El nuevo brote de coronavirus comienza en Wuhan en China. El 31 de diciembre de 2019 las autoridades chinas alertan a la OMS de varios casos de neumonía atípica. Aún se desconoce el virus.

Parece haber comenzado en un mercado de animales vivos en Wuhan. El mercado está cerrado y, a medida que aumenta el número de casos, China impone un bloqueo más estricto.

Eso no impide que el virus se extienda. En febrero, la pandemia azota Bérgamo, en el norte de Italia. Los hospitales pronto se ven desbordados, los servicios funerarios y los cementerios están sobrepasados. A principios de marzo, Italia impone un bloqueo en la región de Lombardía. Luego lo amplía a todo el país. El 11 de marzo la OMS declara pandemia al nuevo virus Covid-19.

A medida que las infecciones aumentan en progresión geométrica, Europa se bloquea. La vida se detiene. Las fronteras están cerradas. No hay precedentes. Tiendas, bares restaurantes cines, colegios, están cerrados para frenar la propagación del virus y evitar el colapso del sistema sanitario. Más de 250 millones de personas están confinadas en sus hogares.

Al otro lado del Atlántico, Brasil es uno de los países más afectados. Las familias de las víctimas y el personal médico se sienten abandonados mientras que el presidente Jair Bolsonaro subestima la crisis y califica al virus de “pequeña gripe”.

Su homólogo estadounidense, el presidente Donald Trump, afirma que la Covid 19 desaparecerá muy pronto. Los números exponen una historia diferente. Desde principios de abril hay 30.000 nuevas infecciones diarias. Encabeza el número de casos en todo el mundo. Hay pocas protecciones para sanitarios y el personal médico va mal equipado para la batalla. Nueva York se convierte en uno de los epicentros de la crisis sanitaria.

En Europa, el primer bloqueo fue eficaz; los países se abren de nuevo pero se insta a respetar el distanciamiento social y a usar mascarillas. Con el aumento de las temperaturas, el miedo al virus retrocede y muchos celebran viajes y vacaciones. Pero el virus no está de vacaciones,

Los contagiosos aumentan. Los líderes europeos intentan evitar un segundo bloqueo para evitar un desplome económico. Los toques de queda y las restricciones locales no son suficientes y, nuevamente, muchos países imponen un segundo bloqueo parcial. Las protestas contra las restricciones crecen en todo el continente.

Para diciembre de 2020, casi un millón y medio de personas habría muerto en todo el planeta por coronavirus. El número de infecciones ha superado los sesenta millones.

Un aumento que solo una vacuna puede detener. Los éxitos en los ensayos de la vacuna Covid-19 son prometedores, pero llevará tiempo poner fin a la pandemia.

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