El catedrático Antolino Gallego repasa la historia de esta madera a lo largo de los siglos y avanza una tercera revolución de esta materia con la recuperación de las alamedas en la Vega.

Granada se ha empeñado en recuperar la historia del chopo y también su utilidad. Una de las personas que capitanea esta iniciativa es el catedrático de la Escuela de Edificación Antolino Gallego. Lleva años trabajando en estos menesteres. Lo ha hecho tanto en lo relativo a la investigación como a la transferencia. Y en su faceta docente también. Ayer sábado fue encargado de impartir la lección inaugural del curso 2022-2023 de la Universidad de Granada (UGR).

Antolino Gallego disertó sobre la madera en la construcción y del proyecto LIFE Madera para el Futuro, que él coordina. Y, sobre todo, hizo un repaso de la historia del chopo en Granada, con referencias al uso de la madera en la construcción de la Alhambra y el Albaicín en Al-Andalus, la I Revolución del Chopo en la época de las azucareras y los secaderos de tabaco, las fábricas de envases para el sector hortofrutícola y la crisis desde principios de este siglo. Un detalle, Antolino y su grupo se instalarán en la Azucarera de San Isidro, que compró la institución universitaria granadina a finales de 2021.

El catedrático del departamento de Física Aplicada pronunció la conferencia que lleva por título ‘De la lira verde de Góngora a la construcción industrializada con madera: un paseo por la innovación’. Poesía y madera. Versos y construcción. De eso saben mucho las tierras granadinas. Y a un creador, en este caso cordobés, Luis de Góngora, comenzó citándolo en su lección diciendo que el dramaturgo hacía referencia a este árbol como «lira verde», en evidente alusión al sonido de sus hojas por la acción del viento. Aludiendo también al hispanista Ian Gibson, Gallego destaca que «no se concibe la Vega de Granada sin la presencia de las alamedas».

¿Y en este contexto de crecimiento de la construcción industrializada con madera técnica, tiene el chopo alguna oportunidad real de aumentar su valor añadido? La pregunta se la hace Gallego y la responde en una lección de unas setenta páginas, en pinceladas generales y locales. En el caso de Granada repasa la historia de este árbol. «El chopo en Granada ha sido y sigue siendo uno de los recursos madereros más importantes de la provincia», comienza describiendo el catedrático.

Este material está en construcciones relevantes. Según contó Antolino Gallego, está más que demostrado que el chopo fue ampliamente usado en el Reino de Granada durante el periodo de Al-Andalus. «Una prueba evidente son las cubiertas de las dos naves laterales del Patio de la Guardia de la Alhambra, construidas con pares de madera de chopo», detalla aludiendo a un Informe del Patronato de la Alhambra de 2003. También se ha podido demostrar la existencia de rollizos de chopo en las cubiertas y techumbres de muchas casas moriscas de la ciudad y la comarca de la Vega.

Avanzando en la historia, el catedrático de la UGR recordó que durante la primera revolución agraria de la Vega de Granada entre el S.XVIII y la segunda mitad del S.XIX, el chopo sigue como vegetación de ribera del río Genil, en lo que «podemos denominar como choperas silvestres. La más conocida y extensa es la del Soto de Roma, una zona pantanosa a orillas del Genil».

Trabajadores en un campo de remolacha, junto a una chopera, a parincipios del siglo XX. / Foto cedida por M. Carmen Jiménez Barrionuevo-Liñán

En 1883 llega a la Vega granadina la llamada revolución del oro blanco, con la inauguración del Ingenio de San Juan, primera fábrica de Granada y España capaz de refinar 10 toneladas diarias de remolacha. En 20 años, se asientan en Granada 14 azucareras, generando una enorme transformación social y urbana, así como la aparición de una burguesía industrial. La Azucarera de San Isidro fue una de ella. En esa época comenzaron las repoblaciones masivas con chopos para regular las avenidas del río Genil.

