“Temprano levantó la muerte el vuelo, temprano madrugó la madrugada, temprano estás rodando por el suelo” (Miguel Hernández)

Ha pasado mas de un mes desde que te fuiste, Pichí. Me gustaría tener la sensibilidad del poeta pastor, para decir lo injusta que ha sido contigo la vida; o la muerte, según se mire. Pero no tengo esa capacidad, así que me apoyo en sus versos para iniciar esta gacetilla que tengo en deuda desde tu partida.
 
Durante un tiempo, compartimos muchas vivencias, forjando una relación bastante sólida. Llevaba un tiempo sin verte. Desconocía tu dolencia. Si no recuerdo mal, la última vez que departimos fue haciendo la compra. Con tu alegría desbordante, nos saludamos como siempre lo hacíamos desde que nos conocimos hace ya muchos años, tras venirte a vivir a Atarfe desde Torrejón de Ardoz. Hablamos de cosas superfluas, banales y sin importancia alguna. Risas y carcajadas acompañaron la conversación que hoy en mi memoria ganan fuerza, al ser la última vez que cruzamos palabras.
 
Incondicional de los mediodías en la “Cucharita”, amante de la música con el coro rociero “Santa Ana” o con la “Clase Media”, con la guitarra o con el bajo, con el folclore o el rock and roll, pero siempre rodeado de amigos. Eras un tío excepcional, sano y alegre, tu muerte ha llenado de tristeza a todo el que te quería.
 
Con los versos de otro poeta, otro más cercano, entras a formar parte de esta Gacetilla, historia viva de nuestro pueblo. “Porque te has muerto para siempre, como todos los muertos de la tierra, como todos los muertos que se olvidan”. Para que la preterición no ocurra.
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