«El maestro Alonso, compositor de la luz» por Reynaldo Fernández

Una exposición sobre su legado se puede visitar en el Museo Casa de los Tiros .Estará abierta hasta el próximo 6 de marzo y el acceso es gratuito.

Francisco Alonso (1887-1948) nació en Granada, en el Paseo de Salón. Fue el tercer hijo de Celedonio Alonso Blasco (Albuñol), funcionario de la Delegación de Hacienda y María Pilar López (Granada), aficionada al piano. Estudió en el colegio de los Padres Escolapios donde inició sus clases de música con Antonio Segura Mesa y con Celestino Villa de Forns (1830-1915), maestro de capilla hasta 1900 y compositor de referencia para Alonso durante su adolescencia.

Las músicas de su infancia fueron el piano (que tocaba con su madre), los conciertos de la Banda del Regimiento de Córdoba en el quiosco de la música del Paseo de Salón, las canciones infantiles, la música de las procesiones y fiestas del Corpus, las comparsas y estudiantinas y la música de la catedral granadina, los conciertos en el Palacio de Carlos V en las fiestas del Corpus y los recitales que organizaban las tertulias de la Cuerda Granadina o el Cenáculo.

  Carmen Alonso, hija del compositor, e la exposición con el piano de 1929 con el que componía Francisco Alonso

Carmen Alonso, hija del compositor, e la exposición con el piano de 1929 con el que componía Francisco Alonso / Reynaldo Fernández

Su madre le inculcó un fuerte sentido del compromiso social. Estaba implicado en las Escuelas del Ave-María, fundadas por don Andrés Manjón (1846-1923), con el objetivo de alfabetizar a los niños del Sacromonte. Como muy bien ha investigado Andrés Palma Valenzuela, los estudiantes de este centro contaron con una agrupación instrumental desde 1897, participaban en conciertos y desfiles durante las fiestas del Corpus y actuaciones en el kiosco de música del Paseo de Salón.

La escuela contaba con un pequeño teatrito, donde se montaban pequeñas zarzuelas. Alonso compuso sus primeras obras escénicas para la Escuela, como La primera gracia, Los peligros de mentir, El burro flautista, El día de los Inocentes.

Alonso colaboraba con las Escuelas de Ave María de forma altruista, impartiendo clases, organizando conciertos, participando en festivales benéficos para recaudar fondos, tutelando las bandas infantiles y escribiendo obras para niños, a veces incluso de forma anónima. La música tenía un importante papel en el programa pedagógico de esta institución, y las canciones eran el vehículo para aprender diversas materias, desde la geografía hasta las matemáticas y las ciencias.

Con tan solo 17 años Francisco Alonso fundó junto a sus hermanos Antonio y Pepe la Sociedad Filarmónica Granadina. Organizaban veladas musicales, conferencias con música, audiciones de discos de gramófono, conciertos de pianola. Con la subvención de 1906 se crearía la Academia de la Música que fue dirigida también por Francisco Alonso.

Con dieciocho años Alonso se convierte en el director de la Banda de obreros de El Fargue en donde estaba ubicada la Fábrica Nacional de la Pólvora y Explosivos.

Como ha estudiado en su biografía Celsa Alonso, entre sus primeras zarzuelas y sainetes destacan: Un patio en el Albaicín, Castillitos en el Aire, La cruz de los Ángeles, La instantánea de Perico y La niña de los cantares.

Caricatura de Francisco Alonso en la revista Novela Teatral (1922)

Caricatura de Francisco Alonso en la revista Novela Teatral (1922) / G. H.

El 15 de marzo de 1911, a los 24 años, el joven Alonso abandona Granada para trasladarse a Madrid. Granada siempre permanecería en su recuerdo y a ella volvería en varias ocasiones. Así se refleja en su obra, como en el pasodoble Graná de mi arma, sus canciones andaluzas y varias Salves de la Virgen de las Angustias. Su amor a Granada le lleva a construirse un carmen granadino en El Escorial, cuando la economía y los éxitos se lo permitieron, de estilo neomudéjar, que para él era el recuerdo de la Alhambra.

Sus primeros pasos en la capital las hará escribiendo cuplés para cafés, pero pronto se dedicará a los tres géneros del teatro chico más populares del momento: la revista, el sainete y la opereta, convertidos en símbolo de la modernidad, experimentación y progreso, en donde confluían jotas, cante flamenco, bailes regionales, chotis y pasodobles, con las danzas y los ritmos llegados del jazz.

Las mujeres en la obra del maestro Alonso son divertidas y alegres, inteligentes, honradas y honestas, atrevidas y modernas. Rosa, la argentina Manuelita, Manola la zapaterita y Cayetana la rumbosa son algunas de las mujeres que protagonizan sus composiciones y que también simbolizan los valores del momento.

Alonso no va a ser ajeno a las nuevas tecnologías. Las productoras españolas van a realizar adaptaciones de las zarzuelas junto a películas históricas y drama romántico. La Bejarana ya se habría adaptado al cine mudo con música en vivo. Participó en la creación de la Compañía Española Americana CEA.

En 1929 llega el cine sonoro. Entre sus bandas sonoras mencionar: El agua en el suelo (1934), El bailarín y el trabajador (1936), Feria en Sevilla (1940), Tierra y cielo (1941) y Forja de almas (1943) homenaje a don Andrés Manjón.

Además de un gran compositor Alonso fue presidente de la SGAE en 1948, año de su muerte, habiendo sido vicepresidente durante muchos más años.

Entre los investigadores que se han ocupado de su obra mencionar a Celsa Alonso, Andrés Palma, María del Coral Morales, Ismael Ramos, Rubén Fernández y Juan Jesús López.

Desde el 18 de diciembre de 2021 hasta el 6 de marzo de 2022 se puede visitar, de forma libre y gratuita, la exposición: Francisco Alonso, el compositor y su legado granadino, gracias a la donación de Carmen Alonso y familia, organizada por el Centro de Documentación Musical de Andalucía y el Museo de la Casa de los Tiros, en la sede de esta última institución, en donde he tenido el honor de comisariarla junto a Alaitz Arregui y Emilio Escoriza.

Francisco Alonso (de pie a la derecha) con sus amigos en la Alhambra (1907)

Francisco Alonso (de pie a la derecha) con sus amigos en la Alhambra (1907) / G. H.

En una etapa entre dos guerras mundiales y nacionales, la música de Alonso quiso poner un poco de alegría, de forma divertida, con toques de humor, recogiendo el legado de la música popular y combinándola con los ritmos del jazz y de la modernidad de las músicas urbanas. Deseaba que sus melodías las cantara y bailara el público al salir del teatro y lo consiguió. Su imagen y las de sus obras servían para las representaciones de las vitolas de los puros y los sellos de correos. Fue uno de los autores que consiguió mayores recaudaciones de derechos de autor, estando su música llena de luz.

Reynaldo Fernández

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