La exalcaldesa dice que la falta de apoyo de Podemos «pudo ser decisiva» en el resultado electoral y sostiene que «la sociedad española es mucho mejor que los políticos»

La mansión que los fabricantes de bulos atribuyeron a Manuela Carmena es una casita en un barrio madrileño de clase media, con un jardín minúsculo aunque suficiente para que crezcan las hortensias y las azaleas. En esta calurosa mañana de julio, Carmena (Madrid, 75 años) se dispone a salir para hacer el papeleo que le permitirá recuperar su pensión, suspendida en los cuatro años que ejerció de alcaldesa. «En lo personal me encuentro bien, con toda la energía que sueles tener cuando haces un cambio de vida», comenta. Dice que solo siente pena por ver cómo se desmantelan a toda prisa algunos de sus proyectos municipales, empezando por el de Madrid Central. Aunque pocas horas después le llega la buena noticia de que un juez ha ordenado reactivarlo.

Pregunta. Estará satisfecha con la resolución judicial.

Respuesta. Es indicativa de cómo el tema de la salud es trascendente, porque de eso se trata, no de un tema de racionalización de la ciudad. El auto del juez está basado en eso. La protección de la salud de las personas no se puede dejar para mañana.

P. ¿Le ha sorprendido?

R. El PP ya había solicitado siete u ocho veces medidas cautelares para paralizar Madrid Central y ningún juez le dio la razón, porque todos vieron que en este caso el tema de la salud es completamente evidente. No se puede poner en peligro el compromiso de Madrid y de España con un aire limpio. Esto demuestra que se está haciendo una gestión desastrosa y, sobre todo, caprichosa.

P. ¿Por qué cree que la derecha ha tomado este asunto como bandera?

R. Porque se está haciendo una labor muy superficial e irresponsable en la política. Se hace una política partidaria, sin pensar en el bien común. Los partidos parece que trabajan solo para sus militantes. La urbanidad política te obliga a ser considerado con quien te ha sustituido y de verdad que no me gusta criticar al actual alcalde. Pero hay que gobernar para los ciudadanos, no lanzar eslóganes para tu militancia.

P. Con la movilización ciudadana y las decisiones judiciales, ¿confía en que rectifiquen?

R. Rectificarán, es que no pueden hacer otra cosa. Es impensable que la capital de España esté en contra de la lucha para evitar el cambio climático. Es tan enorme el movimiento en todo el mundo… Tendrán que aceptarlo. El alcalde está en minoría, el mayor número de ciudadanos votó para continuar con las políticas que se estaban haciendo, ellos están en lo que antes llamaban los pactos de perdedores. Por eso cuando oigo que comentan que esto es lo que han dicho las urnas… No, no, las urnas han dicho que querían continuar con Madrid Central. Madrid no puede volverse en contra de la trayectoria de todas las ciudades del mundo. Además, todos los días estamos viviendo esa tensión entre los pactos de las tres derechas, que parece que se obligan a actuar como tres ultraderechas.

P. ¿Le ha molestado mucho esa prisa en desmantelar su legado?

R. Yo siempre digo que hay que cuidar la democracia. Y eso exige un reconocimiento a las instituciones. Un Gobierno no puede anular todo lo que ha hecho el anterior, dar un volantazo sin base y caprichoso. Madrid Central en sí mismo no es una novedad. Es una evolución consecuente de políticas llevadas a cabo por dos o tres alcaldes anteriores para conseguir un aire limpio. La política de una ciudad hay que diseñarla a 15 o 20 años, y los sucesivos gobiernos tienen que ser respetuosos con esas líneas generales de actuación. Nosotros lo fuimos y eso incluso nos costó reproches de sectores de una izquierda exigente.

P. También han cerrado la oficina de derechos humanos

R. Eso me ha dolido muchísimo. ¡Con todas las cosas que están ocurriendo en el mundo! ¿Cómo es posible esa vergüenza de que alguien pueda tener un procedimiento penal por dar agua a un inmigrante sediento en el desierto americano o por salvar personas en el Mediterráneo? Pues en este momento que se ponen en cuestión los derechos humanos, que el Ayuntamiento de Madrid tenga una actitud simbólica de decir ‘no queremos los derechos humanos’ es fuertísimo.

P. ¿Le ha sido difícil sobrellevar el clima bronco de la política profesional?

R. Sobre todo es enormemente perturbador. Imagínese en cualquier actividad donde todas las personas que están implicadas se insultan constantemente. Así no se puede trabajar. Yo intentaba ofrecer todos los meses datos de lo que estábamos haciendo, pero la oposición no hablaba de eso. Solo buscaba el titular y el espectáculo. Entienden que eso es lo que quiere la ciudadanía, pero yo creo que eso es la gran equivocación. En la última encuesta del CIS una de las principales preocupaciones de la ciudadanía es la clase política. ¡Qué razón tienen! La clase política no está a la altura de los ciudadanos, la sociedad española es mucho mejor que los políticos.

