En el Día Mundial contra el Cáncer, recopilamos 20 bulos sobre la enfermedad que te están intentando colar

 

Ni hay una cura secreta contra el cáncer ni se ha descubierto que el cáncer no sea una enfermedad

No, no hay una conspiración de la cura secreta del cáncer. Es bastante común una cierta idea conspiranoica de que las grandes empresas farmacéuticas conocen desde hace tiempo la cura del cáncer pero la mantienen oculta porque les resulta más rentable que esta enfermedad no se pueda curar.

La realidad es que existen en todo el mundo miles de grupos científicos que investigan para avanzar en la lucha contra el cáncer. El caso es que estos grupos compiten entre sí y es muy, muy poco probable que si uno de ellos logra un avance significativo lo vaya a mantener en secreto cuando otro grupo podría adelantarse en poco tiempo.

Además, gran parte de esa investigación es pública (una vez patentada), ya que debe validarse a través de la revisión por pares en revistas científicas, así que solo mantener ese secreto, aunque se intentase, sería tremendamente complicado. Por último, el prestigio y reconocimiento al equipo que lograse esta cura sería inmediato y mundial. El premio Nobel estaría asegurado.

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Tampoco se ha descubierto que el cáncer no sea una enfermedad. El bulo se ha difundido principalmente a través de un vídeo en Youtube con más de 1 millón de reproducciones. En el texto se afirma que el cáncer no es una enfermedad, sino carencia de vitamina B17.

El interés público motivó numerosas investigaciones en la década de los 70. En ninguna investigación se demostró que la mal llamada vitamina B17, que en realidad no es una vitamina, fuera eficaz. La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés) la calificó como «genuina amenaza para la salud pública». 

El Hospital Johns Hopkins no ha declarado la quimioterapia «la gran equivocación médica»

Circula desde hace años un texto falsamente atribuido al hospital Johns Hopkins en el que se asegura que la institución «ha cambiado su visión sobre el cáncer». Es un texto lleno de errores y mentiras sobre el cáncer que ha sido desde entonces desmentido por el propio hospital Johns Hopkins (puedes leer su comunicado en español aquí).

En él se incluyen varias afirmaciones falsas como que todo el mundo tiene células de cáncer en su cuerpo, que las deficiencias nutricionales pueden ser la causa del cáncer y que suplementos nutricionales pueden curarlo, que la cirugía provoca que el cáncer se expanda o que el cáncer es una enfermedad «de la mente, el cuerpo y el espíritu». Todas esas afirmaciones están desmentidas y explicadas en el texto publicado por el hospital.

Al traducirse al español, el bulo ha incorporado una nueva afirmación falsa que suele encontrarse en el titular: «El Hospital John Hopkins [aunque el nombre correcto es Johns Hopkins] declara que la quimioterapia es la gran equivocación médica”. Esta afirmación no se encuentra en el bulo original, y tampoco hay ninguna prueba de que esa afirmación haya partido del hospital, ni en ese texto falso ni en ningún otro documento publicado por el hospital o por alguno de sus representantes o portavoces. Te lo explicábamos aquí.

Ni el limón ni la limonada curan el cáncer

Nos habéis reenviado varias cadenas de WhatsApp y mensajes en los que se asegura que el agua con limón puede curar el cáncer. Aunque no son siempre los mismos mensajes, y a veces la limonada es caliente, otras en ayunas y otras con más o menos añadidos, el fondo siempre es el mismo: un médico de apellido extranjero asegura que el agua con limón es todo lo que hace falta para curar el cáncer.

Esto no es verdad. Sí hay algunos estudios que sugieren que algunos componentes de los cítricos podrían tener propiedades anticancerígenas (aquí un ejemplo, y aquí otro), pero se trata de estudios preliminares hechos con células cancerosas en un laboratorio, y eso está muy, muy lejos de poder utilizarse como cura del cáncer, da igual que la limonada la bebas en ayunas, caliente o como sea. Puedes leer más aquí.

