Te ofrecemos una  entrega de la serie dedicada a los fondos del Arqueológico con una pieza de bronce procedente del yacimiento de Medina Elvira.
Portacandil de Medina Elvira, con soporte.
Vicente del Amo vía Museo Arqueológico
Portacandil de Medina Elvira, con soporte.
Materia/Soporte: Bronce.

Técnica: Cera perdida.

Dimensiones: Altura, 53,50 centímetros; Anchura, 20 centímetros; Profundidad, 17,70 centímetros.

Descripción: Sobre una delgada base hexagonal se levanta un templete de esbeltas columnitas y dobles arcos de herradura que sostienen un entablamento y éste a su vez una cúpula rematada por chapitel y un vástago en el que se encastraría el candil, como puede verse en miniaturas mesopotámicas de los siglos XII y XIII. Al pie del vástago hay un disco calado en forma de sello de Salomón inscrito en una circunferencia.

Datación: 701-900.

Contexto cultural: Edad Media-Al Ándalus-Emiral.

Lugar de procedencia: Medina Elvira (Atarfe).

Ficha del portacandil de Medina Elvira de Colecciones en Red/Ministerio de Cultura

Piezas exhibidas en la exposición ‘Los tesoros arqueológicos del Museo de Granada’. j.m.G./junta archivo

«A unos 600 metros de la mezquita pudieron excavarse unas viviendas con suelos pavimentados de piedras y zócalos de estuco pintado a la almagra y decorado con esgrafiados formando motivos clásicos, como los círculos entrelazados o los triángulos opuestos. Por encima de los zócalos se desarrollaban paneles decorativos de yeso y arcos también de yeso.

En el interior de una de estas viviendas se recuperó un extraordinario portacandil representando un templete octogonal coronado por halcones y almenas, sobre el que se desarrolla un vástago para sujetar el candil. Esta pieza no pertenecía por tanto, -como se ha dicho tantas veces-, a la mezquita, salvo que ante la inminencia del saqueo que tuvo lugar en 1010, algún notable la pusiese a buen recaudo en su casa, cosa que no pudo hacerse con las lámparas de la mezquita (policandela), por estar suspendidas en el techo. Mientras que los policandela tienen paralelos clarísimos en el xiglo X, tales como las piezas de la mezquita coetánea de Qayrawan (Túnez), el portacandil puede remitir a elementos cristianos más antiguos«.

Es la explicación que recoge la guía del museo sobre esta singular pieza, el portacandil hallado en Medina Elvira, sobre el que detalla que ya Gómez-Moreno Martínez apuntaba a un posible origen oriental antiguo, copto o bizantino, de este tipo de piezas. Y que el historiador y arqueólogo Juan Zozaya, a lo largo de sus investigaciones, propuso que el portacandil que forma parte de los fondos del Museo Arqueológico de Granada pudo formar parte de una iglesia cristiana del siglo VII y posteriormente empleado en la mezquita de Madinat Ibira sobrepuesta a la misma o que vino a sustituirla. 

 

Detalle de la explicación recogida en la guía del Museo Arqueológico.

«La iconografía y la finalidad sin duda religiosa que rezuma esta pieza (árboles del paraíso, halcones, la propia luz) tanto podría ser cristiana como musulmana»

Como abunda la clasificación razonada incluida en la ficha técnica sobre el portacandil que se puede consultar en las Colecciones en Red del Ministerio de Cultura, «efectivamente la decoración que recubre los arcos y el entablamento que éstos sostienen, nos recuerda sobremanera a la de algunos broches de cinturón liriformes en bronce del siglo VII en que se representan cabezas de pájaros odínicos o quebrantahuesos muy estilizadas con el ojo en el centro y formando frisos. La iconografía y la finalidad sin duda religiosa que rezuma esta pieza (árboles del paraíso, halcones, la propia luz) tanto podría ser cristiana como musulmana. A diferencia de otras piezas halladas en la mezquita, los conocidos polycandela, cuya finalidad es aportar una iluminación masiva, el portacandil remite a un aspecto más simbólico y menos utilitario».

En esa explicación se añade que, «de la descripción de M. Gómez-Moreno González, que estuvo presente en el lugar de las excavaciones, se desprende la existencia de una importante población romana a la que se superponen otra hispanorromana y más tarde andalusí con algunos vestigios mozárabes (la Medina Elvira de las fuentes árabes) que fue residencia de importantes familiares de los omeyas que reinaron en Córdoba. De ello dan fe la extraordinaria vajilla califal con decoración en verde y manganeso, las cerámicas meladas, los fragmentos de yeserías y los extraordinarios objetos de bronce (candiles, portacandiles, apliques para muebles, instrumental quirúrgico, etc.) así como los restos de una suntuosa mezquita que fue arrasada e incendiada aproximadamente en el 1010 durante los acontecimientos que inauguraron la fitna o guerra civil en Al-Ándalus. Gómez-Moreno supuso ya entonces que esta mezquita había sido edificada sobre un edificio anterior y que sus magníficos bronces correspondían a los estilos romano y bizantino». 

