Ayuda a evitar caer en fraudes, compras compulsivas, juego y apuestas ‘online’

En uno de los talleres de educación financiera que se imparte en un colegio de Madrid a adolescentes de 14 a 16 años se les lanzó una pregunta para evaluar los riesgos relacionados con las cuestiones económicas a los se enfrentan los chavales. Se les pidió que dijeran el nombre de un escritor y el nombre de casas de apuestas. Apenas fueron capaces de citar a algún autor, pero la lista de empresas de juego ‘online’ que dieron fue enorme. Algunos alumnos confesaron que habían apostado ya en juegos en la red –a pesar de ser ilegal a esa edad– y que, incluso, corrían peligro de contraer una deuda para su familia. La anécdota la rescata Víctor González, portavoz de una de las empresas que imparten estos cursos, Intrum, para advertir sobre la necesidad de dar formación a los adolescentes con el fin de que sean capaces de tomar decisiones responsables relacionadas con el uso del dinero.

La educación financiera es una asignatura pendiente en las escuelas. El informe PISA comenzó a evaluar la competencia financiera en 2012 y en las tres ediciones que se han llevado a cabo del estudio, España continúa situada por debajo del promedio de los países de la OCDE. En la última edición –2018–, países como Estonia, Polonia, Letonia, Lituania o Rusia alcanzaron mejores resultados que nosotros en esta competencia. Para la OCDE –que se encarga de realizar este estudio internacional–, la «alfabetización financiera» no es solo tener conocimientos, sino también «poseer las capacidades, aptitudes, habilidades y comportamientos que permitan tomar decisiones acertadas para el bienestar financiero individual».

«En general, la manera de relacionarse con el dinero se aprende a lo largo de la vida fijándonos en el ejemplo de figuras clave, que pueden ser padres, profesores u otras personas de referencia», señala la profesora de Economía de la UOC Elisabete Ruíz. Por eso, la educación financiera «debe comenzar en la familia, continuar en la escuela e, incluso, en los estudios superiores, «porque la relación con el dinero no acaba nunca». «Así como se enseña a reciclar o a tener una buena alimentación, también se debería enseñar a valorar el dinero, a ahorrar y cómo invertir», subraya.

Tarjetas, créditos y cuentas

Pero, con frecuencia, son los padres los que carecen de conocimientos suficientes para educar correctamente a sus hijos en temas económicos y financieros. Y por ello es necesario que esta materia ‘entre’ en los colegios, defienden los expertos. «Sin embargo, en España es habitual que se deje en manos de iniciativas privadas, como empresas o entidades financieras, que realizan talleres en los colegios», recuerda la experta.

Los promotores de uno de estos programas en Euskadi, de la entidad Kutxabank, han detectado esa falta de formación en los alumnos. Sus talleres de ‘Finanzas para la vida’ mediante juegos interactivos en el aula van destinados a jóvenes de 14 a 17 años. «Es la edad idónea, porque están ya a las puertas de la vida adulta y el uso que hagan del dinero va afectar, tanto a su vida como a la de su familia y entorno», señala Lourdes Antoñana, una de las responsables del proyecto.

¿Qué aprenden? «No se trata de que un adolescente aprenda a invertir en bolsa, sino de darle las herramientas necesarias para que sea capaz de tomar decisiones financieras responsables en su día a día», incide Víctor González. Así, los chavales aprenden a hacer un presupuesto, el funcionamiento de las tarjetas de crédito, las consecuencias de pedir financiación, los intereses bancarios, los peligros del comercio ‘online’, la importancia del ahorro, el control del gasto, las compras responsables, los entresijos de las cuentas corrientes… «Deben ser aprendizajes muy prácticos. En nuestros talleres se les propone, por ejemplo, gestionar una economía familiar, con los ingresos, los gastos del hogar, las facturas, los imprevistos…. Lo que les va a resultar muy útil para el futuro», comenta Antuñana .

Esta formación les hace consumidores «más informados» y reduce, a la larga, el riesgo de endeudamiento en los hogares.«Si un joven quiere comprar una moto, aprende que antes debe plantearse los gastos que supone el mantenimiento, la gasolina, las revisiones, las averías… para saber si puede asumirlo. Ahora tienen el respaldo de sus familias pero cuando lleven una vida independiente no va a ser así», añade la experta.

El portavoz de Intrum apunta otra función preventiva. «El comercio ‘online’, a golpe de click, multiplica el riesgo de caer en compras compulsivas. Es importante que conozcan que detrás de ese gesto tan sencillo del uso de una tarjeta está el pago de un dinero, en un plazo y, a veces, intereses. Un joven con educación financiera también es más fácil que evite caer en estafas de Internet».

Qué deben aprender los jóvenes

  • Dar valor al dinero Es frecuente dar poco valor a lo que nos regalan. Es una buena costumbre preguntarse cuántas horas deberías trabajar para conseguirlo tú mismo. Y es necesario también que los más pequeños aprendan qué es el dinero y cómo se consigue.

  • Hacer presupuestos Planifica tus gastos a partir del dinero que recibas cada mes (de tu paga o de algún pequeño trabajo). Sigue la regla del 20-10-10-50-10. Es decir, destina el 20% al ahorro, el 10% a tu formación (o hobbies), el 10% a darte algún capricho, el 50% para gastos habituales y el 10% restante dónalo a alguna causa solidaria en la que creas

  • Ahorro Revisa y controla tus ahorros. Salvo la hucha para las monedas sueltas, es imprescindible tener un control estricto del dinero del que dispones y en qué lo gastas. Ponlo por escrito. Que los chavales se acostumbren a ahorrar es uno de los principales propósitos que persiguen los programas de educación finaciera.

  • Objetivos financieros Ponte objetivos financieros asumibles y sé perseverante. Por ejemplo: ‘Voy a ahorrar para comprarme una bicicleta’ o para hacer un viaje. Marca plazos y cantidades a ahorrar

  • Mundo digital El juego ‘online’ y las apuestas deportivas están teniendo un uso creciente entre los jóvenes. El 2,5% desarrollará una ludopatía. La educación financiera debe incluir formación sobre este tipo de actividades de riesgo y de las medidas de seguridad en compras ‘online’ y uso de tarjetas de crédito.

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