Como cuento de navidad para esta gacetilla en el día de hoy, reproducimos un artículo del catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Granada titulado “Rescate de cautivos en 1409.

 
El caso del alcaide de Atarfe.” Este artículo se publicó en el especial de las fiestas de IDEAL del pasado 2006. Disfruten de su lectura.
<<Las continuas guerras entre cristianos y musulmanes en la frontera con Granada nos permiten conocer muchas acciones guerreras y actos caballerescos, pero hay algunas cosas que, aunque se citan por los cronistas no tienen mayores explicaciones en las crónicas y documentos de la época, nos referimos al cautiverio de algunos soldados que fueron tomados prisioneros por ambos bandos. Estos cautivos eran llevados a tierras enemigas y saldrán de ellas mediante el pago de un elevado rescate que hacia que su familia tuviera que vender parte o todo su patrimonio para saldar aquellas deudas. En algunas ocasiones se produce un cambio de prisioneros y el consiguiente acuerdo entre las partes implicadas, es decir los dueños de los prisioneros y las familias afectadas por ambos bandos: musulmanes y cristianos. En este caso tres documentos de principios del siglo XV, uno de 16 de febrero, otro de 27 de este mes, y el último de 3 de julio de 1409, nos van a permitir acercarnos a esta rica problemática. Lo curioso es que encontramos un personaje importante de Atarfe que será cambiado por un cristiano cautivo, estos datos nos llevan a explicar lo ocurrido en aquellos años tan especiales para la historia de los reinos de Castilla y de Granada.
Debemos a la generosidad de nuestro apreciable amigo D. José Enrique Granados Torres el conocimiento de los documentos que se conservan en el Archivo Histórico Nacional, Sección Nobleza, Fondo Osuna, Legajo 1354, numero 12, que forma parte del grupo de fondos Luque y Frías, titulado: Villena, 27 de Febrero 1409. La reseña o resumen que aparece en un folio del archivero dice así: “Escritura de obligación que se otorgo por Juan Fernández Pacheco en Sevilla a 27 de febrero de 1409 a fabor del Almirante Don Alfonso Enriquez de 500 doblas de oro moriscas por parte del precio en que vendio al moro Manzor, Alcalde de Atarge, para dar en rescate por Rodrigo Rodríguez de Aviles, vezino de Alarcón, yerno del dicho Juan Fernández, que le hicieron cautivo los moros quando tomaron Huércal. Y la carta de pago en 3 de julio de dicho año”.
Las guerras en la frontera.
Los hechos tienen lugar durante la minoría de edad del monarca Juan II de Castilla, hijo de Enrique III el Doliente. El Infante nació en el monasterio de San Ildefonso de Toro el viernes 6 de marzo de 1405 donde la reina Doña Catalina de Lancaster se había trasladado para esperar el acontecimiento. El padre muere en Toledo el día de Navidad de 1406 cuando había convocado Cortes para obtener recursos con los que realizar una campaña de castigo contra los granadinos y tratar de solucionar otros problemas con Portugal. Se hizo cargo de todo aquello el hermano del rey D. Fernando, llamado después el de Antequera, que atendió a su hermano, dirigió las Cortes y proclamó a su sobrino. Comienza una larga y en ocasiones complicada minoría que se extiende hasta 1419. Según el testamento de Enrique III la regencia estaría en manos de la reina y de D. Fernando, el infante quedaría bajo la custodia del camarero mayor y del justicia mayor del reino. La reina trató de quedarse con el niño a cambio de renunciar a la regencia, pero fue hasta Segovia donde se proclamó al infante y se leyó el testamento, los intereses de cada una de las partes provocaron enfrentamientos y recelos que retrasan las acciones contra los musulmanes y van dejando la frontera sin guarniciones porque no llegan las pagas de los soldados. Los musulmanes atacaron desde Baza a la zona de Lorca lo que provocó la reacción del mariscal Fernando García de Herrera contra Vera y Zurgena logrando derrotar a las tropas bastetanas que venían contra ellos. Los granadinos atacaron Priego, aunque tuvieron que levantar el cerco.
