Es evidente, la sociedad española está perdiendo el norte. Cuatro mujeres asesinadas por sus parejas en dos días es una tragedia nacional. Nadie parece hacer nada.

¿Puede ser reflejo de las barbaridades que llevamos oyendo estos últimos años? Seguro que tienen su influencia en todo esto. Se está llegando a tal grado de impunidad verbal que los descerebrados, aquellos que tienen las neuronas desconectadas del resto del sistema, confunden las absurdas reacciones y verborrea de los políticos de la oposición con las realidades y los límites vitales. Todo no está permitido, ni de palabra aunque estos encorbatados no lo quieran ver, ni de obra a pesar de que estos asesinos estén arrasando con la vida de mujeres que un día los amaron.

No, no podemos seguir así, y lo primero que hay que hacer, que la sociedad debe exigir, es cordura, respeto, atenerse a las normas contratadas, ser ejemplo para la totalidad. La escalada es insostenible, la proyección de muertas, de asesinadas, de vilmente asesinadas a puñaladas, tiros, golpes, estranguladas es bestial, impropia de la vida misma en un país que se llama civilizado, porque demuestra que no lo es.

No basta con minutos de silencio, ni con protestas en las puertas de ayuntamientos, ni voces de protesta. Es precisa una modificación total de conductas, es imperioso el respeto desde ya hacia las instituciones y desde y hacia quienes están llamados a dirigirlas, quienes cobran y viven de y en ellas, para que sirva de ejemplo a las gentes que al escuchar barbaridades pueden creer que todo vale. Para eso no estamos. Basta ya de asesinatos y basta ya de barbaridades. Todo no vale.

FOTO: Imagen de archivo de una mujer en una concentración en contra de la violencia machista. EFE/Villar López/Archivo EFE/Villar López/Archivo

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