María Luz Morales Godoy (La Coruña, 1889 – Barcelona, 1980) fue una periodista pionera del periodismo cultural y escritora española del siglo XX. Fue la primera mujer en España directora de un diario nacional, La Vanguardia, que dirigió entre 1936 y 1937, al inicio de la Guerra Civil Española.

En enero de 1940 fue detenida durante 40 días y tras la guerra inhabilitada profesionalmente por el franquismo. Con el retorno de la democracia continuó con su actividad, colaborando con Diario de Barcelona hasta su muerte, a los noventa años de edad. Está considerada una referencia de la incorporación de la mujer a la actividad periodística y literaria en la España del siglo XX.

Tras diplomarse en Filosofía y Letras en la Universidad Nova decidió adoptar el oficio de escritora para ser periodista, una profesión no habitual para las mujeres que firmaban artículos en las revistas pero no participaban en el día a día del periodismo activo.3​ Sus primeros pasos los dio en 1921 dirigiendo El hogar y la moda (antecedente de la revista Lecturas).4​ María Luz había enviado sus crónicas sobre moda a un concurso convocado por la publicación para cubrir la plaza de dirección y resultó vencedora. Estuvo al frente de la revista durante cinco años. En 1923 envió a La Vanguardia unos ensayos sobre Don Juan y sobre teatro de los niños. Su calidad literaria le abrieron la puerta del periódico. En 1924 se hace cargo de la crítica cinematográfica, considerado todavía un espectáculo menor y firma una sección semanal «Vida cinematográfica» con el seudónimo de Felipe Centeno, nombre de un personaje de Benito Pérez Galdós. La periodista pasa a ser una persona más de la redacción de La Vanguardia, aunque era la única mujer.3​ Después pasa a ocuparse de la crítica teatral, más valorada, y empieza a firmar con su nombre.

Su trabajo como crítica cinematográfica interesaron a la productora Paramount Pictures.45​ Tras una entrevista con ella (de quien desconocían que fuese una mujer) fue contratada por la productora estadounidense, como responsable de la asesoría literaria de sus películas y, con la llegada del cine sonoro, de la traducción y adaptación de sus diálogos. Compaginó estas ocupaciones con una colaboración en el diario reformista madrileño El Sol considerado «el periódico de la intelectualidad» haciéndose cargo de la página La mujer, el niño y el hogar hasta su cierre en 1936.

Carismática y combativa, en 1931 presidió en Barcelona la Residencia Internacional de Señoritas Estudiantes, se implicó en la Conferencia Club de Isabel Llorach y trabó amistad con autoras de la talla de Gabriela Mistral.​

Paralelamente, llevaba a cabo su intensa actividad literaria, cultivando la literatura infantil con adaptaciones infantiles de obras maestras de la literatura, publicadas bajo la editorial que dirigía, Ediciones Araluce.

A partir de 1933 cambió su predilección cinematográfica por el teatro, su gran pasión, lo que le llevó a escribir, en colaboración con Elisabeth Mulder, la obra Romance de media noche.

A principios de julio de 1936, participó en las celebraciones por la aprobación del Estatuto de Autonomía de Galicia. Días después estalló la Guerra Civil Española.

Directora de La Vanguardia (1936)

El gobierno de la Generalidad decretó la incautación de algunos periódicos entre los que se encontraba La Vanguardia que quedó bajo el control de un comité obrero CNT-UGT constituido el 19 de julio de 1936. El 8 de agosto, tras la huida del director Agustí Calvet, «Gaziel» al exilio, el comité del diario decide nombrar a María Luz Morales, la única mujer de la redacción. Acepta pero advierte que será provisional: «Accedo pero con una condición. Conozco perfectamente la técnica del periódico. Tendré cuidado de la marcha de la redacción… Pero si acepto es sólo con carácter provisional. En cuanto a la parte política, tiene que llevarla otro. Yo sólo haré periodismo«.

En La Vanguardia al día siguiente se publica el siguiente anuncio:

«De acuerdo con la tendencia social y económica que inspira al Gobierno de Cataluña, se halla actualmente controlada por un Comité Obrero, integrado por representantes de la Redacción, Talleres, Administración y demás secciones de la misma. Entre los acuerdos que en los primeros momentos adoptó este Comité, figura el de nombrar para los cargos de Director y Administrador, a los compañeros María Luz Morales y Carmelo Avellá, respectivamente».

Ocupó el puesto durante algo más de seis meses convirtiéndose en la primera mujer en asumir la dirección de un periódico de cabecera nacional lo que le valió ser represaliada por el régimen franquista

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