Aquello de «más vale prevenir que curar» forma parte del acervo colectivo, pero no de las prioridades de las políticas sanitarias.

Lo vemos con la crisis de la atención primaria en Madrid, por ejemplo, pero hay una foto más general: apenas el 3% del gasto en salud de la Unión Europea se dedica a prevención, frente al 80% en tratamientos. Y eso que prevenir es más barato, eficiente y exitoso a largo plazo que buscar costosos remedios cuando las personas ya sufren males agudos.

Esta semana se mostraba en varios de los temas que hemos publicado. Un estudio muestra que incluso personas que llevan cuatro décadas de sedentarismo, sin hacer prácticamente ningún tipo de ejercicio, pueden multiplicar rotundamente su esperanza de vida con un pequeño cambio. Con un incremento de 50 minutos actividad moderada semanales se registró una reducción de la mortalidad del 31%. Es decir, 10 minutos diarios de hacer un Rajoy, caminando deprisa, ya te pueden sacar del pozo.

Me recordaba a un estudio de este verano que vincula un mayor riesgo de demencia con una vida sedentaria delante de la televisión, tras seguir durante una década de 150.000 personas de 65 años. Otro factor terriblemente evidente: el tabaco. Un estudio publicado esta semana muestra que los daños del tabaquismo se pueden reparar y que el efecto es mayor cuanto antes se deja el hábito: dejar de fumar antes de los 35 iguala el riesgo de muerte con los no fumadores.

Más problemas de salud completamente evitables: los relacionados con la contaminación. Un informe alertaba estos días de la vulnerabilidad de los menores a la contaminación ambiental, incluso cuando se están gestando, porque provoca partos prematuros, bajo peso al nacer y dificultades cognitivas.

La ciencia de la semana

OSCAR CORRAL

Otro trabajo daba más pistas. Porque el porcentaje de población con alzhéimer y otras demencias no deja de caer en los países ricos, pese a no existir ningún tratamiento eficaz, por lo que tiene que haber factores determinantes que no son medicamentos. De la noticia:

Hace un par de años, una comisión organizada por la revista médica The Lancet calculó que cambiar una docena de factores de riesgo puede evitar o retrasar el 40% de las demencias. Estas variables son la falta de educación, la hipertensión, la discapacidad auditiva, el tabaquismo, la obesidad, la depresión, la inactividad física, la diabetes, el aislamiento social, el consumo excesivo de alcohol, los golpes en la cabeza y la contaminación atmosférica.

Hoy publicamos una entrevista al biólogo danés Niklas Brendborg, que ha publicado un libro que recoge los últimos hallazgos sobre prolongar la vida. Cuando le preguntamos qué es lo más fácil que se puede hacer ahora, esta es su respuesta:

«Lo que es fácil, desgraciadamente, funciona peor que lo que es difícil, como comer saludable o hacer mucho ejercicio. Pero mantener tu boca limpia es de las pocas cosas fáciles que puedes hacer para alargar la vida, cepillándote y usando hilo dental, porque conocemos la relación entre los patógenos de la boca y las enfermedades cardiovasculares y la demencia».

Diez minutillos de andar vigoroso al día, menos tele, menos coches, comer mejor, buscar compañía, higiene bucal, nada de tabaco… No descubrimos el Mediterráneo, pero convendría recordar que está ahí, para que se hicieran esfuerzos que faciliten medidas preventivas para todo el mundo.

  • El peligro para la salud de las conductas de riesgo que se viralizan. Desde plataformas como Instagram o TikTok se difunden conductas peligrosas para la salud, como retos para ver quién pierde más peso, hace más sentadillas o come menos en un día.
  • El marketing del CBD es el Caballo de Troya de la marihuana. Dos de cada diez estudiantes de 14 a 18 años han consumido cannabis en el último año.

EL PAIS MATERIA

FOTO: MÒNICA TORRES

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