REFLEXIÓN DE UNA AMIGA DE LO OCURRIDO ANTE LA ÚLTIMA VIOLACIÓN QUE CONOCEMOS: «Violan salvajemente a una niña de 16 años en Igualada cuando volvía a casa tras salir de fiesta»

Tiene 16 años y se fue de fiesta con sus amigas. Salió de la discoteca para coger el tren y uno, dos, tres o cuatro tíos decidieron agredirla brutalmente. Le dieron un golpe en la cabeza que la dejó inconsciente -al menos eso quiere creer su madre, que los hechos se produjeron en este orden y su hija no se enteró de lo que vino después- y luego la violaron de forma salvaje.
Ella está en el hospital recuperándose de sus lesiones. Cráneo roto, un desgarro vaginal de 5 centímetros y un desgarro anal de 15. Ahora mismo tiene hecha una colostomía para poder defecar mientras tratan de reconstruirle el recto.
 
Imaginad la bestialidad de lo que le hicieron. Lo peor es pensar que hay hombres -porque no vamos a usar eufemismos, no los vamos a llamar animales, ni salvajes, porque son hombres-, que disfrutan haciendo algo así a una niña de 16 años.
 
Hombres que piensan en las mujeres como despojos, como trozos de carne que solo sirven para satisfacer sus deseos. Y sus deseos no son otros que hacer daño a las mujeres. Eso les produce placer. 
 
Y nos echamos las manos a cabeza, nos indigna que una chica de 16 años haya sufrido a esos hombres. Pero mirad la publicidad, mirad el cine y en última instancia mirad el porno, que es la educación sexual de los jóvenes hoy día. Y veréis que no es casualidad. Los educan para odiar a las mujeres y encontrar en nuestro sufrimiento la excitación.
 
Urge, es de vital importancia, que se tomen medidas serias. Que se legisle contra la pornografía y la prostitución. Que se persiga el sexismo en la publicidad, en el cine. Que se trabaje desde todos los estamentos para que la imagen de la mujer no sea la de un precioso jarrón decorativo que sirve para hacer más placentera la vida a los hombres. Urge porque nos están torturando de formas crueles e inimaginables.
 
Urge porque no puede haber una sociedad justa si en ella la mitad de la población no está segura.
 
Y mientras esto sucede quienes legislan callan, miran para otro lado o condenan de forma vacía e inocua en las redes sociales, sin hacer un esfuerzo real para acabar con este horror. Su silencio, su inacción, los hace cómplices. A ellos y a la parte de la sociedad que calla.
 
TEXTO EXTRAIDO DEL FACEBOOK COMPARTIDO DE EVA ORTIZ
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