La luz, el calor… animan a salir y relacionarse, pero esta estación tan variable hace mella en nuestra salud

Habrá poca gente que reniegue de la primavera: más horas de luz, calor (aunque este año está esquivo), terrazas… A simple vista, casi todo parecen virtudes. Pero la estación de las flores y la luz es también la más convulsa e irregular del año, lo que puede trastocar el bienestar del individuo.

¿Es cierto que cambia nuestro estado de ánimo?

La luz aumenta la producción de feromonas, oxitocina, serotonina, dopamina y noradrenalina, lo que influye positivamente en nuestro nivel de energía y estimula el deseo de relacionarnos con los demás. Pero hay individuos a los que les ocurre lo contrario. «A los afectados por la astenia primaveral les provoca fatiga y reduce la capacidad para llevar a cabo su vida cotidiana», explica la doctora zaragozana Guadalupe Blay, responsable del Grupo de Trabajo de Endocrinología y Nutrición de la Sociedad España de Médicos Generales y de Familia (SEMG). Quien advierte de que este trastorno estacional «no suele durar más allá de tres semanas».

¿Las alergias son un fenómeno relevante?

Más de 8 millones de personas en España sufren complicaciones derivadas de la polinización como rinitis, conjuntivitis y sinusitis. !Se recomienda protegerse especialmente entre las siete de la tarde y las diez de la noche, cuando el proceso es más intenso».

¿Los súbitos y radicales cambios meteorológicos nos afectan?

Los resfriados y los dolores musculares también son frecuentes en esta época debido, precisamente, a este tiempo variable, apunta la especialista.

¿Cómo repercute en la alimentación?

Según la doctora, nuestra sociabilidad se incrementa en esta época. En consecuencia, cambian tanto la dieta como nuestros hábitos. «Vamos dejando los platos de cuchara por otros más ligeros, como las ensaladas y las verduras», indica. Aunque ojo con las tapas que tomamos en el bar o con la comida que llevamos en el túper. «Hay que tener cuidado con la temperatura, la humedad y la conservación de los alimentos, porque también nos encontramos ante las circunstancias más favorables para la proliferación de bacterias y la aparición de salmonelosis».

¿De qué manera afecta a la piel?

La dermatitis atópica y otras afecciones cutáneas son propias de la estación y resultan especialmente molestas porque producen eccemas y picazón. «Hay que vestir ropas hechas de tejidos como el algodón, hidratar la piel y consumir alimentos antioxidantes».

¿Sí o no al sol primaveral?

Existe un efecto positivo derivado del disfrute de cielos despejados y es que la piel produce vitamina D bajo la exposición solar. «Curiosamente, tenemos bastante déficit de ella en España y eso está relacionado con enfermedades como la osteoporosis».

Así que sol, sí, pero con control, no se cansan de insistir los especialistas. «En los últimos años se ha extendido la práctica del bronceado rápido. La gente se quiere poner morena en dos días de abril o mayo y eso implica cometer excesos», alerta el doctor murciano Antonio Clemente, miembro de la Asociación Española de Dermatología y Venereología (AEDV). Explica que debemos evitar la exposición directa, permanecer en la sombra y recurrir a la crema fotoprotectora de nivel 50. «Tenemos que disfrutar del clima con cabeza, bajar a la playa con sombrilla, cubrirnos con gorras y no cometer excesos porque la piel los pagará. No me refiero a quemaduras puntuales, sino a los efectos dañinos a largo plazo».

¿Debemos protegernos aunque los cielos estén cubiertos?

Las nubes engañan, advierte el doctor Clemente. «Son especialmente peligrosas porque no tenemos sensación de calor, pero los rayos ultravioletas siguen siendo peligrosos. No podemos confiarnos». A ese respecto, recuerda la necesidad de cuidar, especialmente, las partes del cuerpo que han permanecido cubiertas durante el invierno, como el cuello, los antebrazos y las piernas.

¿Cómo hemos de hidratarnos?

Hay que controlar la ingesta de líquido para tomar el suficiente. Propone el doctor «medio vaso cada dos o tres horas», con especial atención a los niños y los mayores que, a menudo, no tienen tanta sensación de sed. «Pero la hidratación también ha de ser externa» y aplicarnos crema adecuada a cada tipología de piel. Como rutinas para todo el año (no solo ahora): uso diario de fotoprotector, crema hidratante y limpiador facial por la noche.

«Los pacientes de acné experimentan una mejoría en esta época, pero han de seguir las prescripciones pautadas. Ya que muchos dejan de aplicarse cremas y el resultado es el empeoramiento en septiembre», advierte el experto. Y su colega, Anabel Cervera, dermatólogo valenciana, recuerda la repercusión de los constantes cambios de tiempo en el sistema nervioso central y su plasmación en la piel. «Se producen rebrotes de enfermedades crónicas en respuesta a la muda en el estado de ánimo».

¿Dormimos peor?

El alargamiento del día tras el cambio de hora a finales de marzo incide en la menor secreción de melatonina, la hormona que regula los ciclos de vigilia y sueño. «Dormir menos y peor afecta a nuestro carácter y nos vuelve más irritables», señala la doctora Blay, quien alerta también de los efectos del cambio de comportamiento: «Nos volvemos más noctámbulos y modificamos hábitos y eso afecta al descanso».

 

https://www.ideal.es/vivir/salud/afecta-primavera-20220425103535-ntrc.html
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