SEPTUAGENARIOS por JUAN ALFREDO BELLON para  EL MIRADOR DE ATARFE del domingo 19-01-2020  

Mientras 2020 ya se va entonando y sus nieblas invernales se apelmazan contra los valles de los ríos principales peninsulares y se inician las labores de poda  de olivos, almendros y nogales, aparecen los fríos mayores y comienzan a venir a más los días y sus luces por lo que el invierno se debate en una contradicción esquizoide entre los  fríos adultos y los campos encendidos. Y yo, mientras, me afianzo en los fulgores de la edad y entro  en el ecuador de los setenta y, como quien no quiere la cosa, me engancho en el picaporte de los setenta y cuatro.

La verdad es que no somos nadie y mucho menos los jubilados ahora que nos van a subir la paga y la van a atar al índice de precios del consumo  para que no se escape ni por arriba ni por abajo, como diría León Felipe. Y esta es la hora en que aún no sabemos cuándo ni cuánto van a subir el salario mínimo ni va a tardar en desaparecer el copago farmacéutico, que son cifras aparentemente escasas pero que, si se suman a otras cuantas subidas pendientes, hacen un monto considerable para el gasto estatal de la economía del bienestar y para el tenue desahogo de nuestras pensiones, que a penas alcanza ya un escaso nivel de subsistencia.

         Y mira por dónde el flamante Gobierno de Coalición tiene estas y otras subidas entre sus tareas inmediatas  y pese a quien pese va a tener la ocasión de apuntárselas ante el pueblo llano y sencillo durante los primeros meses de su mandato y por lo menos en parte hasta que se conozca la normativa pata la Declaración de la Renta de 2019/20, lo que significa que este primer Gobierno de Coalición tiene un cierto balón de oxígeno para resistir los achuchones de las Tres Derechas y maravillárselas implementando otras leves reformas económicas para dejar moderadamente contento al personal.

         Esto quiere decir que a Casado y a las otras dos derechitas valientes (lenguaje inclusivo) se les están empezando a enfriar las esperanzas de que Pedro Sánchez and Cia fracasen en menos que tarda en persignarse un cura loco y, por el contrario, puede estar agarrándose firmemente al cancel de La Moncloa con las cuatro manos y lo que le cuelga por detrás (u sea sé, el rabo demoníaco) y acabar la broma tarde, mal y nunca y llevárselas a todas ellas (continúa el inclusivo) por delante y que se queden compuestas y sin novio y para vestir santos (se acabó la inclusión) Y el artículo. Abur.

        

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