Este portacandil se ha asociado a menudo con otra pieza también procedente del denominado Cortijo de las Monjas, igualmente conservada en el Museo de Granada, prosigue la clasificación razonada de la pieza. «Se trata de un gran nudo de base circular, cuerpo esférico y cuello troncocónico invertido. Además, las dimensiones del nudo conservado en el Museo Arqueológico y Etnológico de Granada nos permiten pensar que éste pudiese ser el soporte del portacandil. La base del portacandil muestra improntas de traza pseudocircular que pudieran corresponder a la antigua soldadura de plomo».

Un candelabro arquitectónico que es cabeza de serie

Se trata de un candelabro arquitectónico, uno de los tipos de piezas más característicos de Al-Ándalus, según describía Zozaya. 

Los distintos elementos que lo componen tienen significado alegórico, según reflejan los distintos estudios sobre este tipo de pieza y su significado. Representarían a la Jerusalén celeste como ciudad contrapuesta a la Jerusalén terrestre, que ha de ser destruída. Las almas que se salvan -proseguía la exposición de Zozaya sobre estos candelabros- parecen descansar en la proximidad de sus almenas y sobre ellas la luz como señal de revelación.

Puso ser el prototipo de otras piezas más pequeñas, según Zozaya

En el caso concreto del portacandil de Medina Elvira, «puede considerarse como el cabeza de serie por su perfección conceptual, por su tamaño y por su ejecución técnica, así como por ser, debido a su concepto, el prototipo de otras piezas más pequeñas», destacaba el historiador. El conjunto, añadía, «es un tanto desgarbado y chato, con el sobrevuelo del disco dándole un cierto aire chaparro al conjunto, pero ello no quita ápice a su valor simbólico ni cultural y mucho menos a su posible origen. Esta tosquedad se debe, indudablemente, a la dificultad de hacer una pieza de esta categoría y complejidad mediante un molde de arena, como parece señalarlo los pegotes de metal fundido que quedan en el interior de ‘cúpula’ y que se encuentran también en algunas piezas secuenciales».

El historiador y arqueólogo subrayaba también que «los antecedentes formales» del portacandil de Elvira «parecen situarse en Armenia, como lo sugiere el relieve en bronce del Museo Británico, con una estructura similar. A él hay que añadir alguna pieza ligeramente similar, como un candelabro en el Museo Arqueológico de Estambul o la cruz portátil del del Museo de Artes Decorativas de Hamburgo, que hablan de piezas con estructura arquitectónica, posiblemente a la Jerusalén celeste, asociadas ambas a la idea de la luz». 

Con motivo de la celebración del Milenio de Granada se organizó la exposición «Mil años de Madinat Ilbira». En la publicación que contextualiza y explica esa gran muestra, que contó con la coordinación científica del profesor Antonio Malpica, sitúa los primeros hallazgos en torno a 1842. Por ellos se interesó, explica, el Liceo Artístico y Literario de Granada.

Posteriormente, en 1870, la Comisión Provincial de Monumentos excavó durante dos años localizando numerosos enterramientos, un edificio de importancia que se interpretó como la mezquita aljama y en el que se encontraron lámparas de bronce y cerámica de gran riqueza.

En 1875 en el Cortijo de las Monjas se encontraron un pavimento de piedra de yeso y objetos de cerámica y bronce. Ese mismo año, prosigue, unas lluvias torrenciales dejaron a la vista gran cantidad de construcciones, lo que motivó que la Comisión iniciara nuevas excavaciones. Las excavaciones arqueológicas finalizaron en 1878.

 

 

Publicación de la exposición «Mil años de Madinat Ilbira».

Medina Elvira, un Bien de Interés Cultural que aún tiene mucho por desvelar

El yacimiento de Medina Elvira quedó inscrito en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz como Bien de Interés Cultural, con la tipología de Zona Arqueológica, en enero de 2015, tras la correspondiente publicación en el Boletín Oficial de la Junta de la resolución del Gobierno andaluz.

En el expediente publicado -el 12 de enero de 2015- se detalla: 

«La Zona Arqueológica de Medina Elvira es un yacimiento de gran relevancia historiográfica, histórica, arqueológica y patrimonial. Lugar de asentamiento de la ciudad de Medina Elvira, que fue capital de la kura (provincia en la división administrativa hispanomusulmana) del mismo nombre durante los siglos X a XI, el yacimiento fue ocupado con anterioridad en época romana. 

edina Elvira se desarrolla en las laderas y piedemonte meridional de Sierra Elvira, descendiendo hasta la llanura aluvial del río Genil. Se trata de una formación orográfica que adopta la forma de un hemiciclo natural abierto al sur y cerrado hacia el norte por las cimas de la sierra, entre las que destacan elevaciones como el Cerro del Sombrerete o el Tajo Colorado donde se emplazaron las estructuras defensivas del asentamiento.

