tanto retocar la estructura del sistema educativo como repensar si tenemos que poner el acento de la educación en los contenidos. El concepto de enseñar ha quedado obsoleto: antes la información era escasa y la socialización se producía en todas partes; ahora es un poco al revés, la información nos sobra y la socialización, los valores, los hábitos de vida, son más confusos. Por eso creo que hay que priorizar estos elementos en la escuela, como la convivencia y los valores, y no tanto las asignaturas instrumentales. Esto interesaría además a los jóvenes y creo que reduciría el fracaso.

Volviendo a los inicios de la entrevista. Más allá de Cataluña y España, la utopía parece que pasa ahora por Grecia. ¿ Es optimista?

Es un problema mundial que ahora se hace evidente en la UE. Sigue siendo la lucha de clases, la de una clase muy pequeña que se ha apoderado de los hilos de la sociedad contra el resto.

En un libro suyo la llama la clase corporativa transnacional.

Es el nombre que se utiliza en EEUU. Ya sé que aquí nadie quiere hablar con este lenguaje de clases, pero a mí me da igual. Pues bien, será una lucha muy difícil.  Ante un actor que actúa a nivel mundial, haría falta uno fuerte a nivel local.  Pero con la fragmentación actual no hay manera. Grecia es el ejemplo. Si España, Italia, Irlanda actuaran en común quizás podrían cambiar las cosas, pero de momento los griegos están solos. Sin los actores locales agrupados los irán derrotando uno a uno y quedará claro que no hay más ley que la que impone la UE.

Marina Subirats va ser regidora d'Educació a l'Ajuntament de Barcelona durant 7 anys / ENRIC CATALÀ

Marina Subirats en su casa / ENRIC CATALÀ

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