GRAF9281. MADRID, 11/11/2022.- El portavoz del Partido Socialista en el Congreso, Patxi López (i), se dirige a medios de comunicación antes de registrar una proposición de ley junto a Unidas Podemos para rebajar la pena máxima del delito de sedición en el Congreso de los Diputados, este viernes. Según la propuesta de reforma del Código Penal, la pena será de tres a cinco años e inhabilitación para ejercer empleo o cargo público por el mismo tiempo cuando el delito se cometa por una multitud "cuyo número, organización y propósito sera idóneo para afectar gravemente el orden público"; si los autores son autoridad, la pena de inhabilitación será de seis a ocho años. EFE/ Chema Moya

PSOE y Unidas Podemos registrarán hoy, en el Congreso, una proposición de ley para la desaparición del Código Penal del delito de sedición y su sustitución por el delito de desórdenes públicos, lo que implica una reducción de la pena máxima de 15 años a cinco.

Es la culminación del compromiso del Gobierno con la reforma de la sedición, y que se había precipitado estas últimas semanas al cruzarse las negociaciones para la aprobación de los presupuestos. Es también, sin duda, un paso valiente de Pedro Sánchez y su apuesta por el diálogo con los independentistas catalanes.

Valiente, sobre todo, porque la oposición en este país está encabezada por un partido que, en esta etapa, se ha metido en lo más profundo de la caverna. Ni en la cuestión del independentismo catalán ni en ningún otro tema se puede avanzar si no se dan pasos para favorecer el entendimiento. La reforma del delito de sedición, que no exime de ser juzgados a los políticos fugados, no será seguramente la solución que cierre todas las heridas pero es evidente, como pasó con los indultos, que sirve para calmar y abordar el diálogo de manera diferente.

Se podrá criticar la oportunidad, el cuándo, el por qué de cada una de las decisiones adoptadas en el camino hacia el entendimiento con los independentistas, por parte del gobierno de Pedro Sánchez, pero es tan evidente que las cosas han cambiado, y mucho, para el bien de todos nosotros que quien no quiera entenderlo es quizás porque vivía mejor en la confrontación. Y tampoco nadie debe venderlo como un logro, solo hay una manera de explicar el cumplimiento de este compromiso, la política es el único camino para la solución de los conflictos. Y esto, el Gobierno tiene que explicarlo muy bien.

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