El registro arqueológico es complejo y diverso, fruto de la extensión cronológica y espacial del asentamiento. En términos generales, podemos diferenciar dos fases cronológicas claras. Una primera fase, de época romana y tardorromana, representada por los abundantes restos documentados en el siglo XIX en torno a los Baños de Sierra Elvira y en el Cortijo del Marugán y en cierta medida corroborada en intervenciones arqueológicas realizadas recientemente. La segunda fase corresponde a la época medieval y viene dada por la creación y desarrollo de la ciudad de Medina Elvira, bien conocida gracias a las fuentes históricas árabes.

Las primeras investigaciones en Medina Elvira están indisolublemente ligadas a la polémica historiográfica que desde el siglo XVI se generó en relación con la localización de la ciudad romana de Iliberis bien en la actual Granada o bien en este yacimiento y la posible identificación del asentamiento romano de Sierra Elvira con la Qastiliya citada en las fuentes árabes. La investigación arqueológica en el yacimiento se inicia en la segunda mitad del siglo XIX cuando la apertura de la carretera de Granada a Alcalá la Real y otras actuaciones permitieron documentar abundantes restos de época romana e islámica, como la extensa necrópolis del Pago del Marugán, con unas 1.200 tumbas romanas, o los restos que Gómez-Moreno identifica con la mezquita aljama de la ciudad islámica, entre los que destacan las lámparas en bronce. Tras estos años de investigaciones entre 1842 y 1878, el yacimiento no volverá a ser objeto de actuaciones hasta 1998, cuando se realizan las primeras excavaciones arqueológicas de carácter científico. La importancia de los hallazgos en estas actividades arqueológicas contemporáneas han justificado el desarrollo de un Proyecto General de Investigación arqueológica entre 2006 y 2013, dirigido por don Antonio Malpica Cuello.

La ocupación romana del yacimiento es aún mal conocida, siendo las principales evidencias al respecto los restos localizados en el siglo XIX, constituidos por la extensa necrópolis del Pago del Marugán y las estructuras localizadas junto a los Baños de Sierra Elvira, sin que por el momento se puedan avanzar hipótesis concluyentes acerca de la naturaleza, cronología y caracterización de este asentamiento o asentamientos romanos.

Mucho mejor conocida es la ciudad islámica de Medina Elvira, ya localizada en las excavaciones del siglo XIX y que ha sido el objeto prioritario del proyecto de investigación desarrollado en el yacimiento en los últimos años. La ciudad de Medina Elvira fue capital de la kura del mismo nombre y fue el elemento nuclear en la organización del territorio de la Vega granadina y la Andalucía oriental durante el Emirato y el Califato de Córdoba, siendo abandonada en el contexto de la fitna a principios del siglo XI. Las actuaciones desarrolladas han permitido definir y caracterizar la cronología, urbanismo, evolución y principales elementos estructurales de una extensa ciudad, que se desarrolla entre los siglos IX al XI.

El elemento nuclear del asentamiento está constituido por la alcazaba localizada en el Cerro del Sombrerete, donde se han hallado estructuras defensivas de gran entidad, aunque muy afectadas por la fuerte erosión derivada de la elevada pendiente del cerro, como los lienzos de muralla que recorren sus laderas delimitando la alcazaba o la puerta de entrada flanqueada por torres. También se han localizado estructuras de habitación al interior de la alcazaba, algunas de ellas de mayor entidad que otras, así como algún área de producción artesanal. La defensa de la ciudad se completaba con una pequeña estructura fortificada en el vecino Tajo Colorado.

En la zona llana se localizaría el resto de la ciudad, de la que se ha recuperado restos estructurales de distinto tipo. Junto a las estructuras domésticas (viviendas) se han documentado igualmente talleres artesanales, calles empedradas y estructuras monumentales como los restos de la mezquita localizados en el siglo XIX. También se han localizado restos de las necrópolis, con algunas tumbas de carácter monumental.

En el Cerro del Almirez, en la zona oriental del yacimiento, se han localizado restos de estructuras domésticas, así como una necrópolis, que vienen a corroborar los hallazgos del siglo XIX, entre los que hay que reseñar la existencia de una lápida funeraria con inscripción mozárabe. Para algunos investigadores, estos restos estructurales testimoniarían arqueológicamente la presencia de un poblamiento mozárabe que coexiste con la medina islámica, tal y como describen las fuentes árabes.

Finalmente en la zona de vega, más baja, se han localizado los restos de una trama urbana con viviendas y calles que se interpretan como arrabales de la ciudad, aunque el conocimiento de estas estructuras, derivado de las excavaciones arqueológicas realizadas con motivo de las obras de construcción de la línea ferroviaria AVE Granada-Bobadilla, tiene aún un carácter fragmentario«.

Para conocer más sobre el yacimiento de Medina Elvira, puede consultar la página medinaelvira.org

Además de la guía del Museo Arqueológico, para presentar esta entrega de la serie dedicada a los fondos del museo se ha utilizado el trabajo «Aeraria de transición: Objetos con base de cobre de los siglos VII al IX en Al-Ándalus», de Juan Zozaya. 

También «Mil años de Madinat Ilibira», con la coordinación científica de Antonio Malpica Cuello.

https://www.elindependientedegranada.es/cultura/portacandil-que-iluminaba-medina-elvira-luce-museo-arqueologico-granada

publicado el 13 de septiembre de 2020

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