Los doce leones y la gran taza que conforman el conjunto de la fuente, fueron ejecutados en bloques de mármol blanco de Macael (Almería)

El Patio de los Leones en la Alhambra, construido por orden de Muhammad V entre 1362 y 1391, es la culminación de la arquitectura nazarí. Su famosa Fuente es probablemente su elemento más destacado, por su riqueza decorativa y su simbolismo, ofreciéndonos uno de los escasísimos ejemplos de representación escultórica hispanomusulmana dentro de un conjunto globalizador, al que da su nombre, Cuarto, Palacio y Patio de los Leones.

Las primeras actuaciones registradas sobre la Fuente de los Leones se remontan, según fuentes documentales del Archivo de la Alhambra, al siglo XVI. El carácter funcional de la fuente, con un sistema hidráulico que obliga a la reparación y modernización periódica de las canalizaciones, junto con la limpieza de los leones y de la fuente, favorecieron que el conjunto se sometiera a mutaciones históricas. Siendo en la última década del siglo XX cuando se inician los primeros estudios científicos en la Fuente y en el Patio de los Leones, creándose un Comité para su intervención.

La restauración de la Fuente de los Leones ha supuesto un dilatado proyecto, realizado en diferentes etapas, que tuvo su inicio en 2002 con la restauración del león nº4. Los restantes leones y la propia fuente fueron restaurados entre 2007 y 2010. En 2009 se redactó un proyecto para la renovación del sistema hidráulico, con objeto de restaurar las demás fuentes del patio y permitir su conservación in situ. Entre 2010 y 2012 se realizó la intervención arqueológica. Los trabajos se completaron en 2012 mediante la pavimentación del patio con mármol de Macael, con objeto de asegurar su autenticidad histórica, reponer la solería original, así como mejorar su acceso y disfrute público.

Los doce leones y la gran taza que conforman el conjunto de la fuente, fueron ejecutados en bloques de mármol blanco de Macael (Almería). El fuste que sustenta la taza y aloja en su interior la tubería que abastece de agua a la fuente, y el surtidor central son de piedra caliza (brechoide). La taza, con un surtidor central y decoración epigráfica, de forma dodecagonal, extraída de un bloque de piedra, tiene un diámetro de 2,52 m y simula ser sostenida por las figuras. El surtidor original, sustituido en marzo de 1981, presenta ocho orificios distribuidos perimetralmente, correspondiéndose con los ocho desagües de mayor tamaño, situados debajo de ellos. De este modo, el agua que vertía la fuente se recogía en los desagües, evitando el desbordamiento de la taza.

Los factores de mayor afección en la conservación de la fuente, son las bruscas oscilaciones térmicas, que pueden llegar a más de 20º C en un mismo día. Estas oscilaciones deben considerarse también en relación con la ubicación y orientación de la fuente, observándose un incremento de deterioro en la zona orientada al Norte. Por otro lado, el agua y la humedad son una constante en la obra, por su propia funcionalidad y por su ubicación exterior. Al igual que sucede con la temperatura, la humedad relativa sufre importantes oscilaciones (desde el 85-90% en invierno, hasta el 30-35% en verano) que, junto a las extremas condiciones térmicas, conlleva procesos de hielo-deshielo en el interior del material pétreo. Respecto a otros agentes microbiológicos, los estudios de biodeterioro concluyeron con la presencia de microorganismos y bacterias que alteraban y ensuciaban el material pétreo.

Durante todo el proceso se ha respetado un protocolo de actuación en el que los estudios y análisis previos han aportado los datos necesarios para que el grupo de expertos tomara las decisiones más acertadas de forma consensuada. Se establecen técnicas de diagnóstico del conjunto de forma que se registran los mecanismos e indicadores de alteración en el material constitutivo de la obra: toma de muestras y análisis de los diversos materiales y añadidos, endoscopia, ultrasonidos, gamagrafías, escáner, etc. Se realizan estudios y análisis de los componentes y materiales utilizados en la restauración: cales, áridos y pigmentos minerales. Difracción (DRX), fluorescencia de RX y curvas granulométricas de áridos; estudio de las propiedades mecánicas, porosidad, densidad, etc; resistencia a la alteración, envejecimiento acelerado, heladicidad y cristalización de sales, etc.

Las esculturas de los Leones fueron trasladadas al taller de restauración de la Alhambra, sin embargo para restaurar la taza se optó por mantenerla en el propio patio, ya que sus dimensiones hacían prácticamente imposible su traslado al taller. Para ello se levantó un habitáculo efímero alrededor de la taza, realizándose la intervención de cara al público, lo que sin duda contribuyó a hacer comprensible la complejidad de los trabajos que se desarrollaban por parte de los visitantes del monumento.

La restauración de los leones con su limpieza y eliminación de depósitos medioambientales, nos descubre una serie importantísima de datos técnicos y detalles valiosos, hasta ahora desconocidos. Cada bloque de mármol fue cuidadosamente escogido con la intención de que las vetas naturales de la piedra se adecuaran y resaltaran las formas redondeadas de la musculatura. Se observan tres tipologías de leones contrastadas en función del diseño de las facciones, extremidades, dirección y apertura del pelaje de sus melenas y colas. Encontrándose relacionados cada uno con su opuesto, presentando su alternancia en la fuentes A-B-C. Respecto a la taza, originariamente debió transportarse desde al cantera al patio con el vaciado del recipiente, con el sacado de puntos, y una vez en su sitio se remató el cincelado.

Los tratamientos de conservación se basaron en la eliminación del biodeterioro y de la gruesa capa de carbonato cálcico que se encontraba adherida a la superficie de los leones y de la fuente y que impedía valorar el rico material marmóreo con el que se concibió, para ello se realizaron limpiezas combinadas con métodos mecánicos y láser. Posteriormente se efectuaron labores de restauración consistentes en la eliminación de morteros perjudiciales de cemento, grapas y pernos antiguos; aplicación de nuevos morteros de sacrificio de cal y marmolina; sellado de fisuras y grietas con resinas, piezas de acero y titanio; y se determinaron los rasgos de modelado en rostro y orejas tras las conclusiones obtenidas de la investigación histórico artística.

Restauración de la Fuente de los Leones

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