El pasado viernes, 4 de junio, año y pico después, volví al salón del Centro Artístico, Literario y Científico de Granada para participar en un homenaje a su presidenta actual, Celia Correa Góngora.

Se trataba de una sigilosa maniobra gestada en la mente de Francisco Gil Craviotto, que ha buscado colaboraciones de forma secreta, clandestina casi, para que a la homenajeada no le llegara la onda de lo que se preparaba. De hecho, ella acudió al acto creyendo que se iba a hablar del próximo libro de Gil Craviotto y se sentó en la mesa de los intervinientes con sus notas de lectura sobre el mencionado libro. Nada más empezado el acto, Juan Chirveches, que actuaba de maestro de ceremonias, cambió repentinamente el sentido de todo al hablar de otro libro: Gil Craviotto abrió un sobre y sacó un ejemplar cuyo título es «Homenaje a Celia Correa Góngora. Coordinado por Francisco Gil Craviotto». La cara que puso Celia, el aplauso y la entrada en la sala de su marido, su hija y varios hermanos fueron realmente emotivos. Marijose Muñoz, la recitadora casi imprescindible en los saraos del Centro, con su voz que es un regalo y su sugerente dicción, leyó algunas notas de ausentes, algún poema (de Marina Tapia, de Fernando de Villena) y después fue apareciendo de forma improvisada un caudal de anécdotas sobre la aparición del libro, sobre las inocentes ocultaciones por parte del marido, Pepe Mondéjar, que estaba en el ajo desde el primer momento, sobre el papel que algunos (el propio Chirveches y yo mismo) hemos desempeñado en la maquetación y corrección de los sucesivos borradores. Todo cálido, directo y entrañable, sin protocolo y sin ampulosas declaraciones.

La mayor parte de las colaboraciones ensalzan la figura de esta mujer que se implica en los problemas de Granada y que, cuando estaba a punto de desaparecer por dificultades económica, hizo remontar el Centro, la institución cultural más antigua de la ciudad (136 años ya) y devolverle el brillo que tuvo desde su origen. El periodista Antonio Arenas ha publicado la crónica en Ideal.

El salón se habría llenado si no hubiera sido por las restricciones sanitarias que impone la pandemia, pues Celia suscita empatía a quienes la conocemos. El libro contiene 31 textos, todos repitiendo el mismo motivo: la valía de esta luchadora mujer. Yo decidí escribirle un cuento (fue el verano del año pasado, en Calahonda) en que circunstancias de su biografía se mezclan con otras totalmente imaginarias, pero siempre dibujando a un cuádruple personaje en el que todos reconocemos el tesón de la protagonista.

Ahora a celia Correa le queda disfrutar su momento de gloria y seguir tirando de un carro difícil. Quienes la conocemos sabemos que esfuerzo y voluntad no van a faltarle.

Publicado por Alberto Granados

EN ESTE ENLACE PUEDES LEER SU CUENTO: https://albertogranados.wordpress.com/2021/06/07/celia-correa-un-homenaje/

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