Mascarillas, distancia social, teletrabajo: el año que cambió el mundo

Es una de las palabras que mejor resume este año 2020: «Pandemia». Significa literalmente «que afecta a todo el mundo». Y es que el coronavirus ha cambiado todos los aspectos de nuestras vidas.

Sin ir más lejos, nos ha llevado a sorprendentes descubrimientos, como la necesidad general durante el duro confinamiento de tener a mano un producto como el papel higiénico, el cuál ha sido comprado en grandes cantidades durante estos meses.

También hemos sido realmente conscientes de lo que significa «estar encerrado en casa», con las pantallas de televisión, ordenador y móvil como únicos medios de contacto con el exterior. Nuestro hogar se ha convertido en aula de colegio, despacho de trabajo y gimnasio, mientras que las reuniones familiares, sin embargo, se han hecho a través de videollamada.

En las residencias de ancianos, los más mayores han estado más aislados si cabe, habiendo tenido que soportar largas temporadas sin recibir visita alguna.

Nuevas tradiciones y atuendos

Las reuniones sociales se hicieron de ventana a ventana, durante el tradicional aplauso al personal médico que día tras días hacía frente, en primera línea, a una crisis que paralizó al mundo. Nueva York, uno de los grandes focos de la pandemia, fue durante semanas uno de los principales escenarios de ese agradecimiento ciudadano al personal sanitario.

Las mascarillas pasaron de ser un atuendo reservado solamente para el personal médico a un artículo de primera necesidad para todos. Y eso que en un primer momento la OMS no vio necesario el llevarlas. Tras varios mensajes contradictorios y a base de estudiar y aprender sobre el coronavirus, hoy nadie sale de casa sin su mascarilla puesta.

 

Y es que a medida que pasa el tiempo vamos sabiendo más sobre el enemigo común. Cómo se propaga, cómo combatirlo. La pandemia ha cambiado también nuestra forma de saludar: ya no hay dos besos, ni apretones de manos ni abrazos. El choque de codos o a lo sumo de puños se han convertido en el nuevo saludo universal.

Preocupación, indignación y crisis

Por supuesto, las protestas han sido parte del proceso, y muchos ciudadanos han mostrado su descontento contra el proceder de sus Gobiernos y la falta de información. Escépticos, negacionistas, conspiranoicos, extremistas o simplemente ciudadanos preocupados han tomado las calles en numerosas ocasiones pidiendo más libertad, más seguridad o simplemente más información.

Restaurantes, cafeterías, tiendas, hoteles, cines, teatros han tenido que cerrar durante semanas o meses, y muchos negocios no han podido soportar tal decisión y han echado definitivamente el cierre. Otros muchos temen también por su supervivencia. En ciudades como Lyon los trabajadores han salido a las calles con un mensaje claro: necesitamos trabajar.

Las ansiadas vacunas, según informan los expertos, ya están por fin a la vuelta de la esquina. El mundo entero espera que en 2021 la famosa «nueva normalidad» de 2020 pueda convertirse definitivamente en vieja

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