No hay pruebas de que el cáncer de piel lo cause el protector solar y no el Sol

Varios nos habéis preguntado y no, no hay pruebas de que el cáncer de piel lo cause el protector solar y no el Sol. Sí que hay suficientes evidencias de la relación entre la exposición a rayos ultravioleta y un mayor riesgo de sufrir enfermedades de la piel, como por ejemplo melanoma, como este estudio que analiza la carga total de enfermedades asociadas a la exposición a radiación ultravioleta.

Varios estudios han demostrado también que utilizar protector solar reduce ese riesgo, como este que concluye que el melanoma en adultos se puede prevenir con el uso de protector solar.

No es cierto que el cáncer de tiroides se esté extendiendo por las radiografías dentales y mamografías

Nos habéis preguntado por una cadena de WhatsApp que avisa sobre que el cáncer de tiroides «se está expandiendo rápidamente entre las mujeres» y que «posiblemente sea consecuencia de las radiografías dentales y las mamografías«. Esto, según el texto, ocurriría por el uso incorrecto de los delantales con los que los radiólogos cubren el pecho del paciente antes de hacer la prueba, al no utilizar el protector de tiroides (una pequeña pestaña que se adosa al cuello para tapar la glándula). Sin embargo, lo que dice la cadena no es cierto: se trata de un bulo que circula desde 2013.

De hecho, la Sociedad Española de Protección Radiológica (SEPR) aclaró que la radiación recibida en estas pruebas es insignificante y que el protector de tiroides puede ser incluso perjudicial para el diagnóstico: dada la posición que el paciente debe mantener durante el examen, existe la posibilidad de que interfiriese, creando artefactos en la imagen. Esto podría afectar a la calidad y a la corrección del diagnóstico.

«Incluso podría hacer necesaria la repetición de la mamografía, lo que implicaría un incremento injustificado en la dosis recibida por la paciente», explica la SEPR. Según la nota técnica de la SEPR sobre la utilización de protectores plomados de tiroides en las mamografías emitida a raíz de este bulo, «su utilización debe ser cuidadosamente evaluada en función del balance riesgo-beneficio para el paciente, ya que no siempre es necesaria ni conveniente». Te lo contábamos aquí.

No, comer comida calentada en el microondas no da cáncer

¿Provoca cáncer comer comida calentada en el microondas? ¿Da cáncer ponerse delante del microondas? ¿Hay realmente de qué preocuparse? Pues no. Los microondas no utilizan radiación ionizante (rayos X o rayos gamma, por ejemplo, que sí se consideran cancerígenas), ni hacen la comida radiactiva ni distinta de ninguna forma.

Lo único que pueden hacer es cambiar su estructura cocinándola, igual que lo haría cualquier otro método de cocinado. Te lo contamos aquí.

No, el vídeo en el que un supuesto tumor «huye» de un diente de ajo no es real

Cada cierto tiempo se difunde por redes un vídeo mostrando cómo un supuesto tumor «huye» de un ajo mientras que «corre» hacia un anillo de oro. Como os podéis imaginar, es falso. Por muchas propiedades anticancerígenas que pudiera tener el ajo, es físicamente imposible que cause ese efecto.

Lo más probable es que el «tumor» sea un fluido al que le afectan imanes (material ferromagnético) y debajo del plato haya un imán que hace que el «tumor» se mueva de una parte a otra.

El secretario científico de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), Guillermo de Velasco, explica a Maldita Ciencia que “el peligro de estos vídeos es la confusión o falsas esperanzas que pueden generar en gente que lo está pasando regular con diferentes tratamientos. Pueden generar dudas o retrasar tratamientos con un impacto en la supervivencia de algunos pacientes”. 

El tuitero @aprobandomates ha preparado un vídeo similar para desmentir el montaje. En este vídeo el supuesto tumor «huye» de un libro sobre principios de Bioquímica para «correr» hacia un billete. Puedes leer el artículo completo aquí.

No, no hay un estudio que revele que «muchos pacientes con cáncer mueren por la quimioterapia y no por la enfermedad»

De nuevo circula un titular de una web sobre un supuesto estudio que habría demostrado que la quimioterapia, y no la enfermedad, es lo que mata a muchos pacientes de cáncer. No hay evidencias de que esto sea así.

El estudio fue publicado en 2016 y trató de analizar cuántos pacientes de cáncer (de mama y de pulmón en este caso) fallecían en los 30 días siguientes a iniciar lo que se llama una Terapia Sistémica Anticáncer o SACT por sus siglas en inglés.

