GRANADINAS POR LA LIBERTAD FOTO: ALFREDO AGUILAR DIARIO IDEAL DE GRANADA

Momento de serena alegría, de unidad institucional para reivindicar a líderes diversas que han abierto senderos de esperanza anudando un pasado que fue lucha con este presente que habitamos preocupadas y el futuro que aspiramos a construir juntas desde la conciencia, ya reconocida, de que sólo las alianzas nos fortalecen.

Diciembre y un pájaro en la mano, un verso, una flor y una bandera. Diciembre de cielos que palpitan y mujeres que recogen una siembra. Diciembre, digo, y la Subdelegación del Gobierno como fondo de memoria, de paz y de concordia, esa justicia que emanan los gestos compartidos de quienes se saben poseedoras de secreto. Allí, diez mujeres que son diez espigas de trigo, diez mujeres capaces de intervenir en el curso de la Historia y propiciar el cambio de las cosas, se reunieron, tal que el jueves, para que su nombre se bordara, por fin, con hilo de plata en el corazón del viento que susurra las verdades hondas al oído.  Y fue un momento de serena alegría, de unidad institucional para reivindicar a líderes diversas que han abierto senderos de esperanza anudando un pasado que fue lucha con este presente que habitamos preocupadas y el futuro que aspiramos a construir juntas desde la conciencia, ya reconocida, de que sólo las alianzas nos fortalecen.

Por eso fue una fortuna escuchar a Elisa Pérez Vera, la primera rectora de una universidad pública, remarcar que la justicia tiene que estar al servicio de la igualdad; a Mari Carmen Maroto, primera Presidenta de una Real Academia de Medicina, afirmar que las diferencias biológicas entre hombres y mujeres vienen a reforzarnos haciéndonos complementarios; a Cándida Martínez que, como primera Decana de la Facultad de Filosofía y Letras es ya tan granadina como almeriense, revindicar la historia de las Mujeres con ágil elegancia de docente indiscutible.

Ellas enlazaron con la doctora Isabel Moreno y la enfermera Paqui Sánchez, valerosas integrantes del equipo del Centro de Orientación Familiar que apostó por dar cobertura sanitaria y de planificación familiar a mujeres que no tenían las posibilidades ni unas oportunidades que, en aquel tiempo, eran para minorías.

Lo recordó también Emilia Barrio, precursora del movimiento feminista y Vicepresidenta del Consejo Municipal de la Mujer y Loli Fernández, esa gitana valiente de risa limpia que es ya ejemplo en la lucha por la igualdad y la educación desde la Asociación ROMÍ, tan necesaria en una sociedad que tiene que defender la integración sin que por ello se pierdan los rasgos identitarios de un pueblo milenario. Y les siguieron dos pilares de la radio: Mari Pepa Gómez, extraordinaria brújula periodística de la costa tropical desde una época en que ser mujer periodista no resultaba fácil; y Elodia Campra, que iluminaba las noches con su extraordinaria voz de rapsoda en el programa ‘Poesía 70’ (“Radio, Noche, Nocturno” escribió Elena Martín Vivaldi refiriéndose a aquellas veladas de música y poesía timoneadas por el añorado Juan de Loxa) desde los albores de la democracia.

No me olvido de Dolores Montijano, mi Montijano, que encierra un universo de talento en ese prodigio de cabeza que surgió con valentía “en un tiempo de cunas/ mecidas por el viento de la guerra”, en versos rotundos de su hermana de alma, Mariluz Escribano, una de nuestras premiadas de la primera edición y que ahora nos sonríe desde una nube blanca con infinita ternura. Mujeres son, con el pecho encendido y la sinceridad en los labios  Y repito aquí sus nombres uno a uno para que resuenen con fuerza y sean memoria compartida, un mar azul y brillante como el espejo de sus ojos emocionados. Como el legado inmenso que nos han regalado.

 

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