Entre estas acciones guerreras a finales de abril de 1407 varios caballeros de Lorca capitaneados por el aragonés Pedro Marradas y Martín Fernández Piñero tomaron el castillo de Huércal, aunque poco después tienen que entregarlo al alguacil mayor de Granada Mofarrax, en esta lucha se enmarcan parte de los hechos que comentamos pues uno de los personajes del documento fue hecho prisionero en estos momentos. La Crónica de Juan II de Castilla, escrita por el cronista Alvar García de Santa María, y editada por D. Juan de Mata Carriazo y Arroquia, nos va a permitir profundizar en estos pormenores. Nos narra el cronista como informados Marradas y Fernández Piñero de que el castillo de Huércal se podía escalar y tomar se pusieron de acuerdo y salieron el 16 de abril con hombres de Lorca hacia aquel lugar, acompañados de caballeros y peones, además de numerosos pertrechos de asalto, las palabras de Alvar García de Santa Maria en el Capítulo 29 son estas:
“E lleuaron consigo escalas e pertrechos, los que menester les fasían para la escalar; e andouieron fasta que llegaron çerca del dicho castillo, e ay estouieron el dia, fasta que vino la noche. E en tanto que la noche vino, començaron de andar fasta que llegaron al dicho castillo de Huertal, una gran parte de la noche pasada.
E en llegando, pusieron sus escalas, e suvieron por ellas, en tal manera que lo entraron e hurtaron, e apoderándose dél, e de las torres; e mataron e prisionaron a todos los que ay fallaron. E apoderándose del dicho castillo, e enbiarónlo luego a decir al mariscal Fernand Garçía de Ferrera, e le enbiaron a decir que les enbiase luego recua con viandas, porque tuviesen con qué lo defender. E luego el dicho mariscal, en veinte e ocho dias del dicho mes de abril, requirió de parte del Rey a Rodrigo Rodrigues de Avilés, vasallo del Rey, que fuese meter vna recua de viandas en el dicho castillo”.
Acompañado de otros 70 caballeros llevó hasta Huércal una recua de animales con mantenimientos y pertrechos como habían solicitado Marradas y Piñero. Tras cumplir su misión Rodrigo Rodríguez antes de abandonar el castillo habló con sus hombres para convencerlos que debían de realizar alguna acción guerrera contra los musulmanes en la que causar algún daño porque creía que era una oportunidad antes de marcharse a tierras cristianas. Los caballeros vieron bien la propuesta y determinaron realizarla, así el miércoles 29 de abril salieron Rodrigo Rodríguez y sus hombres del castillo para correr tierra de los musulmanes. Envió delante un adalid llamado Juan Rubio y vieron gente que se dirigía hacia el castillo, se detuvieron y comprobaron como la delantera de los musulmanes ya los habían localizado y estaban dispuestos al combate, ellos se juntaron y volvieron al castillo donde podían defenderse mejor. Cuando llegaron a la fortaleza envió al adalid acompañado de 30 caballeros a comunicar al mariscal de Lorca la situación para que les enviara ayuda.
