Hace unas semanas pasé por la calle de la Mina y me encontré que la estaban reformando. Eché a volar mi imaginación y pensé que en las obras habían encontrado la Mina que da origen a su nombre, leyenda que hemos publicado ya en IDEAL (18 de febrero de 1990) y en esta Gacetilla (7 de enero de 2015).

La publicamos de nuevo para aquellos que no la conozcan.
 
“La calle de la Mina: leyenda o historia”.
Es nuestra época musulmana, un periodo rico en historias y leyendas, que dio lugar a nombre de calles, cuevas, etc. Esta que relatamos a continuación es una de ellas, no sabemos si real o imaginaria o tal vez mezcla de ambas.
 
Vivía en Atarfe, un moro llamado Alonso de Jau, que tuvo varios hijos y una hija a la que dirigía todo su cariño. Rico, inteligente, honrado y honesto, era uno de los máximos defensores de los derechos de los moriscos en nuestro pueblo. Entre sus posesiones había una casa en la calle de la Mina y varias fincas, conocidas hoy como las Madres del Rao (nombre que deriva de su antiguo propietario).
 
Las relaciones entre el pueblo morisco y cristiano, iba empeorando día a día dado que las cláusulas del contrato de rendición firmado entre los Reyes Musulmanes y Cristianos iban cayendo en el olvido, para desdicha del pueblo oprimido.
 
Esto, motivó el levantamiento de los moriscos de la Alpujarra, Albaicín y demás pueblos de la comarca. Aliándose en secreto y teniendo como señal la campana de la Torre de la Vela, se dirigieron a Granada para apoderarse de ella y nombrar rey a Don Fernando de Córdoba y Válor, con el nombre de ABEN HUMEYA. Sin embargo, la insurrección llegó a oídos de Felipe II, el cual mandó a su hermano Don Juan de Austria para apaciguar la zona y evitar futuros levantamientos. Para ello, ordenó concentrar en las iglesias de los pueblos a todos los moriscos comprendidos entre 7 y 60 años, con el fin de distribuirlos por otros territorios del reino.
 
En julio de 1572 las tropas reales llegaron a Atarfe para el cumplimiento de la Real Orden; todas las pesquisas daban como principal insurrecto atarfeño a Alonso del Jau, que, tras numerosos registros en su casa, lograba escapar de las fuerzas reales por un túnel que comunicaba su casa con las propiedades que tenía en la Vega, a la que se dirigía mientras duraba el registro; sospechando esto sus enemigos desviaron el túnel y bloquearon la salida.
 
Cuentan que, en una de las redadas, se encontraba sola la hija de Alonso, y al intentar escapar se perdió en el túnel. Varios días pasaron sin que la hija apareciera por la casa, para desdicha del padre que creía que había sido atrapada, hasta que, en una de las escapadas de Alonso con su familia, encontraron el cadáver de una joven, su hija.
 
Parece que, en esta leyenda, se fundamenta el nombre de la calle donde vivía el desdichado, calle de la Mina, la cual aparece en los Padrones más antiguos de nuestro pueblo.
 
El 23 de julio de 1572 fueron reunidos en la iglesia de Atarfe los moriscos de nuestro pueblo, Armilla, Belicena, Albolote y Pinos Puente, siendo enviados a otras tierras, entre ellas Ciudad Real. No sabemos, si Alonso y su familia se encontraban entre ellos.
 
Gacetilla y curiosidades elvirenses
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