Estas terapias son tratamientos que se distribuyen a través de la sangre para alcanzar a las células cancerígenas allí donde se encuentren, a diferencia de las terapias que se aplican directamente sobre el tumor, como las cirugías. Incluyen la quimioterapia pero también la inmunoterapia o terapias hormonales. En el estudio se analiza el efecto de distintas SACT, no solo de la quimioterapia.

Pero en ningún momento este estudio compara la mortalidad entre pacientes que reciben quimioterapia y los que no, lo que sería necesario para sacar la conclusión de que «muchos pacientes con cáncer mueren por la quimioterapia y no por la enfermedad», algo que no afirman los autores del estudio en ningún momento. Te lo contamos aquí.

No, ni los móviles ni el wifi producen cáncer

La idea de que las ondas de nuestros teléfonos móviles, el wifi o los cables de alta tensión tienen un efecto negativo en nuestra salud (principalmente, que producen cáncer) lleva décadas conviviendo con nosotros.

Miedo a un objeto cotidiano sumado a tufillo conspiranoico… y ya tenemos el bulo perfecto. Bulo, sí, porque no es verdad: no hay ni una sola evidencia científica que permita asegurar que las ondas de los móviles o el wifi causen cáncer.

La base física de esta tecnología es incompatible con esos supuestos efectos. Las ondas que utilizan los móviles (y también el wifi) son lo que se llama radiación electromagnética no ionizante y, al contrario que la ionizante, como los rayos X o los ultravioletas, no tienen efecto sobre la materia que la absorbe, más allá de calentarla. Así es como funcionan, de hecho, los microondas. En el caso del móvil la radiación es mucho más débil, así que más allá de calentarnos ligeramente las manos o la oreja, no se ha podido probar ningún otro efecto sobre las moléculas que componen nuestros tejidos.

Usar sujetadores no aumenta el riesgo de cáncer de mama

Ni sujetador de color negro, ni con aros aumentan el riesgo de cáncer. Es un bulo convertido en una cadena de Whatsapp que supuestamente avala “The Cancer Hospital”, centro que no existe.

El bulo de que los sujetadores aumentan el riesgo de cáncer proviene de un libro titulado Dressed to Kill, publicado en 1995 en el que se explica que las mujeres que llevan sujetadores con aro durante 12 horas al día o más tienen un mayor riesgo de padecer cáncer de mama porque el sujetador porque comprime los canales del sistema linfático y eso provoca la acumulación de toxinas en el tejido mamario.

Sin embargo, según la American Cancer Societyno hay evidencias de que la compresión del sistema linfático por parte de los sujetadores tenga ningún efecto sobre el riesgo de cáncer, y de hecho, en ese sistema los fluidos se desplazan hacia arriba, hacia los nodos situados en las axilas, y no al revés, lo cual contradice esta teoría. Hay estudios que demuestran que no hay relación entre los sujetadores y el riesgo de cáncer de mama. Te lo explicábamos aquí.

No hay evidencias de que los desodorantes provoquen cáncer de mama

También circula un mensaje donde se incluyen otras recomendaciones como usar un «desodorante en vez de un antitranspirante» y «no usar desodorante antes de dormir porque la piel no respira» y eso podría aumentar el riesgo de cáncer de mama.

La supuesta base de estas recomendaciones está en el aluminio, que se utiliza como componente en los productos antitranspirantes, formando una película sobre la piel que impide la sudoración. Esas moléculas de aluminio podrían ser absorbidas por la piel y tener un efecto similar al de los estrógenos, cuya relación con el cáncer de mama es conocida. Por tanto, utilizar antitranspirantes con aluminio podría tener el mismo efecto. No hay sin embargo estudios que demuestren que esto es así, y en cualquier caso, muchos de estos productos ya han prescindido de este ingrediente. 

Otros componentes habitualmente señalados son los parabenos, preservantes que se utilizan en desodorantes y otros productos cosméticos y que han demostrado tener efectos similares a los estrógenos, y por tanto que podrían tener un efecto sobre el cáncer de mama. Las sospechas se apoyan en un estudio elaborado en 2004 que encontró restos de parabenos en tejidos de 18 tumores de mama en un total de 20 muestras.

