«Es una terapia motivadora porque no deja de ser un juego»

La mayoría vemos el ajedrez como un mero juego de mesa, quizás ahora más presente que nunca en nuestro imaginario o rutina por el éxito de la serie ‘Gambito de Dama’, pero no todos lo consideraríamos ciencia. Sin embargo, sus 64 escaques bicolores y los característicos movimientos de sus 32 piezas se utilizan, desde hace años, como una terapia aplicada a la salud mental, que permite entrenar y rehabilitar distintas funciones cerebrales. Diversos estudios lo avalan y sus conclusiones son similares: el ajedrez, además de un pasatiempo, es una herramienta que interviene en la mejora de las funciones cognitivas como la percepción, la memoria, la atención, el racionamiento, la planificación, la organización, la resolución de problemas o la capacidad viso-espacial. Así pues, el ex campeón mundial de ajedrez José Raúl Capablanca no se equivocaba al decir que «el ajedrez es algo más que un juego; es una diversión intelectual que tiene algo de arte y mucho de ciencia».

La metodología utilizada en las terapias basadas en el ajedrez toma como referencia las características y reglas del juego tradicional, pero el tablero es un mural que se cuelga en la pared y se practica en grupo. En el Club de ajedrez Magic de Extremadura, lo aplican desde 2009 con un método propio, denominado ECAM, que que cuenta con una batería de más de 400 ejercicios. Su actividad abarca programas para personas mayores, desempleados, presos, drogodependientes, afectados de ictus, personas con Síndrome de Down y aquellas que tienen Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).

«Los ejercicios que proponemos en cada taller están adaptados a las necesidades de los participantes. Es decir, con personas mayores trabajamos más los distintos tipos de memoria, porque esta suele decaer con el envejecimiento; mientras que con gente con Síndrome de Down incidimos más en tareas que fomentan la atención sostenida y las habilidades visoespaciales», expresa Juan Antonio Montero, presidente del club, psicólogo y creador del método ECAM.

Un taller del programa 'Ajedrez saludable', orientado a personas mayores.
Un taller del programa ‘Ajedrez saludable’, orientado a personas mayores. / CLUB DE AJEDREZ MAGIC DE EXTREMADURA

Un ejercicio para trabajar la memoria demorada, por ejemplo, consiste en colocar 3 o 4 piezas en el mural, dar 30 segundos a los sujetos para que memoricen su posición, retirarlas y pedirles, antes escoger a alguien para recologarlas, que cuenten de 50 a 0 restando cinco o canten la tabla de multiplicar del 7. «Se llama memoria demorada porque, entre medias, incluimos un estímulo que distrae al cerebro y le dificulta recordar la posición de las piezas, haciendo que trabaje», señala Montero.

Pedagogía del éxito

Si lo que quieren es fomentar la memoria de trabajo, es decir, la que manipula la información que se memoriza, lo hacen de esta otra forma. Colocan 3 o 4 piezas en el mural, dejan que los participantes memoricen su posición durante un minuto, las retiran y les hacen preguntas. ¿Cuántas piezas había? ¿De qué color eran? ¿Había alguna que no se había movido de su posición inicial? ¿Si alguna de ellas se mueve puede dar jaque a rey negro? Por ejemplo, si un peón está en la segunda o la séptima fila es que no se ha movido, porque esa es su posición inicial en una partida de ajedrez tradicional, y si tiene enfrente al rey, le podrá hacer jaque. «Aunque se practique en grupo, el trabajo es individual, porque cada persona hace sus cálculos de forma independiente», cuenta el presidente del club.

Para trabajar las habilidades visoespaciales y la atención sostenida tienen otro ejercicio que toma al caballo como protagonista. Consiste en que esta pieza vaya capturando, con su característico movimiento en L, a las otras que se han colocado en el tablero. Lo llaman ‘Fórmula 1’.

La dificultad de las actividades también se adapta a cada grupo y el grado de complejidad aumenta de forma progresiva. «Practicamos la pedagogía del éxito, es decir, que la persona que escogemos para resolver cada ejercicio tenga una probabilidad alta de resolverlo correctamente, con el fin mantener su motivación. Así, para las primeras tareas, que son más fáciles, sacamos a personas cuyo deterioro cognitivo es más grave, mientras que para las últimas, que son más difíciles, sacamos a los que tienen una afección más leve», agrega el especialista.

«Aunque se está ‘trabajando’, la sensación de los usuarios es de estar jugando«JOSE ANTONIO MONTERO

La gran ventaja del ajedrez es que, incluso cuando se utiliza como terapia, sigue manteniendo su componente lúdico de juego, por lo que es atractivo para cualquier público, independientemente de su edad o circunstancia. «Aunque se está ‘trabajando’, la sensación de los usuarios es de estar jugando, por lo que son muy frecuentes los aplausos cuando los compañeros lo hacen bien, especialmente si alguien que tiene dificultades resuelve algún ejercicio que se supone que estaba por encima de sus capacidades. Todo eso es muy motivador para la gente y es algo que no ocurre con otros sistemas de entrenamiento o rehabilitación cognitiva que, aunque pueden ser excelentes, no siempre generan dicho componente competitivo y divertido», opina Montero.

Eso sí, no hay que olvidar que «antes de planificar cualquier estrategia de rehabilitación con personas con algún tipo de disfunción cognitiva es necesaria la evaluación especializada de cada caso, con el fin de individualizarla y adaptarla a las necesidades concretas de cada sujeto. También es importante contar con la motivación de las personas y sus preferencias, ya que no a todo el mundo le gusta lo mismo. Estos son aspectos claves para que la rehabilitación cognitiva sea eficaz y no genere frustración ni abandono», advierte Silvia Gil, neuróloga especializada en alzhéimer y miembro de la Sociedad Española de Neurología.

 

FOTO: Juan Antonio Montero dirigiendo un taller de ajedrez terapéutico. / CLUB DE AJEDREZ MAGIC DE EXTREMADURA

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