Una encuesta de ámbito europeo que incluye a España ratifica el elevado crédito del saber científico entre la mayoría de la población

El informe elaborado a instancias de la Fundación BBVA en torno a la cultura científica en cuatro países europeos, entre ellos España, disipa algunos de los prejuicios más arraigados en torno al desdén o cuestionamiento de la ciencia como saber objetivo y fiable por parte de la población. Entre los resultados más relevantes figura la confianza en que el conocimiento científico mejora la vida de las sociedades y arrumba las supersticiones “y temores del pasado”, donde España significativamente se halla más de medio punto por encima con respecto a Alemania, Francia y Reino Unido. De hecho, el interés por la ciencia ha dado un gran salto en las prácticas culturales españolas, al pasar de un 15% de la población interesada en ella en 2012 a un 47% apenas diez años después.

La conversación pública sobre los avances científicos y su capacidad para combatir fenómenos globales como la crisis climática explica este creciente interés por los datos veraces y los hechos objetivos, más allá de las redes verborreicas y el escepticismo desinformado. A la vez, la población española es la más crítica con respecto al apoyo que la ciencia y los científicos reciben por parte de los poderes públicos, las empresas y la misma sociedad. Tampoco es una mala noticia que frente a ocho de cada diez alemanes, en España solo haya cinco de cada diez ciudadanos que crean que su país ha contribuido de forma destacada al progreso científico: el 7% de los españoles citan a Santiago Ramón y Cajal como científico relevante, el doble citan a Severo Ochoa y apenas hay otra mención a una mujer en los cuatro países encuestados: Marie Curie. Y tan solo uno de cada 11 de los consultados en España cree que la especie humana fue creada por Dios, “más o menos en su forma actual”, y hasta el 95% de los encuestados opinan que ni la ética ni la religión deberían poner límites al desarrollo científico.

La cultura científica de los españoles es todavía insuficiente pero la mejor noticia de la encuesta es quizá la percepción del valor, rigor y solvencia del método científico frente a cualquier otra presunta fuente bastarda de saber: el descrédito recae en los promotores de la intoxicación informativa y la fabulación interesada, en particular sobre la reserva exótica del negacionismo climático. La profecía autocumplida de las redes tiende a fingir una hegemonía de la posverdad que no es tal. Su vulnerabilidad (programada) ante los bulos, las falsas noticias, los titulares impactantes pero vacíos y tantas otras formas de esa otra pandemia de las realidades alternativas chocan con la evidencia de que la mayoría de la población reconoce los poderes de la ciencia para resolver problemas y conocer mejor el mundo en el que vive. El viejo menosprecio por la ciencia en España hace tiempo que se quedó sin apenas aliados.

EDITORIAL EL PAIS

FOTO: RTVE

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