Llegó así la I Revolución del Chopo en Granada. Lo hizo de la mano de Diego Liñán Nieves, conocido como El Rey del Chopo, al que «podríamos considerar como el primer selvicultor de los valles de Granada, a la vez que maderista e industrial, confiriendo así al cultivo la denominación de cultivo industrial». Gallego recuerda que mientras el chopo crecía el cultivo de la remolacha bajaba. Y el cultivo del tabaco en la Vega nacía. «Y con ello, el uso del chopo como material estructural para los tan singulares y bellos secaderos de la Vega de Granada», sostiene Gallego. Y de esa época data también las variedades indígenas de Granada como el Negrito, el Blanquillo de Granada y la Chopa de Santa Fe.

La madera del chopo de Granada era considerada como madera de primera categoría en los mercados nacionales. El primer aserradero de madera de chopo de la Vega fue creado por Diego Liñán en la antigua fábrica San Juan en las Huertas Bajas de Santa Fe, hoy día en estado ruinoso, propiedad de su sobrina María del Carmen Jiménez Barrionuevo-Liñán, Marita, «querida productora de chopos».

Son nombres ligados a este árbol. A partir de la segunda mitad del siglo XX con la caída del tabaco el uso del chopo para la construcción de los secaderos fue disminuyendo. Pero el auge del comercio hortofrutícola en la Vega granadina y el Levante español fue abriendo un nuevo y amplio mercado. En 1955, bajo la influencia del Ministerio de Agricultura se introducen en Granada los denominados clones híbridos italianos, caracterizados por su rápido crecimiento. Así a mediados del siglo XX se produjo la II Revolución del Chopo en Granada, que supuso el declive del chopo en construcción como madera sólida, pero su auge en el sector del envase como tablilla fina y contrachapado de chapa.

Recordaba Gallego que en 1962 Granada era la primera provincia española productora de chopo, seguida de Zaragoza y Ciudad Real. La industria de los envases ha tenido una larga tradición en Granada. Su núcleo se situó en Santa Fe. El catedrático apuntaba en su investigación el devenir del chopo en el resto de España y en Granada en los últimos años. «Quizás debido a la injusta y mala imagen de la madera o a la falta de emprendimiento, a esta III Revolución del Chopo nunca ha llegado a sumarse el sector granadino. Nunca se generó en Granada una industria del contrachapado industrial», relataba, aunque sí ha habido plantaciones de chopos en Granada con un marco preciso en gran medida promovido por los resultados de los ensayos científicos del IFAPA, a cargo de la investigadora María A. Ripoll.

La llegada de la crisis económica del año 2008, los bajos precios, la no existencia de las subvenciones de la PAC, entre otros aspectos, dio lugar a la denominada la crisis del chopo de Granada, de la que aún no se ha salido. No está todo perdido. «La disminución drástica de las plantaciones a partir de 2008, la aun existente industria del envase local (Envases Ureña e Industrias Pérez Montosa) y levantino, y la ley de la oferta y la demanda, han provocado un alza sin precedentes de los precios de la madera, que está animando a las replantaciones», advierte el investigador.

Y, destaca sobre todo que «parece razonable pensar que esa III Revolución del Chopo de Granada puede venir de la mano del uso del chopo como madera estructural para construcción». Concluye que el proyecto europeo LIFE Wood for Future puede ser un elemento facilitador. No estaría mal que el chopo fuera de la mano del pino también, según sostiene.

Y quédense con esta definición del proyecto LIFE Madera para el Futuro, que pretende ser motor para «recuperar las alamedas productivas de la Vega de Granada para mejora de la biodiversidad y secuestro de carbono a largo plazo en nuevos productos estructurales».

ANDREA G. PARRA

FOTO: Fábrica de San Juan (Santa Fe), primer aserradero de la Vega. / Foto cedida por M. Carmen Jiménez Barrionuevo-Liñán

https://www.ideal.es/granada/chopo-granada-cubiertas-20220911002238-nt.html

 
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