En los sesenta, Encarnación empezó a trabajar contra la exclusión social y la pobreza. Lideró movimientos ciudadanos esenciales para el barrio que propiciaron la fundación de la Guardería Sagrada Familia y fue la primera mujer que presidió la Asociación de Vecinos de Cartuja. Creó la Asociación de Pensionistas y Jubilados del polígono de Cartuja y puso en marcha el Centro de Día que favorece la interrelación entre las personas mayores de una de las zonas más deprimidas de nuestra ciudad. A finales de abril, la Subdelegación de Gobierno reconoció su papel relevante y esencial en la historia reciente de Granada en el acto ‘Granadinas por la Libertad’. Pionera del asociacionismo, su voluntad férrea siempre estuvo con la gente que más lo necesita en un barrio demasiadas veces olvidado.

Diez minutos después de fallecer, los teléfonos del barrio doblaban como campanas. Manuel Martín, defensor del ciudadano e íntimo amigo de Encarnación, consolaba a amigos y conocidos que querían corroborar la triste noticia. «Perdemos a una gran mujer y el barrio a un puntal, a una referencia. Estamos impactados porque, además, con la pandemia, no nos hemos podido despedir como nos hubiera gustado».

Religiosa y comprometida, dejó de ser monja y se casó con Ángel Aguado para formar juntos el vínculo más fuerte y sincero que se haya hecho por la Zona Norte. Ángel murió hace un mes. Al menos, ahora, se asegurarán desde lo más alto de que al barrio no le falte la luz.