El camino de Morente está jalonado de lugares únicos, donde creció, vivió, encontró amigos, se divirtió y, por supuesto, actuó. Rincones de Granada que forman parte del itinerario vital del artista, inspirando algunos de sus mejores frutos

Alfredo Aguilar

AUDITORIO MANUEL FALLA.

El cantaor hizo del Auditorio diseñado por José María García de Paredes una de sus casas, y de la Orquesta Ciudad de Granada, su conjunto clásico preferido. Aquí interpretó ‘Allegro soleá’.

Efe

HUERTA SAN VICENTE.

Lorquiano hasta la médula, el cantaor visitaba con frecuencia la casa de veraneo de la familia de Federico en la vega, y aquí cantó dentro del ciclo ‘Los conciertos de la Huerta’.

Pepe Marín

PALACIO DE CARLOS V.

La Alhambra se imbricó en la vida del cantaor como pocos lugares en el mundo. El Palacio de Carlos V fue un escenario clave para su película ‘Morente sueña la Alhambra’. Pero más allá de lo artístico, a Morente y al conjunto les unía una historia de emociones. Se cuenta que el día que Aurora Carbonell rompió aguas antes de parir a Estrella paseaban por aquí.

Julio Grosso

CASA NATAL DE LORCA.

Gracias a su colaboración con el experto lorquiano Juan de Loxa, primer director de la Casa Museo de Fuentevaqueros, grabó en 1990 un disco dedicado a este espacio, con poemas lorquianos.

G. Molero

CONVENTO COMENDADORAS.

Enrique Morente conservó en su cante algunas de las esencias más tradicionales, y acudió en más de una ocasión a cantar a imágenes como la de la Amargura, de la Cofradía del Huerto.

J. M. Álvarez

EL ALBAICÍN Y EL SACROMONTE.

Los dos barrios más flamencos de Granada, separados por una calle, fueron el hábitat favorito del artista. Desde su nacimiento, en el número 9 de la Cuesta de San Gregorio, pasando por su casa junto al Mirador de San Nicolás, hasta su última morada, sus hijos crecieron corriendo por estas calles, y él formó parte de su esencia. Un mural de El Niño de las Pinturas en Los Tarantos le recuerda.

Foto cedida por La Tertulia

BAR LA TERTULIA

Morente hizo de La Tertulia uno de sus principales sitios para estar. Aquí cantó, leyó, y rindió homenaje a algunos de sus amigos perdidos (en la foto, en un homenaje a Javier Egea). Aquí jugó al ajedrez, una de sus aficiones, y entre sus paredes compartió confidencias, risas y alguna que otra copa con amigos poetas e intelectuales como Luis García Montero, Mariano Maresca o el propio Tato Rébora.

IDEAL ESPECIAL COORDINADO POR MARIA VICTORIA COBO

https://www.ideal.es/culturas/musica/recordando-enrique-morente/lugares-morentianos-20201213225524-nt.html

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