Juan José Casado Cervantes nos hace llegar este texto, titulado “El obispo Recemundo y Medina Elvira” para ilustrar la gacetilla en el día de hoy. Gracias por tu aportación.

“En el libro del profesor de Investigación en el Instituto de Historia del CSIC, Eduardo Manzano Moreno, La corte del califa, cuatro años en la Córdoba de los omeyas, publicado por la editorial Crítica en 2019, se hace referencia a un personaje que fue obispo de la ciudad de Elvira; se trata de Rabí b. Zayd. ¿Quién fue este personaje histórico y qué importancia tuvo?

Rabí b. Zayd fue coautor, junto a Arb b. Said, secretario de la administración omeya, de El libro de la división de los tiempos, más conocido como El calendario de Córdoba, obra escrita en latín y árabe antes del año 972 d.C. y dedicada al califa Al-Hakam II. “Se trataba de un texto oficial, destinado a servir de almanaque para usos administrativos en relación con la población cristiana, pues, aparte de incluir informaciones sobre las labores que se celebraban, este calendario también precisaba las fechas en las que debían remitirse a Córdoba contribuciones de una índole u otra. El Calendario también se adentraba en los dominios de la climatología, basándose en una tradición libresca, las llamadas –tradiciones de los árabes-, según la cual los cielos de las estrellas podían definir los periodos de lluvias, pues cada fase de un ciclo en la que un determinado astro se pone –debe necesariamente verse acompañado de lluvia, de frío, de viendo o de calor-.” (Manzano Moreno, página 43)

Rabí b. Zayd fue obispo mozárabe de Elvira desde 962 d. C. y fue también conocido como Recemundo, pues las fuentes árabes empelan nombres arabizados para obispos que en las fuentes latinas usan nombres germánicos, latinos o cristianos. Francisco Javier Martínez Medina en su tesis doctoral de 2015, Cristianos y musulmanes en la Andalucía moderna señala que fue “…el último obispo de la Granada musulmana del que conocemos su nombre. Nacido en la primera mitad del siglo X, en el seno de la comunidad mozárabe de Córdoba, fue hombre sabio y culto, conocedor de la lengua latina y árabe, cualidades que le valieron un puesto en la corte califal de Abderramán III… En el año 955 el sultán requirió los servicios de un embajador especial para una misión difícil ante el emperador Otón I, que residía a la sazón en la lejana ciudad de Fráncfort y, como nadie se ofreciese, Recemundo solicitó del monarca el encargo, pidiendo anticipadamente en compensación un obispado, a lo que gustoso accedió Abderramán que, como los demás califas, mantuvo este privilegio heredado de la realeza visigoda. Se le concedió la sede de Iliberri y, una vez ordenado como tal obispo, realizó satisfactoriamente la embajada, afianzando su puesto en la corte cordobesa y recibiendo siempre los parabienes del monarca, que le premió con viajes a Constantinopla y Jerusalén” (página 53 de la citada tesis).

Su libro fue una obra en la que se describen los trabajos agrícolas que habían de llevarse a cabo cada uno de los meses, así como los progresos y evoluciones que debía seguir cada producto. Fue traducido en el siglo XIII por el médico y astrónomo Gerardo de Cremona. Señala, además, Francisco Javier Martínez que “…el valor de este calendario es inestimable para el conocimiento de los mozárabes andaluces, al indicarnos las principales fiestas religiosas que estos celebraban, datos indispensables para conocer los centros principales de interés en las creencias religiosas del pueblo fiel, más valiosas para el conocimiento de la vida cotidiana que la misma teología…” (página 54 de la citada tesis).

Nos encontramos, por tanto, ante un personaje de primer nivel, que con su elección del obispado de Elvira, muestra la importancia histórica de esta ciudad.”

Curiosidades elvirenses.

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