Pero en ese estudio no se establecía un mecanismo de causa-efecto por el que los parabenos habrían causado esos tumores, ni se analizaban tejidos de mamas sanas o de otras zonas del cuerpo, así que no es posible extraer conclusiones sólidas al respecto. Así que a día de hoy no hay evidencias de que ninguno de estos componentes tengan efecto sobre el riesgo de cáncer de mama.

No hay evidencias de que la soja cause cáncer de mama

La particularidad de la soja es que es una planta con un alto contenido en isoflavonas, que podríamos llamar estrógenos vegetales: moléculas capaces de interaccionar con los receptores de estrógenos dentro del cuerpo humano, aunque con efectos mucho más débiles que los estrógenos reales. Esto podría provocar que la soja tenga un efecto estrogénico o antiestrogénico.

El problema es que es difícil de determinar cuál ese efecto porque los resultados varían según cómo se realiza cada estudio. A día de hoy, no hay evidencias de que la soja tenga un efecto negativo en el riesgo de cáncer de mama. Muchas de las investigaciones que apuntan en esa dirección se han realizado exclusivamente sobre animales de laboratorio, y por tanto no se pueden considerar sólidas al aplicarlas a humanos. Por otro lado, algunos estudios sugieren que podría tener un efecto protector, pero tampoco existen evidencias suficientes para afirmarlo con seguridad. 

No, no hay evidencias de que el ajo sea «capaz de matar más de 10 tipos de cáncer»

Un contenido afirma que el ajo «es capaz de matar más de 10 tipos de cáncer», pero no es cierto. A día de hoy, según las evidencias que conocemos, no hay pruebas de que el ajo sea capaz de curar ningún tipo de cáncer, y aunque se especula sobre su capacidad para prevenirlo, tampoco hay evidencias científicas suficientes para apoyar esta idea.

El origen de este bulo proviene de algunos estudios científicos, de tipo epidemiológico, que han hallado una posible relación entre el consumo de ajo y un menor riesgo de padecer algunos tipos de cáncer, como el de colon, o el de mama entre otros.

Sin embargo, esos resultados no son suficientes para asegurar que el ajo sea lo que previene el cáncer. Tras analizar todas las evidencias disponibles, el proyecto Nutrimedia de la Universidad Pompeu Fabra en colaboración con la Bilbioteca Cochrane y la Fundación Española de la Ciencia y Tecnología concluyó que «no se puede establecer ninguna relación entre la ingesta de ajo y la disminución del riesgo de cáncer». Puedes leer el artículo completo aquí.

El bicarbonato no cura el cáncer

Ni desayunar agua con bicarbonato ni añadirle limón. Nada de esto previene o cura el cáncer. No hay pruebas. Todo empezó con un exmédico italiano, Simocini, que mantiene, sin nada que lo avale científicamente, que todos los cánceres son ocasionados por un hongo, la Candida albicans.

La justicia italiana le retiró la licencia por aplicar diversos tratamientos peligrosos y no probados, como explicaban en este artículo en El Mundo.

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La huaya no cura el cáncer ni es “más fuerte que 10.000 quimioterapias”

Hace tiempo circulaba por las redes un contenido referido a que, según una universidad británica, la huaya «es la fruta que cura el cáncer», «es más fuerte que 10.000 quimioterapias» y «no requiere que se sepa porque sino las grandes cadenas de medicamentos dejarían de vender sus productos».

No hay ninguna investigación de una universidad británica que diga eso. Como te repetimos hasta la saciedad, no hay ningún alimento que cure el cáncer.

Las afirmaciones falsas que relacionan las mascarillas con el cáncer

En los últimos meses de crisis pandémica se han viralizado muchas publicaciones que afirman que el uso de mascarillas puede causar cáncer. Al contrario de lo que indican algunos de estos contenidos, no hay evidencias de que el teflón que contienen algunas mascarillas sea cancerígeno. 

