Según datos de la revista National Geographic, 9 millones de toneladas de plástico llegan al océano cada año y menos de una quinta parte de la producción mundial se recicla.

Un estudio realizado en 2017 señalaba que, de los 6.300 millones de toneladas de plástico que se han desechado en los últimos 60 años, el 79% ha acabado en vertederos o directamente en el medio natural, lo que pone de manifiesto el largo recorrido de mejora que tienen las sociedades actuales en cuanto a gestión de desechos.

Un océano inundado de plásticos y microplásticos

Actualmente, el 8 % de todo el petróleo que se gasta en el mundo se dedica a la elaboración de plástico. Está cifra podría alcanzar el 20% para 2050 si las tendencias de consumo actuales se consolidan: un 40% de todo el plástico que se genera en el mundo está destinado a la producción de envases de un solo uso. Un estudio de varias universidades sobre el histórico de plástico producido y reciclado hasta 2015 estima que solo el 9% del total ha sido reciclado, mientras que el 79% habría llegado al medio natural. 

La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE. UU. pone el foco en los microplásticos como una de las fuentes más peligrosas de contaminación, de la que además todavía desconocemos muchas de las consecuencias medioambientales y de salud derivadas. Aunque los desechos plásticos pueden presentarse de muy diferentes formas y tamaños, lo que hace singulares a los microplásticos es que son piezas tan pequeñas (menos de 5 mm de longitud) que muchas pasan a través de los filtrados de agua y llegan así al océano y al estómago de animales y seres humanos.

Un escudo frente a la COVID-19

Aunque los datos sobre el consumo y la gestión de residuos plásticos son abrumadores, lo cierto es que este material tiene muchas bondades que han facilitado el desarrollo de tecnologías fundamentales para nuestra sociedad, como la electrónica, que no habría podido popularizarse sin estos materiales aislantes y baratos de producir. Además, en la lucha contra la pandemia de COVID-19 los principales escudos son de plástico (mascarillas, EPIs y guantes), y los océanos ya están empezando a notarlo. 

Los residuos plásticos tras la COVID-19 son, además de una amenaza directa para el medio natural, un amenaza para la salud humana, ya que pueden estar contaminados con el virus SARS-CoV-2. / Imagen: Unsplash

Un estudio sobre el consumo de estos artículos de protección en Reino Unido estima que si cada persona usa una mascarilla desechable al día durante un año, se crearían 66.000 toneladas adicionales de residuos contaminados y 57.000 toneladas de envases de plástico. Solo en este país se utilizaron, entre finales de febrero y mediados de abril de 2020, más de mil millones de artículos de protección personal, según datos de la BBC  y se estima que, en Estados Unidos, solo los trabajadores sanitarios necesitarán 3.500 millones a lo largo de este año.

Innovación para el reciclaje y  materiales alternativos al plástico

En medio de este contexto es imprescindible focalizar los esfuerzos en la gestión de los desechos plásticos, a la par que se investiga para desarrollar nuevos materiales biodegradables que puedan sustituirlo, también en el caso de la COVID-19. Aunque un futuro sin plásticos es un horizonte deseado, todavía es una realidad lejana. A pesar de que existen alternativas materiales al plástico, la vida sin plástico sería más cara, y los esfuerzos internacionales se centran ahora en reducir su consumo y evitar los plásticos de un solo uso. La Unión Europea, por ejemplo, acordó imponer a los estados miembros la obligación de reducir en un 80% el uso de las bolsas más ligeras antes de 2025 y pasar de las más de 170 bolsas que utiliza cada europeo al año a solo 40.

Además de buscar alternativas que no deriven del petróleo como la celulosa, los científicos plantean también soluciones innovadoras como el uso de microbios que coman plástico para eliminar los millones de toneladas de este material que hemos acumulado hasta la fecha. Bacterias como los microbios del suelo del género Pseudomonas y hongos como los que crecen en la madera, pueden digerir plásticos de forma natural. El inconveniente es que la biodegradación de plásticos por este medio suele requerir condiciones especiales, como temperaturas altas o luz ultravioleta.

Después de conocer algunos de los datos más relevantes sobre la contaminación por plástico en el planeta Tierra, te planteamos un cuestionario para que consolides tus conocimientos sobre la importancia del reciclaje de este material y, especialmente, el impacto del consumo de bolsas de plástico para conmemorar el Día Mundial sin Bolsas de Plástico.

https://www.bbvaopenmind.com/ciencia/medioambiente/la-emergencia-de-aprender-a-reciclar-y-consumir-plastico/

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