Al día siguiente llegó el grueso del ejército musulmán mandado por el alcalde Mofarrax, el Morrafeche de la Crónica, y otros caballeros que sumaban la cantidad de unos 3000 caballeros y unos 25.000 peones, ballesteros y lanceros. Los que formaban la delantera de este ejército llegaron hasta el castillo. Los cristianos abrieron las puertas y salieron a pelear logrando en una cuesta próxima vencer a un grupo de musulmanes. A medida que iban llegando más musulmanes los cristianos se recogieron de nuevo en la fortaleza, aunque fueron heridos en la retirada muchos de ellos por las flechas de los atacantes y tras cerrar las puertas se aprestaron a la defensa del castillo. Los musulmanes pusieron su campamento cerca de la fortaleza y cortaron ramas y árboles de un soto situado cerca, con aquellas ramas y las mantas que traían hicieron un artificio y arrimaron la leña y mantas al muro del castillo, abrieron zanjas junto al muro y comenzaron a socavar las piedras, los defensores apenas pueden hacer nada contra los que dañaban los cimientos de los muros por las flechas enemigas. Con ello logran los musulmanes que se derribara un muro del adarve que iba de una torre a otra, al derribarse sobre las mantas mató a muchos musulmanes y los cristianos que defendía aquella parte del muro. Los musulmanes entraron en la fortaleza y los cristianos se acogieron a dos torres desde donde se defendían. Los atacantes siguieron utilizando la táctica anterior y cavaron los cimientos de aquellas torres hasta que lograron que se derribara una gran parte de una de ellas. En la otra continuaban cavando hasta que los cristianos viendo la situación decidieron rendirse para evitar males mayores si las torres se destruían. Comunicaron al alcalde la decisión de entregarse y este ordenó que dejaran sus hombres de combatir el castillo, pero sin dar explicaciones pues los atacantes estaban dispuestos a arrasar la fortaleza. Este hecho nos lo cuenta el cronista así:
“E entonçes los cristianos començaron a fablar de pleitesía, e al dicho alcaide Monfarrache plogo dello, por los lleuar presos, por se honrrar más. E porque no se atreuió a los defender de los sus moros de día, atendió la noche para los reçeuir, porque les non matasen. E en tanto mandó aflojar el conbate.
E a la noche, tomólos en su poder, e fueron presos çiento e veinte e çinco. Entre los quales fue ay preso el dicho mosén Pero Marradas, e Rodrigo Rodríguez de auilés, e Martín Fernández Piñero, e Diego Gómez Dáualos, e Juan de Salazar, e otros escuderos del mariscal Fernán Garçía, e Diego Hurtado de Mendoza. E los moros tomaron sus presos, y llevároslos todos de pie, en una soga; saluo estos nombrados e otros seis o siete, que lleuaron cabalgando ençima de sus caballos, armados. E enpresentólos ante el rey de los moros; e luego el rey los tomó en sí.
E los moros adouaron el castillo, e dexaron en él recuado. E fueron muertos en este conbate, de los cristianos, así omes darmas como de los otros, fasta treinta omes”.
Los enfrentamientos a lo largo de la frontera crecieron y los asaltos de una y otra parte estaban a la orden del día. Así los cristianos de Olvera el 2 de mayo atacaron la Torre de Alaquin, Ayamonte y Montecorto. Salieron los musulmanes de Ronda y Setenil pero fueron vencidos. El 4 de junio tomaron por sorpresa la fortaleza de Pruna los hombres del Maestre de Santiago y varios hombres importantes entre ellos el almirante Enríques y Enrique de Villena junto al Infante D. Fernando desde Sevilla atacaron a los musulmanes en especial en Lucena, Casarabonela y Antequera. En represalia los granadinos atacan Baeza y Bedmar, por mar la armada cristiana derrota en el estrecho a los barcos de Tremecén y Túnez que ayudaban a los granadinos. Se preparó el ataque a Ronda y Zahara que cayó en manos de los cristianos, siguieron los ataques a Setenil, Audita y lugares de Grazalema. El rey granadino atacó Jaén y los cristianos lograron que levantara el cerco y atacan Ortegícar y realizan correrías en Casarabonela y Alora. Estos ataques por una parte y otra continuaron casi a diario. El infante había ordenado atacar Setenil y entre los caballeros que destacan encontramos a Juan Fernández Pacheco. En 1408 se firmó una tregua, pero antes los granadinos atacan Alcaudete. Tras la muerte del rey granadino fue elevado al trono su hermano Yusuf. En los documentos encontramos otros personajes que tuvieron un papel destacado en aquellas acciones guerreras.
El rescate de cautivos.
