‘La última película’, una carta de amor al cine, inicia la cuenta atrás de las ‘viejas’ proyecciones. En junio, la mítica sala granadina, la última de España que usa este formato, se digitalizará

Una música sencilla recorre la Carrera de la Virgen impulsada por el viento. Un tipo con un solo brazo, arrodillado sobre una alfombra, sopla una melódica y pone banda sonora a los árboles, a los cafés y a los paseantes que saludan al Cine Madrigal. El enorme cartel anuncia ‘La última película’, film dirigido por Pan Nalin que ganó la Espiga de Oro en Valladolid. «Cuenta cómo un niño se enamora del cine en 35 milímetros», dice Juan Torres–Molina, gerente del cine, subiendo por las escaleras hacia la sala de máquinas. «Imagínate: una película sobre el amor al cine que habla del fin de las proyecciones en 35 milímetros. Tenía que estrenarla en el Madrigal, el último cine en 35 milímetros de España». El ‘taca–taca–taca’ del proyector desprende una luz que transporta la historia a la pantalla de tela. Torres–Molina observa el mágico proceso y resopla con un nudo en el estómago, en los ojos y en el alma: «O digitalizamos el cine o cerramos».

‘La última película’ llega al Madrigal con aire de profecía. La cinta abre la cuenta atrás y en junio, salvo milagro inesperado, el mítico cine granadino iniciará su transformación al sistema de proyección digital. «La situación nos obliga a tomar una decisión drástica: o cambiamos al digital o cerramos el cine. Y no me planteo cerrar». El cine en 35mm, es decir, el cine romántico, el del celuloide rotando, el que da nombre y sentido a la palabra ‘película’, lleva años moribundo en España. De hecho, Madrigal es el último. «Somos el único cine al que le hacen copias en 35mm de películas de estreno. Sin el Madrigal, el 35mm desaparece».

Torres-Molina, en la sala de proyecciones. / R. L. P.

En los últimos tiempos, el número de espectadores ha bajado y, por tanto, el rendimiento de las películas. «Las distribuidoras necesitan cubrir costes. Hacer una copia en 35 puede ir de los 2.000 a los 4.000 euros, así que para amortizar una copia tengo que mantenerla en cartelera más tiempo, con lo que el rendimiento del Madrigal es peor», explica Torres–Molina. Con la vuelta a la ‘normalidad’, tras la pandemia, Madrigal consiguió llegar a un 50 por ciento de su rendimiento habitual. «Es decir, que una película que solía hacer 6.000 euros a la semana, ahora hace 3.000. La mitad se lo lleva la distribuidora y, si con esa cantidad no consiguen amortizar, no les interesa hacer la copia. Con lo que el planteamiento pasa por digitalizar el cine». Una copia digital ronda los 30 euros.

–¿Y subir la entrada?

–Yo mantengo los precios a capa y espada (entre 3 y 4,90 euros). ¿No has visto cómo ha subido la cesta de la compra? ¿La luz? ¿La gasolina? Si subo la entrada no viene nadie. Yo tengo una sala para 500 personas y eso es lo que quiero: 500 espectadores. ¡Quiero una sala llena, que es como se disfruta el cine!

 

El Madrigal tiene copias en 35 comprometidas hasta junio. A ‘La última película’ le seguirá ‘El acontecimiento’, ganadora del Festival de Venecia; y ‘Las gentiles’, dirigida por Santi Amodeo y rodada en Andalucía. «Después, no hay más. Si el Madrigal quiere continuar tiene que arrancarse un brazo, porque para mí el cine es 35. Antes veía la digitalización como una oportunidad para ofrecer cosas distintas a los clientes del cine, como un complemento. Ahora es la única opción».

Esa incorporación al sistema digital no se había hecho antes por la inversión que supone. «Es imposible sin ayudas externas. Absolutamente imposible –asegura, mirando a través de un rollo de negativo en el que se vislumbra una cuenta atrás–. El Madrigal no puede acometer esa inversión: o recibimos ayudas institucionales o de los propios interesados. Así estamos».

Y la sesión en marcha, / R. L. PÉREZ

Hay dos vías para digitalizar el cine. La primera es siguiendo la norma DCI (Digital Cinema Initiatives) que establecen las grandes multinacionales (Warner, Disney, Universal, etcétera). «Vienen con unas medidas de seguridad y unas características que lo encarecen mucho. Pero si quiero poner, digamos, la película que va a los Oscar de Disney, o sigo esta norma o no podría». El sistema DCI, controlado en la nube, ronda los 40.000 euros. «La otra opción –analiza– es olvidar el DCI y acudir únicamente a las distribuidoras independientes, con las que podríamos usar un sistema de proyección más asequible, entre los 12.000 y los 20.000 euros».

«El Madrigal va a luchar hasta el final por mantenerse abierto de una manera u otra. Pero necesitamos ayuda»

Torres–Molina regresa a la taquilla del cine para observar el trasiego de la Carrera de la Virgen. «Es como ‘Cinema Paradiso’ –dice, señalando el cartel de ‘La última película’–, que hablaba del fin de los cines pequeños por las multisalas. Pero ahora hay una diferencia: el cine que proyecta en 35 milímetros todavía está abierto y la proyecta en 35». De fondo, la música de la melódica tiene aires de Morricone y Torres–Molina, de Alfredo. «El Madrigal –promete– va a luchar hasta el final por mantenerse abierto de una manera u otra. Pero necesitamos ayuda. El Madrigal necesita a Granada».

 

JOSÉ E. CABRERO

FOTO: La película en su sitio. / R. L. PÉREZ

https://www.ideal.es/culturas/ultimos-milimetros-madrigal-granada-20220513224614-nt.html

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