¿Quién es esa mujer rubia, alta de ojos azules y tan elegante vistiendo gabardina?, parece una inglesa.Me han dicho que es la mujer del heladero que se ha instalado en la calle del cine, Trini y Fernando se llaman.

Así empieza el relato del negocio familiar “Helados García, el Valenciano” o “Heladería los Valencianos” ubicado en la calle Enrique Ruiz Cabello nº1 en donde alquilaron dos habitaciones, una para vivir y otra para montar la heladería en el municipio de Atarfe. Cuarenta años de andadura ofreciendo ricos helados, polos, granizados, horchata, bombones, leche rizada y coyotes, estos últimos forman parte del recuerdo de quienes tuvieron la ocasión de saborearlos. Cuarenta años dan para muchas anécdotas pero empecemos por el principio, hablemos de Fernando y Trini.

Mi padre, natural de Jijona, Alicante como buen heladero que se precie trabajaba en invierno elaborando turrón y peladillas y en verano vendiendo horchata y granizados empujando el típico carrito a la edad de 14 años nada menos que en Oran (Argelia). Conservo un franco francés de aquella época quizá el franco al que hacía referencia en su vejez cuando nos contaba sus comienzos en el arte heladero.

Mi madre, natural de Pinos Puente también comenzó a trabajar a la misma edad que mi padre, ejercía de niñera entre Madrid y Marbella, precisamente en esta localidad costera muy diferente a la de hoy en día, en el paseo principal se encontraba el kiosco de helados “La Flor de Valencia”, allí se conocieron Trini y Fernando y tras unos años de noviazgo se casaron, marcharon para Jijona con la intención de ganarse el pan en esas tierras pero mi abuela materna, mi mama Trini , vivía sola, era viuda y su prole de siete miembros, hijas e hijos como tantos otros emigraron , unos a América, otros a Francia y la única que quedaba en España era mi madre así que decidieron probar suerte y montar la heladería en Pinos Puente donde ya había una instalada regentada por paisanos de mi padre con los que antes de empezar la temporada del helado se reunía para fijar precios y debatir fórmulas que llevaran a la elaboración de un buen helado, eran tiempos en los que los gremios de sectores comerciales e industriales funcionaban , fue entonces cuando tras hacer su estudio de mercado recalaron en Atarfe como mejor opción, un pueblo bien comunicado con la capital por el tranvía y con fama de próspero por su industria azucarera, yesera, de abonos o alcoholera entre otras.

Muchas son las anécdotas que podría contar pero quiero resaltar la vivida un 19 de abril de 1956, fecha tan conocida por los atarfeños y que en este 2021 toma especial relevancia, aquel día por fin llegó el fluido eléctrico al negocio , energía tan necesaria para echar a funcionar la moderna mantecadora y conservar el helado . Hasta entonces la elaboración de tan rico producto necesitaba de mucho brazo y de las barras de hielo que vendía “el Moles”, justo en el momento en que mi padre le da al interruptor de la corriente el suelo tembló y él dijo: “¡mare megua! como viene de fuerte la corriente” y es que acababa de dar un enorme terremoto, aún me parece ver a mi padre negro de risa contando este hecho que concluyo indicando que la olla utilizada para elaborar las cremas del helado fue también requerida por mi madrina, Pepa Zapaticos para hacer el puchero que diera de comer a los obreros de Regiones Devastadas que vinieron para arreglar las maltrechas viviendas tras el movimiento sísmico.

Numerosos son los recuerdos que podría compartir con todos vosotros acerca del negocio familiar en el que tanto mis hermanos y hermana como yo trabajábamos cada verano con el inicio de la temporada un 19 de marzo y la finalización de la misma un 12 de octubre, como también numerosas son las imágenes de vecinos y vecinas de Atarfe al entrar en los distintos establecimientos de “ Helados García “ que tuvo diferentes ubicaciones a lo largo de los años, la perplejidad al escuchar por parte de algún cliente pedir un helado de “devolviura” en lugar de tutifruti ,echar de menos el baño en el enorme barreño en el que una vez enfriadas las cremas, mis hermanos y yo esperábamos nuestro turno para refrescarnos en los calurosos veranos en el patio de la calle Barquillo, conservar aún el olor a “ azúcar quemada “ en el obrador de la Calle San Antonio, o las charlas de las vecinas en un momento de descanso en el Paseo de Santa Ana , el polvo al barrer la puerta del establecimiento cuando la calle del cine no estaba asfaltada o la emoción al ver a Santa Ana al salir de la Iglesia en cuya plaza finalmente se ubicó la “Heladería los Valencianos “ hasta su cierre definitivo allá por 1991.

Hoy tengo a bien conservar muchos enseres de cada una de las ubicaciones como también bastantes documentos de “Helados García , el Valenciano “ , desprenderme de ello ni puedo ni quiero pues forman parte de mi vida una vida llena de ricos helados, polos y granizados, no en balde yo misma me presentaba en el colegio diciendo que era la “más fresca del pueblo” .

Llega marzo y empieza la temporada no dejéis de tomaros un rico helado en una heladería por suerte Atarfe cuenta con una y muy buena.

¡Al rico coyote, vecinas y vecinos!

Fabiola García Montijano.

NOTA INFORMATIVA: TAL DIA COMO HOY COMENZABA LA APERTURA DE LA HELADERIA. SIRVA ESTE ARTICULO DE HOMENAJE .

 

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