LA SENTENCIA por JUAN ALFREDO BELLÓN para EL MIRADOR DE ATARFE del domingo 24-11-2019

Si estuviéramos en Semana Santa, este artículo tendría un título encajado en el ciclo pascual, pero no es el caso y sólo nos sitúa en el terreno penitencial de las crónicas de tribunales donde los más forofos de la intervención judicial en el caso de los EREs ya están pidiendo la próxima Medalla de Oro de Andalucía para la jueza Alaya, a las claras y sin tapujos, como forma de remachar el último clavo sobre la tumba jurídica y política de Chaves, Griñán, Zarrías, etc. Y la verdad es que uno se ha quedado como el que se tragó un jarro cuando conoció ayer martes el contenido y el sentido de la sentencia y las penas (altísimas) que la acompañan.

Téngase en cuenta que es un texto inequívocamente contundente que viene a zanjar la polémica y las dubitaciones que precedieron a su aparición pública definitiva: la sentencia es de una indudable e ineludible culpabilidad por prevaricación y malversación de fondos públicos. Y el auto es contundente y concluyente a más no poder.

Inmediatamente después de su conocimiento público empezaron a aparecer reacciones de medios socialistas, generalmente muy ponderadas pero también muy dolidas por el contenido de la sentencia y por la dureza de las penas que, por venir de personas y de plumas generalmente muy ponderadas y bien informadas, comento a continuación, Dice una de ellas:” ¡Qué día tan malo y tan triste! ¡Lo que hay que leer, ver y escuchar! Me pongo en la piel de Chaves, Griñán, Carmen, Magdalena, Antonio, Gaspar o Miguel Ángel Serrano y no sé cómo van a poder asumir esto: llevan ya muchos años de condena social, mediática, política e incluso económica (embargos y minutas de abogados) a los que ahora suman inhabilitaciones especialmente graves para quienes están en edad laboral y, por si fuera poco, en muchos casos, penas de cárcel elevadas. Visto ahora, no dudo que hay cosas que se podrían haber hecho mejor e incluso algunas que no se debieron hacer, pero me parece una sentencia injusta y desproporcionada para la inmensa mayoría. Tenía poca fe en la justicia, pero ya no me queda ninguna. Siempre es blanda para otros y “ejemplarizante” (qué manera tan fina de decir “parcial”) para nosotros. En conclusión: desesperanza, rabia y, sobre todo, solidaridad y cariño para ellos y ellas, gente a la que he conocido y tratado y son. y van a seguir siendo, honestos pese a todo,” me dice una que fue Directora General con Gaspar Zarrías.

Y por si fuera poco, Javier Pérez Royo, antiguo Rector de la Hispalense y catedrático de Derecho Constitucional de la Facultad de Derecho sevillana ha proclamado la inocencia de los reos y especialmente de Manuel Chávez, aconsejándole que se querelle contra los tres magistrados que firman su sentencia condenatoria y que les exija decir dónde está su prevaricación culposa, si es que existe, contra todas las normas constituclonales.

Y, por si fuera poco, a comienzos de la semana, se ha celebrado el Día Internacional del Retrete, que a mí siempre me recuerda a aquel que los vendía por las calles de mi pueblo y que eran bacines portátiles de arcilla más levantados del suelo que lo normal: ¡Quién por un cuarto / no caga en alto!
Ea, pues eso. Y quien esté limpio de pecado, que tire la primera piedra.

foto: 333 días después del comienzo se conoce la sentencia del Caso de los ERE/Foto: Manuel Olmedo/La Razón

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