Por fin llegó el ansiado día en que pudimos volver a salir a la calle a practicar nuestro deporte favorito.

Este sábado día 2 de mayo todos los atletas y muchos otros deportistas estábamos a las seis de la mañana apostados en la línea de salida para recuperar el tiempo perdido dedicado a la práctica atlética por el confinamiento. Como en todo hay clases aquí no iba a ser menos y la forma física de partida distaba mucho entre quienes han contado durante estos cincuenta días con artilugios tipo cinta de correr o rodillo para bicicleta respecto de aquellos otros que se contentaban con hacer halteras con garrafas de agua o skipping en el sitio y seguir las clases de Patry Jordan.

Cada cual había ideado qué haría en tan esperado día aunque en los grupos de entrenamiento los místers habían preparado deberes específicos para testear cómo volvían sus pupilos tras tan largo parón.

Hubo quien optó por subir a Los Morrones y aun está mirando a ver si se habían dejado puesto el freno mano pues tras el énfasis inicial enfilando las primeras rampas comenzaron a comprobar que el letargo había pasado factura y las pulsaciones subían a un ritmo nunca antes apreciado. Quien optó por sacar la bici también acabó mirando si es que se frenaba pues ni los vatios ni la velocidad media eran los recordados. Pero todos coincidían en algo, la necesidad que tenían de volver a disfrutar de su deporte, con sus exigencias y jadeos, de la brisa en la cara y el olor a naturaleza.

Como quiera que el real decreto que aprobaba las condiciones en que se podía volver a realizar práctica deportiva establecía claros límites temporales (de 6 a 10 y de 20 a 23 horas) y espaciales (el término municipal) hubo que poner el despertador y descargarse el plano con los límites de nuestro término municipal (47,22 km cuadrados y 46 km de perímetro) , indicar que para los ciclistas de carretera se podía deambular por un buen tramo de la Nacional 323 desde Buenavista (a la altura del polígono industrial La Moleona, avistando ya Pinos puente) hasta el Mercagranada, llegar hasta el Toro en la carretera de Albolote y subir tanto a la Ermita como a la Moleona con lo que se podía trazar un circuito de más de 30 kilómetros de longitud. Para los bikers montañeros los límites casi eran inalcanzables pues además de poder llegar hasta la autovía de la segunda circunvalación se podía ascender hasta Sierra Elvira eso sí sin llegar al Torreón y luego bajar hasta el pantano y por ahí llegar hasta el Cortijo La Rata, Caparacena, Llanos de Silva o dar una vuelta por la Vega hasta el cruce de Fuentevaqueros en la carretera de Santa Fe y hasta el cortijo el Rau.

Atletas y corredores de montaña lo tenían relativamente fácil, o hacer el 80% de las últimas ediciones de la Carrera de Montaña Sierra Elvira o patear los caminos que nos adentran en la vega como el matadero, el Doncel o Moradama.

El overbooking estaba asegurado sobre todo en ciertas zonas donde abundaban los paseantes si bien parece que todo se desarrolló con bastante civismo y sentido de la responsabilidad dejando el suficiente espacio o distancia vital para evitar sorpresas.

Las redes sociales hicieron su labor al difundir los logros y gatillazos del día del retorno en un ejercicio de credibilidad pues al tener que realizarse el deporte de manera estrictamente individual no había ni jueces ni testigos para confirmar las proezas. Se han colgado en los grupos de whatsapps test de 5000 con marcas personales (incluso algún Sub 15), si no mienten los GPS ni los influencers que los han difundido sin duda que algunos han aprovechado la cuarentena.

Cuando hablamos de desescalar es porque antes se ha escalado y en estas lides el número uno con diferencia es KILIAN JORNET quien se define a sí mismo como un amante de la montaña. “Me gusta la competición, pero para mí el deporte es una forma de descubrir paisajes, tanto internos como externos.” Según relata en su página web: Me considero un atleta de montaña 360º porque me gusta la versatilidad y la polivalencia y poder estar cada día en la montaña. Me gusta correr, hacer carreras largas y cortas, kilómetros verticales, carreras de esquí de montaña, travesías, ascensos a cumbres, encadenar montañas… Todas las actividades me aportan cosas diferentes y enriquecedoras .

Su curriculum es esclarecedor: acumula 14 medallas en Campeonatos del Mundo de Esquí de montaña: 8 oros-4 platas-2 bronces y 8 en los Europeos (4-3-1) desde 2008 a 2019 en las modalidades de individual, vertical, combinada, larga distancia, relevos. En Skyrunning suma otros 8 títulos 4 a nivel mundial y 4 Europeos en las modalidades de Velocidad, Vertical, Maratón y Ultramaratón. Quizá sea esta la especialidad en la que sus hazañas han resultado más mediáticas, como subir al Everest por la cara norte desde el campo base sin cuerdas fijas, oxígeno ni la ayuda de sherpas, en un primer ataque lo completó en 26 horas pero no contento con esto en la misma semana lo volvió a intentar pues en la primera ocasión se había visto mermado por dolores estomacales y arrasó su tiempo dejándolo en 17 horas. Además cuenta en su haber con los récords en hollar los picos más emblemáticos como el Cervino o el Mont-Blanc o recorrer cordilleras como la Transpirenaica (700 kms en 8 días rebajando en 4 el record anterior) contando por victorias sus participaciones en las más prestigiosas carreras y travesías de todo el planeta. Sin duda que en su caso la precocidad no fue un hándicap, con tres años completó su primer tres mil y con cinco conquistó el Aneto.

En Atarfe contamos con un émulo de Jornet en la figura de Carolina Peula reciente campeona de España del Kilómetro Vertical disputado en Febrero en Sierra Mágina además de ser segunda en la Copa de España de Esquí de Montaña en Juvenil competición en que otra esquiadora del Montaña Atarfe, Natalia González Carretero también ha terminado en segunda posición en este caso en Infantil. Si desmerecer los éxitos conseguidos se echa en falta algo más de participación en estas pruebas donde no suelen superarse la media docena de contendientes.

 

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