Otros contenidos señalan que la mascarilla aumenta el riesgo de sufrir acidosis respiratoria, que es la «condición ideal» para desarrollar enfermedades como el cáncer. Pero tampoco hay evidencias de que llevar mascarilla aumente el riesgo de sufrir acidosis respiratoria ni mucho menos cáncer. No hay ningún estudio que demuestre que el uso de mascarillas produzca esta enfermedad», afirmaba a Maldita Ciencia Olga Mediano, coordinadora del área de ventilación mecánica y cuidados respiratorios críticos de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).

No, un estudio no ha probado que el uso de mascarillas a largo plazo genera microbios que se infiltran en los pulmones y ‘contribuyen al cáncer de pulmón en estadio avanzado’

En las últimas semanas se ha compartido en redes sociales un contenido publicado en la web Tribooka.com con el titular “ESTUDIO: El uso de mascarillas a largo plazo genera microbios que se infiltran en los pulmones y contribuyen al cáncer de pulmón en estadio avanzado. También lo ha difundido en su canal de Telegram Natalia Prego Cancelo, cofundadora de la asociación ‘Médicos por la Verdad’. Pero es un bulo.

El estudio en cuestión, que fue publicado en noviembre de 2020 en la revista Cancer Discovery, se hizo entre marzo de 2013 y octubre de 2018 y ni siquiera incluye la palabra “mascarilla”. Según el artículo científico, el enriquecimiento de los pulmones con microbios comensales orales se asoció con una enfermedad de etapa avanzada, peor pronóstico y progresión del tumor en pacientes con cáncer de pulmón. Es decir, que la presencia de algunos microbios en los pulmones se correlaciona con una peor progresión del cáncer de pulmón. 

No, los termómetros de pistola no causan cáncer

También han circulado cadenas de WhatsApp y vídeos que alertan del supuesto riesgo de que nos midan la temperatura utilizando termómetros sensibles a infrarrojos con forma de pistola. En ellos se señalan como supuestos peligros que afecten a la vista«maten neuronas» o incluso provoquen cáncer. Pero no hay evidencias de que sea así.

Pablo Eguia, vocal de la Sociedad Española de Neurología, explicaba a Maldita Ciencia que estos dispositivos “no emiten ninguna señal perjudicial y por tanto no dañan nuestro organismo”. Conchi Lillo, profesora de la Universidad de Salamanca y neurobióloga, también aseguraba a Maldita Ciencia que es imposible que este tipo de dispositivos “pueda provocar daño alguno en nuestro organismo porque las pistolas para medir la temperatura, a pesar de que se llamen ‘de infrarrojos’, no emiten, sino que recogen la información del calor que desprende un cuerpo”.

No, no hay evidencias de que las mamografías sean la causa del cáncer de mama

Nos habéis preguntado por algunas publicaciones que culpan a las mamografías y a ciertas campañas de prevención y autodiagnóstico de ser el verdadero origen del cáncer de mama. Esto no es cierto: no hay evidencia de que las mamografías o la autoexploración sean la causa ni aumenten de forma significativa el riesgo de cáncer de mama. 

No hemos encontrado ningún estudio que confirme esa idea y los expertos la consideran incorrecta y falsa. José E. Gordillo, especialista en radiodiagnóstico en el Área Sanitaria Norte de Córdoba explicaba a Maldita Ciencia que «ni las mamografías ni la autoexploración degeneran el tejido mamario ni inducen cambios en él«.

No, calentar la comida en recipientes de plástico no causa 52 tipos de cáncer

También ha circulado por las redes sociales un mensaje que asegura que comer alimentos calentados en recipientes de plástico causa 52 tipos de cáncer. No es ciertoComer comida calentada en plástico no tiene ese riesgo siempre que se utilicen los recipientes adecuados.

Existe una regulación que obliga a los fabricantes de objetos de plástico como platos, vasos o tuppers a señalizar si son aptos para contener alimentos calientes. Juan J. Iruin, catedrático jubilado de Química Física en la Facultad de Química de Donosti, confirmaba a Maldita Ciencia que si uno utiliza recipientes adecuados para el microondas, habitualmente hechos con un plástico llamado polipropileno, «es literalmente imposible» que sustancias nocivas terminen en nuestros alimentos. 

* Iremos actualizando la pieza con nuevos bulos sobre el cáncer.


Primera fecha de publicación de este artículo: 06/10/2020

 
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