El 27 de febrero de 1409 encontramos una carta de poder dada a favor de Juan Dortega de Avilés, caballero, vecino de Murcia, por la que Juan Fernández Pacheco, vasallo del rey Juan II, señor de Belmonte, le otorga poderes para que le obligue a pagar a Don Alonso Enríquez, Almirante de Castilla, o a quien actúe en su nombre un contrato de libertad de un cautivo por la cantidad de 500 doblas moriscas de oro, de buen oro y justo precio, para el día de la Pascua de Nuestra Señora Santa María por la venta de un moro que se llamaba Maçot, alcalde de Atarge, en otros lugares Marge, para rescatar con él a Rodrigo Rodríguez de Avilés, vecino de Alarcón, yerno del pagador, que había sido cogido prisionero en la toma de Huércal. No sabemos la fecha exacta en que nuestro personaje musulmán, el alcalde de Atarfe, fue hecho prisionero por los cristianos, posiblemente en 1407 o poco después, cuando acudió a defender alguna de aquellas fortalezas, el caso es que pasó como cautivo al Almirante de Castilla. Este hecho determinó que pudiera ser pieza clave en el rescate del cristiano aprisionado en Huércal. En la carta de poder se compromete Juan Fernández Pacheco a admitir las cartas que hiciera en su nombre Juan Dortega en especial relacionadas con las 500 doblas moriscas que costaba la compre del moro para ser canjeado por su yerno. Obliga sus bienes muebles y raíces a respetar todo aquello. Actúan de testigos del documento Juan y Alfonso de Alcalá, vecinos de Belmonte, Gonzalo Sánchez de Arroyo, Alvar González, su hermano, Ferrand López, escudero de Juan Fernández. La carta de poder tiene fecha de 16 de febrero de 1409, el notario y escribano del rey Sánchez Carrillo estuvo presente al otorgamiento del documento. En otro documento vemos como se comprometen a pagar a D. Alfonso Enríquez, Almirante mayor de Castilla o a su lugarteniente la cantidad estipulada porque les vendió un moro para rescatar un cautivo llamado Rodrigo Rodríguez de Avilés, vecino de la villa de Alarcón “que está cativo en tierra de moros”.
El encargado de las acciones de compra y pago Juan Dortega en nombre de Juan Fernández Pacheco y con el poder que tenía concedido se compromete a pagar el dinero en la villa de Valladolid o en otra ciudad que el señor Almirante dijera, se comprometen a pagar una dobla de oro por cada día que retrasen el pago de la deuda contraída. Si no cumplen lo pactado pueden actuar contra Juan Fernández Pacheco y contra su representante Juan Dortega siendo penados por las justicias reales que pueden vender sus bienes para solventar los perjuicios ocasionados al Almirante al no entregarles las cantidades convenidas. Por tanto, no serán oídos en juicio ni fuera de el si incumplen las condiciones. Actúa en nombre del Almirante su representante Fernad Arias, y se compromete a guardar las condiciones. Para mayor fuerza conceden la carta ante los escribanos que la firmaron de sus nombres el 27 de febrero de 1409. Los escribanos Ferrand Gutiérrez y Diego Gutiérrez fueron testigos de los hechos. El documento fue realizado por el escribano publico de Sevilla Martín Sánchez y pone su signo para más validez.
Poco después otro escrito del Almirante nos indica que se habían cumplido las condiciones y se entregó el dinero convenido, por todo ello se hizo un recibo por arte del Almirante que dice así:
“Sepan quantos esta carta de pago vieren como yo don Alfon Enriques, Almirante mayor de Castilla, otorgo e conosco que resçeby de vos Rodrigo Rodríguez de Abilles quinientas doblas de oro moriscas las quales dichas quinientas doblas me diste y pagaste y reçibo de vos, resçeby desta fiança que dicho Juan Dortega fiso en nonbre del dicho Juan Ferrandes Pacheco según mas largamente se contenia en esta carta contenida en las espaldas desta, de las quales me otorgo bien pagado a toda mi voluntad, e porque es verdad puse aquí mi nombre. Fecha tres dias de Jullio año del nacimiento de nuestro Salvador Jhesu Chripto de mill y quatroçientos y nueve años. El Almirante”.
Con estas noticias seguimos completando la rica historia de Atarfe y esperamos que poco a poco se vaya gestando una Historia local que sirva para que los atarfeños amen cada día más su tierra, la cuiden y respeten para dejarla como uno de los bienes más preciados a los que en el futuro la habiten.>>
Calle Zacatín, una de las más antiguas de nuestro pueblo. Para los atarfeños, las Callejuelas.
 
Curiosidades elvirenses.
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