P. ¿Era peor la clase política de lo que se imaginaba?

R. Sí, sobre todo las relaciones con la oposición. No tiene sentido, porque no están basadas en la profundidad del debate sobre lo que nos puede diferenciar, que es muy importante hablar de ello, sino exclusivamente en la frivolidad y el espectáculo. Eso es corrosivo para la sociedad, genera frentismo, odio, incomprensión… Además, todo eso es artificial, porque los propios compañeros que te descalifican en público te dicen en el tú a tú que lo has hecho muy bien y eres una persona estupenda. Eso me lo han dicho hasta personas que están ahora en Vox.

P. ¿Podía imaginar este regreso de la extrema derecha?

R. No, no… Estaba completamente olvidada. Tiene mucho que ver con el resurgir de la extrema derecha en el mundo, ha sido un impulso para que personas que sentían eso pero no lo expresaban sí lo expresen ahora. Me parece tan antihistórico… Tan sorprendente que se niegue por ejemplo que Franco dio un golpe de Estado para acabar con un régimen legalmente constituido. ¿Qué nos ha pasado para que suceda esto?

P. Usted llegó hace cuatro años con aquella ola de los llamados Ayuntamientos del cambio. Y muy pocos han resistido. ¿Qué ha fallado?

R. Yo nunca me he sentido muy vinculada a ese proceso, porque cada Ayuntamiento tiene una historia. No sé lo que habrá podido pasar en otros lugares. En el nuestro, avanzamos hacia un proceso de transversalidad importante y en eso perdimos el apoyo de algún grupo vinculado a la izquierda, como los candidatos agrupados en torno a Podemos y a Pablo Iglesias, que en el último momento decidió aconsejar que no se votase a nuestra candidatura. Nunca pensé que eso iba a suceder así, mi propuesta de hacer una plataforma muy amplia me parecía razonable. Seguramente no tuve la sensibilidad suficiente para darme cuenta de que en algunos ambientes lo que se quería más era reforzar los partidos políticos que hacer unas estructuras ciudadanas sin etiquetas. 

«La falta de apoyo de Pablo Iglesias pudo ser decisiva»

Después de que Pablo Iglesias fuese uno de sus grandes apoyos en 2015, las relaciones con Podemos acabaron tan deterioradas que en plena campaña su líder pidió el voto para la otra candidatura de izquierda, encabezada por el dirigente de IU Carlos Sánchez Mato. Carmena evita confrontar con Iglesias, pero admite que su falta de apoyo le perjudicó en las elecciones.

P. ¿Ese gesto de Iglesias les dañó mucho?

R. Creo que sí. Mucho no lo sé, pero que dañó es incuestionable.

P. ¿Y pudo resultar decisivo?

R. Sí que pudo ser decisivo.

P. ¿No se lo esperaba?

R. No, es que nunca acabo de ver las etiquetas de los partidos. Si los partidos no valen para hacer grandes políticas, para actuar por el bien general, ¿qué sentido tienen? Cuando están buscando solo reforzarse a sí mismos, en el afán de buscar lo mejor se acaba llegando a lo peor.

P. La llamada nueva política se decía que iba a acabar con eso. ¿Ha fracasado?

R. En lo que a mí respecta, creo que hemos sabido hacer una política diferente, hemos reconocido los errores, hemos buscado la empatía… Por lo menos yo he intentado imprimir ese estilo. Los demás, no lo sé.

P. ¿Apoya un Gobierno de coalición del PSOE y Podemos?

R. Es necesario que haya un Gobierno, y tienen que buscar alguna manera. Me parece necesario que cada uno de los dos se salga de sus pretensiones y busquen algo en lo que puedan estar cómodos. Lo que no ayuda son esos discursos de uno y de otro de que al final serán ellos quienes se van a salir con la suya. Hay que buscar lo que nos une, que es un Gobierno de progreso.

P. Se habla ya de una posible vuelta a las urnas.

R. Me parece un error, creo que eso solo va a desprestigiar más a la clase política y me temo que haya una abstención importante

Xosé Hermida Madrid

https://elpais.com/politica/2019/07/06/actualidad/1562437441_877497.html

FOTO Y VIDEO : Manuela Carmena, el pasado viernes en su casa de Madrid. Foto: Uly Martin | Vídeo: Virginia Martínez / Jaime Casal

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