Este 19 de diciembre se cumplen 20 años del fallecimiento de un cantautor y poeta singular, que un mes más tarde, el 28 de enero, habría cumplido 75 años. Un artista que recuperó para la copla todo su prestigio.

Hace ya dos décadas que nos dejó Carlos Cano. Su prematura muerte truncó una carrera dominada por la rehabilitación de los estilos tradicionales andaluces, su tierra, a la que tanto amó. Un proyecto en torno a su figura, Viva Carlos Cano, es el homenaje necesario a un autor único y una reivindicación de todo lo que ha representado e influido en nuestra música y cultura.

Viva Carlos Cano, que se editó este 11 de diciembre, es un doble CD con un libreto de más de 200 páginas con una biografía extensa a cargo del escritor y periodista Juan José Téllez, que incluye fotos de toda su época y la letras de todas las canciones. El álbum con lo mejor de su carrera se convierte así en un tributo a ese “periodista con guitarra”, como le gustaba definirse, que en lo musical fue un nexo de unión entre la cultura andaluza y la latinoamericana y en lo social, un referente democrático y andalucista de la Transición.

El doble CD reúne todos sus grandes éxitos, a los que añade algunas piezas muy especiales. Es el caso de tres nuevas grabaciones con las pistas originales de voz de Carlos Cano a dúo con Estrella Morente (Sin ti no puedo vivir, que se publica como primer single), Pasión Vega (Rocío) y Rozalén (María La Portuguesa), que se completan con dos nuevas versiones. Una de ellas, a cargo de Miguel Poveda, que interpreta Casida de los Ramos, y la otra, de su hijo Pablo Cano, que aborda Que desespero.

Pablo Cano resume de esta forma su experiencia: “Poder participar en un proyecto así y con una canción tan especial para mí es emocionante. Siempre me dio vértigo cantar algo de mi padre pero creo que es importante reivindicar su obra, su sensibilidad y su alma de poeta revolucionario.”

Carlos Cano provocó un auténtico embrujo entre contemporáneos y quienes siguieron su estela. “Permanece completamente vigente y es atemporal”, afirma Pasión Vega, que ensalza la “inmensa ternura” de ese Rocío que tanto le emocionó recuperar. Para Poveda, Cano significa “un lugar de la copla distinto, diferente, exquisito”. “Aportó su voz, su impronta y sus letras. Fue un artista muy comprometido y muy completo”. Él se ha atrevido de una canción en la que “se respira Granada”: “La huerta del Tamarit, Federico García Lorca… Un cocktail muy emocionante”.

Rozalén protagoniza con el granadino un dúo muy especial de una canción igualmente emblemática. “Cantar María La Portuguesa es cantar la joya de la corona. Lo he hecho con todo mi corazón, y además que esté su voz con sus pistas originales es como si él estuviera ahí”. “Ojalá que allá donde esté, esté orgulloso de esto que hemos hecho con tantísimo cariño”.

Cano fue a lo largo de sus casi 55 años de vida un artista versátil, sublime no solo con la copla; también con cuecas, tangos, boleros, rumbas, pasodobles, sambas, nanas, murgas carnavaleras o temas intimistas, ya fuera acompañado tan solo por su voz y su guitarra como por una orquesta. La calidad y emotividad de sus textos hacen el resto: elevarlo a la categoría de mito.

Como recuerda Juan José Téllez en su biografía, Cano fue un poeta en su primera juventud, carga lírica que le acompañaría a lo largo de toda su vida. Andalucía y Granada fueron sus coordenadas fundamentales, con ese rasgo andalucista que arrebató al franquismo el monopolio sobre un estilo que reivindicaba de su tierra, que no español. Pero lejos de encerrarse, su abanicó se abrió al mestizaje, a la contaminación rítmica.

Ese espíritu abierto le llevó a colaborar con músicos de muy diverso registro, desde Enrique Morente a Maria Dolores Pradera o Compay Segundo, entre muchísimos otros. Con amplitud estilística de miras, pero sin dejar de enarbolar la bandera de la copla, el género que condujo a la perfección.

 
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